martes, 29 de octubre de 2013

From my blonde mind: La Única Alternativa.

He descubierto algo; me gusta jugar a cosas de nenes. Y lo que es más, a ellos, en general, eso no parece que les moleste demasiado. A algunos puede sorprenderlos, otros lo aceptan como algo natural y, los menos, se sienten un poco incómodos pero aún queda tiempo para que puedan cambiar de opinión.

Hace no mucho, unos nenes me dejaron  que tocará su cajón de los juguetes. «No deben estar están muy cuerdos pensé», no, no lo están pero en eso reside su encanto. Yo creo que se divierten diciendo: «Deja que conduzca la rubia a ver qué pasa».

El caso es que, mientras trasteaba por aquí y por allá, me encontré con una carpeta en un servidor, y en ella había una idea. Era una idea buena, una idea que se había quedado en el cascarón en espera de que alguien se acordase de ella. La idea y yo nos miramos, ella pedía a gañidos raros una oportunidad y a mí me quedaban libres un par de horas al día que estaba desperdiciando en eso de dormir.

La idea me dio pena al principio, ahí toda canija y con las escamas pegadas a la cabeza gorda y despeinada, pero me hizo recordar otros tiempos. Me vi trasportada a un pasado de fotocopias en blanco y negro,  maquetación de tijeras y pegamento de barra, dibujos escaneados y tardes enteras de grapar hojas.
La nostalgia es un arma poderosa, solo hay que ver todos los revivals de series de dibujos de los 80 que aparecen ahora, y eso terminó por convencerme.

Cogí  la idea entre las manos y ella dijo: «Griki» emocionada (también aprovechó y se cagó, algo que suele pasar) y yo, que poseo un corazón frágil y tierno de mujer, dije:
―Te llamaré LÚA

Y Lúa abrió un pico muy grande porque tenía hambre.

Las ideas necesitan alimento para crecer y desarrollarse, y piden carne humana que cubra de músculo sus alas membranosas para así cobrar fuerzas que la permitan  al fin alzar el tan ansiado vuelo que las colocará en el aire como leviatanes que dominen el cielo.
«¿Quién me ayudaría a criar a Lúa?» Me pregunté

 Elegí la la banda sonora de Misión Imposible para que me indujese al trance  (es la música más mejor para mirar fichas) y tiré de mi base de datos.

Necesitaba espadas templadas en el fragor de la batalla, a mercenarios de probado valor, a soldados fieles que no conociesen el miedo, hoplitas capaces de solapar su escudo junto al mío y hacer temblar el corazón de la adversidad.

Misión Imposible se terminó y la nostalgia, que es muy cabrona, provocó que me decantará por el opening de Dragones y Mazmorras: yo el bárbaro, tú el arquero, acróbata, magos y  el caballero.
Invoqué los nombres desde mi galería de sombras y me llena de orgullo decir que casi ninguno de los  solicitados se negó a cruzar el Rubicón a mi lado. Algunos vinieron acompañados de colaboradores de otras aventuras, otros me sorprendieron al cederme su filo de manera incondicional.  Pero del apoyo de mis leales de siempre nunca había dudado. La tinta puede llegar a unir tanto como la sangre.

Ya tenía mi equipo, ahora íbamos a hacer LÚA, una publicación de periodicidad bimestral enfocada al ocio y la cultura alternativa. Hablaremos de cómic, de cine, de literatura, de videojuegos. Iremos a parajes remotos para buscar referentes poco explotados de los mismos, nos adentraremos en talleres artesano que subsisten hoy en día y trataremos sobre todo lo que os gusta y nos interesa.
Caminamos hacia un mundo fantástico pero llenos de seres extraños, como toda revista en soporte físico nuestros dos principales enemigos son la publicidad y la distribución. La Asociación de Vendedores de Prensa de Madrid nos ha prestado el grimorio de sus consejos y apoyo para hacer frente a estos dos titanes, pero no nos vendrán mal vituallas en nuestra odisea, así que si queréis ser sponsor de LÚA o punto de venta asociado, enviadnos un cuervo sin dudarlo.
―Es una misión suicida ―se escucha al paso de nuestro variopinto grupo por aldeas, poblados y puestos avanzados― ¡una revista en papel en el tiempo del pixel, del blog, de Amazon y con la que está cayendo! ¡Necios que desafían a los dioses!
  Necios, puede, y también es posible que no todos lleguemos al monte del Destino, puede que nos sumerjamos de cabeza en las Termópilas, o  que Skynet consiga infiltrase en la resistencia, quizás este sea nuestro Álamo, pero contemplo el panorama de mi alrededor y creo, sé, que somos La Única Alternativa.

Miro a quienes me acompañan y les muestro mi máscara de batalla para que no vean el miedo en mi cara.
Una voz tocada por el humo me hace recordar:
―Ya te lo he dicho otras veces, So; si un equipo de trabajo no funciona, el culpable es quien lo ha montado.
―Lo sé, nene.
― ¿Cómo va el tuyo?
―Como un puto tiro.
―Entonces el mérito es suyo.

Danzo en la oscuridad para  allanar el camino.
Algo entre mis dedos  aletea. Siento su calor y alzo los brazos. Alas de cuero cortan el aire.



LÚA comienza su vuelo en diciembre del 2013.
Cualquier ayuda será una estrella que ayude en su viaje.
Podéis mandar vuestros mail, preguntas, dudas o ideas a info@bylua.com



miércoles, 23 de octubre de 2013

¿Galletas de la suerte? Pullmantur: Despido colectivo

¿Galletas de la suerte? Pullmantur: Despido colectivo
Buenos días: Hace un tiempo que no me veis en estos lares, pero las cuatro rubias y la otra morena me han dado permiso y me han cedido su espacio para que cuelgue esta entrada que apareció en mi blog el viernes pasado.
No es divertida, ni agradable pero es cierta. 
Muchas gracias por leerla y, sobre todo, por compartirla. 
Un beso muy grande.

Me llamo Alicia Pérez Gil y en este momento aún trabajo en Pullmantur. Me han recomendado que no haga esto, que no escriba en internet, con mi nombre, acerca del proceso de despido colectivo que ha comenzado en mi empresa. Me dicen que cuando esto termine tendré que buscar otro empleo y que la huella en la red es peligrosa. Comprendo el consejo y lo agradezco. Sin embargo mis prioridades son dos: dormir por las noches y hacerle frente sin sonrojo a los espejos; es decir, que mi conciencia esté tranquila y mi cara no me provoque vergüenza. Así que aquí estoy, haciendo lo único que sé hacer: escribo.
Llevo cinco años, casi seis, trabajando como secretaria del director financiero en esta compañía. Durante ese tiempo, el comité de dirección ha tomado decisiones con las que no he estado de acuerdo. Algunas de ellas me han parecido inhumanas y descarnadas. Sin embargo, esto es una empresa y su función no es cuidar de sus empleados, sino obtener beneficios. Por ese motivo estamos en esta situación.
El presidente de Pullmantur y los hombres y mujeres a su cargo han decidido que deben obtener mayores beneficios de esta empresa. Para ello han iniciado un proceso de despido colectivo. Es decir, con el objetivo de ganar más dinero, echan a la calle a un número aún indeterminado de personas.
Voy a decirlo un poco más claro: los directores de Pullmantur van a despedir al mayor número de personas posible al precio más bajo posible. Eso es un despido colectivo. No les importa la situación personal de cada uno. Les trae sin cuidado que el sueldo que cercenen sea el único que entra en una casa, o que acaben de nacer bebés, o que mis compañeros no puedan pagar las universidades de sus hijos, o que se destruyan lazos interpersonales forjados durante años.Y no les importa porque no debe importarles. No es su labor.
Algunos de mis compañeros no han comprendido esto: que en este despido colectivo (como en otros) los trabajadores somos material de desecho del que siete hombres y mujeres se desprenden a precio de saldo. Somos las rebajas. Nos despiden y no quieren pagarnos lo que es nuestro. Yo sólo llevo aquí 5 años, pero otros llevan 10, 15 o 30. Y todos los que salgamos por la puerta dentro de 30 o 40 días, lo haremos con una mano delante y otra detrás. Salvo que plantemos cara. Y puede que ni aún con esas.
La negociación aún no ha comenzado, pero ya hay presiones a trabajadores y a representantes de los trabajadores. Amenazas. Algunos de nosotros tememos ir a la huelga porque eso nos señalará directamente como elementos hostiles. Pero no pueden hacernos nada más de lo que ya nos han hecho. Ya nos han colocado en la casilla de salida. Ya nos han quitado el trabajo. No podemos tener miedo a que ocurra algo que ya ha ocurrido.
Por eso no comprendo las reacciones de temor cuando se filtra que estamos cabreando a la empresa con el orden del día de nuestra asamblea, que habla de una huelga ¿Es que nos importa que la empresa se enfade? ¿Es que somos niños asustados ante unos padres severos? Nos despiden sin pagarnos lo que hemos trabajado ¿Y nos preocupa que se pongan nerviosos?
No tenemos nada que Pullmantur desee conservar. Sólo podemos inclinar la balanza de nuestro lado si usamos nuestra fuerza de trabajo como moneda de cambio, si convocamos huelgas y, cuando y como proceda, siempre dentro de la legalidad,  las llevamos a cabo. Si nuestros directores necesitaran de nosotros algo más no nos despedirían. Si les doliese un despido colectivo no lo efectuarían. No nos dejemos engañar: nos tiran al contenedor y pretenden robarnos. En nuestra mano está regalarles nuestro tiempo y nuestro trabajo, esas dos cosas por las que no están dispuestos a pagar.
Porque el objetivo de una empresa es obtener beneficios.
Y la obligación de un trabajador estafado es reclamar lo que le pertenece.
Compartid la entrada. Esto ocurre en tantas empresas y el miedo es tan insidioso, que quizá haga falta a otros compañeros, a otros trabajadores. Yo estoy con todos.

lunes, 14 de octubre de 2013

La Mota rosa: QuiérOme mucho: una novela para "practicar"



Ingredientes
-Un litro de exasperación.

-Cuarto y mitad de abusones alrededor de tu vida, tiñendo tu pasado de inolvidables momentos de sacrificio por el bien ajeno.

-Dos cucharadas de intención de mejorar.

-Una pizca de apoyo moral (valen las amigas, las de verdad, algún pariente lúcido y desinteresado, un coach majete y similares. Abstenerse sucedáneos de "amiguísimas" que sacan tajada de tu no saber decir NO y las envidiosas. Esas siempre sobran).

-Un espejo.

-Una ramita de hierbabuena, jazmín o algún olor que te encante. Llevártela a las narices te valdrá como método de relajación cuando vayas a caer de nuevo en el servilismo más ingrato. Te hará sonreír para cuando tengas que pronunciar la gran frase: "lo siento, NO puedo".

Preparación
No saber decir "NO", nunca, a nadie, por nada, nos convierte en nuestros peores enemigos. Terminamos siendo esclavos de los deseos de los demás y curiosamente, en lugar de ganarnos su afecto, a la larga, aunque lo disfracen con apariencia de cariño, perdemos por entero su respeto.
Una lástima, ¿no? Curioso, el mundo este donde nos ha tocado vivir. Desconozco quién crea y marca las reglas pero las han hecho bien, ¿eh? Han sido certeros a la hora de conseguir lo que pretendían, que vaguemos por las calles como zombies medio huecos, desesperadamente obsesionados con lo que NO tenemos, ansiosos de amor ajeno y reconocimiento social. Tal destructivo sentimiento nos lleva, en brazos, al consumo compulsivo, a privarnos de comer con tal de acceder al último modelo de telefonía móvil o pantalla de plasma 3D. Para poder contarlo (me olvidaba de lo más importante) o exhibirlo (en persona o en los patéticos muros de las redes sociales). Si somos cool nos querrán. ¿A que sí?

Hay variantes de este "mendigueo". Cuando no se tiene suficiente dinero o empatía con los cachivaches electrónicos, algunas personas se convierten en felpudo de los demás, tratan con ansia de hacerlos felices, con tal de que los aprecien. Uno queda reducido a un punto invisible al final de la fila, sacrificarse por el bien ajeno no es ningún problema y los intereses de otros se anteponen a los nuestros.

Así nace lo que no es otra cosa que una anomalía psicológica basada en una autoestima débil (o inexistente) y mermada: no saber decir NO, ser pasto de los abusones.

El primer paso en la curación es IDENTIFICAR lo que ocurre. Saber qué tipo de persona ATRAEMOS con nuestra energía. Aceptar que el DESAGRADECIMIENTO que obtenemos en pago de nuestros sacrificios, no es culpa nuestra.
El segundo paso es aprender a QUERERNOS. Nosotros. A VALORARNOS. Nosotros. Que el reconocimiento no llegue de fuera, que no nos sintamos valiosos, buenas personas, atractivos o majos solo porque alguien se digne a piropearnos. El sentimiento de que LO SOMOS debe provenir del interior y ser espontáneo y reflejo. No depender del halago ni del afecto ajeno nos hará LIBRES.
El tercer paso, trazar nuestro camino hacia nuestras metas. Las nuestras. Nuestros objetivos, no los de los demás. Podemos hacer pausas, altos en el camino para reforzar lazos de amistad, apoyar a otro, pero procuraremos que nuestras acciones no vayan en detrimento de nuestros propios intereses.


Eso no es ser egoístas, es saber quererse y quererse bien.

He visto a tanta gente desgraciada por este motivo que quise dedicarle un libro al problema. Si estáis interesados, "QuiérOme mucho" (Editorial Versátil) puede haceros pasar un buen rato de reflexiones y distracción.
Besos y hasta la próxima.

miércoles, 2 de octubre de 2013

¿Qué hacer antes de losn 30? No me llames princesa





Hoy dos de octubre de 2013, sale a la luz (y a la venta por un euro –¡que me lo quitan de las manos!-) mi nuevo trabajo literario «No me llames princesa» del Grupo Planeta (¡Ayyyy qué ilu!), en su sello romántico y digital Zafiro.

¡Ahhhhhhhhhh vuestra rubita taconera sigue alucinando!

―¡Cuenta, cuenta!

¡Síiiii! Pues que me he decido a contar la verdadera historia, y a todos los que me acompañasteis hace más de un año en estas aventuras treintañeras os encontrareis por fin con mi ex…
¿Os acordáis que comencé como una loca despechada con el corazón roto?
Sigo igual solo que mi corazón esta sanito (o eso creo) gracias a mi José, que también aparece…

―¡Qué dices! ¿Y las taconeras?

¡Oye, las taconeras no podían aparecer así de golpe todas, sería un puntazo, eso es cierto, pero respeté la intimidad de sus nombres, aunque me parece que una se me ha colado…
Y también no podía firmar con mi nombre por ello me decidí por Katia ¿Qué os parece?

―¿Katia? 

El nombre de un personaje es algo serio, trascendental, yo por ejemplo le pregunté a mi hija de cuatro años, ¿qué nombre te gusta? Y ella dijo: Cristina. Pues mi mente voló, y rebuscó en recuerdos (Cristina no me molaba) hasta que llegué a la conclusión que Cristina es el nombre de mi compañera de trabajo que tiene un gato de nombre Katia (Katia-cat), ¡y zas! nuestra rubita quedó bautizada como tal.

―¿Y José entonces?

También aparece “San” José con su escena peculiar cuando lo conoce, no sé si al final terminará cayendo en sus redes pero el revolcón se lo debe…

Bueno gente linda que me habéis acompañado en cada hazaña, carcajada y perdonado mis errores, una vez más cuento con vosotros…

Si queréis saber toda la verdad de mi rubita antes de llegar a “Con un par de tacones” esta es vuestra novela.

Gracias a todos por hacerlo posible

So, Regina, Alicia, Karol e Irene: ¡Gracias de corazón! 


Ficha técnica

Título: No me llames princesa
Autora: Connie Jett
Editorial: Grupo Planeta – Sello Zafiro
Fecha de publicación: 02/10/2013
Idioma: Español
ISBN: 978-84-08-12050-6
Código: 10035725
Presentación: ePub
Colección: Chik lit




Sinopsis

Katia es una mujer moderna e independiente, diseñadora de ropa infantil y una apasionada de los tacones. Su vida es perfecta hasta que tiene la mala suerte de enamorarse del hombre equivocado, su jefe, quien le hace perder la cabeza y también el trabajo.
Con la autoestima por los suelos decide tomarse un año sabático, reinventándose en una mujer dispuesta a todo, y aunque sus decisiones no serán del todo acertadas, el destino le brindará una nueva oportunidad... ¿Volverá a confiar en el amor?
«Un relato fresco y desenfadado, con un estilo muy apasionado y cercano al lector.»


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