jueves, 9 de agosto de 2012

Encuentro en tacones. Una cita a cuatro manos.


 Parte I


— Respira dentro de la bolsa, despacio… despacio… Oíd, chicas, creo que esto no funciona, Irene está cada vez más pálida— decía Karol mientras le acariciaba el pelo a la rubia.
Irene, sentada en el escalón de un portal, intentaba recuperar el aliento, nerviosa a causa de la tardanza de sus amigas que, con más de media hora de retraso, la estaban ocasionando un ataque de ansiedad además de ponerla de los nervios.  
— Venga nena, no seas así, llevas más de cinco años esperando que llegue este día y ahora lo vas a fastidiar todo por no poder controlar la situación. Aún faltan unos minutos para que empiece y estamos a punto de entrar, ya lo verás— la consolaba Connie sin dejar de mirar la calle a su derecha, impaciente de ver aparecer a So y Regina.
— Jamás entenderé  que la gente se ponga así por un simple…— no le dio tiempo a terminar la frase a Alicia, que gracias a las miradas de furia y aviso de Connie y Karol, cerró el pico de inmediato.
— Sé que pensáis que soy idiota— dijo Irene sacando la cara de la bolsa de plástico un momento— pero entended que para mí es muy importante este día… No podremos entrar a tiempo y…— la pobre chica empezó a híper ventilar de nuevo.
— En serio, si sigues así, lo que vas a conseguir es que tengamos que ir a un hospital. Ya vale, tranquilízate y respira profundamente, dentro de unos minutos le tendrás frente a ti y estarás riéndote de lo tonta que has sido— la intentaba convencer Karol.
— No, llegaremos tarde y no me dejarán entrar, y no podré verlo, y no podré…
— Buenoooo, ahora viene el llanto, solo nos faltaba esto. Pero, ¿dónde se han metido estas guarras? Ni siquiera me cogen el teléfono, será mejor que llame a casa a ver si es que no se han enterado bien de la hora. “Mira que me extraña, es de lo único que hemos estado hablado en los últimos tres meses…”— dijo en voz baja Alicia mientras marcaba las teclas del móvil por enésima vez.
Los hipos de Irene se escuchaban en toda la calle del centro de Madrid, los viandantes miraban a las cuatro muchachas vestidas de noche con sus pantalones ajustados y camisetas escotadas, mientras ellas intentaban no pensar en el dolor de pies que les ocasionaban sus zapatos de tacón vertiginoso.
— Creo que ya las veo venir— dijo Connie con una radiante sonrisa, mientras apretaba con fuerza la mano de Irene.
— Menos mal, porque son ellas las que tienen las entradas, mira que dejártelas en el baño…— dijo Alicia a la rubia de rimel corrido.
— Si es que estoy muy nerviosa y no me di cuenta y no sabía si había cogido todo y… menos mal que han llegado. Seguro que no podemos entrar, ya habrán cerrado las puertas.
— ¿Qué coño está pasando aquí? He tenido que desconectar el móvil, mira que sois pesadas, eh— decía So levantando una ceja y ladeando la cabeza al ver el estado de Irene.
— ¡Yo la mato!
La compungida rubia se abalanzó sobre So, preparada para agarrarle del cuello y estrangularla allí mismo, pero el resto de amigas la sujetaron y tranquilizaron un poco.
— Deja los asesinatos para más tarde que así no entraremos nunca, te perderás el principio—mediaba Karol quitando hierro al asunto.
— Con la que está cayendo y gastarnos este dineral para darte el gusto, nena. ¿Es que no sabes cómo está el país? — Pinchaba Regina a la ya atormentada Irene.
— Ey, no me toques las políticas, que te hago un Ling Quán con ouija incluida, pasando por el vudú con reducción de cabeza a lo Jíbaro.
— Cómo está esta hoy ¿no? No hay quién te tosa, nena— se reía Regina mientras meditaba qué era un Ling Quán.
— Pues hemos tardado, además de para recoger las entradas que TÚ misma te habías dejado en casa, para traerte una pequeña sorpresa. Una, que tiene sus contactos— aclaraba So al tiempo que sacaba varias tarjetas del bolsillo.
Todas concentraron la mirada en aquellos papeles, viendo estupefactas sus fotos impresas en el cartón plastificado. Irene se lanzó, esta vez sin que a nadie le diera tiempo a parar sus pasos, contra So, que sorprendida se echó un paso hacía atrás, para después sentir las tetas de Irene aplastarse contra las suyas.
— Queréis dejar el folleteo para más tarde, al final no veremos empezar el concierto de los cojones— decía Alicia separando a las rubias.
Las seis amigas, tras retocarse el maquillaje y colocarse las tarjetas identificativas en el pecho, con andares de mujer fatal y cuerpos enfundados en trajes ceñidos y sexys, se acercaron a la taquilla del auditorio. Al parecer, el adolescente que les atendió no tenía intención de poner ninguna objeción para que entraran fuera de hora.
Una vez estuvieron en la pista central, fueron empujando sin miramientos a todo aquel que se les ponía por delante, encabezando el grupo de féminas una Irene con cara de pocos amigos, a la que nadie le negó el paso por miedo a ser descuartizados cruelmente.
Llegaron a las vallas de contención en cuestión de minutos y justo cuando las luces atenuaron el local, ya estaban preparadas para ver el mejor y más esperado concierto, el del increíble guitarrista y cantante Jack White.
— No sé qué nos permitirán hacer estas tarjetas, pero yo a éste me lo como hoy.
So miró cómplice a Connie y le dijo al oído:
— No te lo vas a creer, pero me parece que Irene se ha puesto el tanga comestible que le regalé el otro día. 




Parte II    (Por Jordi M. Novas)



Irene alzó el cuello y se contorsionó mirando cada rincón del escenario. Alicia dijo:
— Tranquila, chica, ya estamos dentro...
— ¡Tssss! — Respondió Irene.
Las luces seguían apagadas y nadie salía al escenario. Pasaron unos tres minutos y las luces se volvieron a encender. Volvió la música ambiente.
— ¡Eeeeeeeh! — Gritó Irene con enfado, contagiando a las primeras filas.
Karol la rodeó con el brazo;
— Tranquila, será algún imprevisto, pero seguro que sale ya...
— Vaya nochecita con la rubia... — murmuró Alicia para sí misma.
Connie, So y Regina comentaban algo que Irene no podía oír, y sonreían. Hablaban de cualquier otro tema. Cualquier otra cosa que no tenía que ver con que Jack White seguía entre bastidores y no se sabía por qué aún no había salido. Irene se llevó las manos a la cara y notó cómo volvía el llanto.
— Ha pasado algo— le dijo a Karol—, ha pasado algo y van a suspender el concierto y...
— Nooooo — gritó Karol, sonriendo, intentando tranquilizarla—, ni que fuera tu primer concierto, nena..., a veces se retrasan, es así... No pasa nada, ya verás.
Los minutos pasaban y la gente comenzaba a inquietarse de verdad. Irene no podía dejar de llorar y nadie podía hacer nada por consolarla.  
Un chico de la primera fila se acercó a hablar con ella.
— ¿Por qué lloras? — Le preguntó, gritando por encima de la música ambiente y los silbidos indignados.
— ¡No lloro! — Gritó Irene.
— Sí llora... — murmuró Alicia.
— ¡Tssssss! — Ésta era Karol. Connie, So y Regina miraban hacia el escenario y vigilaban a los chicos que tenían cerca.
— ¡No estoy llorando! — Gritó Irene varias veces.
— Pues tienes lágrimas... Deberías consultarlo. Mi abuela tenía lo mismo, tienen que mirarte el conducto lagrimal, porque es muy incómodo. Ella, mi abuela, estaba siempre con la cara empapada de lágrimas y...
— Perdona— le interrumpió Karol—, de verdad, es que ella hoy no quiere... ella solo quiere ver el concierto.
— Vale, bueno, pero yo podría darle el número de un oftalmólogo muy bueno, porque...
— ¡No estoy llorando, joder!
— Ya, a eso mismo me refiero, creo que...
— Vale, basta... — interrumpió Connie—, chaval, ¿puedes dejarnos en paz? Solo queremos ver el concierto, a nuestra amiga no le pasa nada. Gracias.
— ¡Mierda! — Gritó So—  mierda mierda mierda... creo que se me ha roto un tacón...
— Os dije que hoy no era buena idea lo de los tacones dijo Regina.
— Bueno, yo conozco a un zapatero... si queréis... — dijo el tipo. Todas se quedaron mirándole. Era un muchacho de unos veinticinco años. Camiseta de los Strokes. El flequillo le tapaba uno de los ojos.
— ¿Puedes…Dejarnos…EnPaz? —  Dijo alto y claro Karol, clavando una mirada esmeralda y asesina en el ojo del muchacho. El chaval se dio la vuelta, escrutó a su alrededor, seguramente buscando otros grupos, otras mujeres, echó andar entre la gente.
Irene veía borroso por las lágrimas.
— Puto indie cíclope... — dijo Alicia bien alto.
Justo entonces las luces se volvieron a apagar. Irene gritó y comenzó a dar saltos de emoción. Las primeras filas enloquecían. Las chicas se apretaron entre ellas, quisieran o no, por la ola de empujones que se provocaban desde las filas de más atrás.
Todo a oscuras...
...y nada. Al cabo de apenas treinta segundos, las luces se volvieron a encender. Esa vez la bronca del público fue atronadora.
— ¡Noooooooooooooo! — Gritó Irene.
Un par de chicas de unos veinte años la vieron y se les contagió el llanto.
— Menuda noche me vais a dar— murmuró Karol—… entre todas.
So tenía el tacón de su zapato derecho en su mano ídem. Lo guardó en el bolso. Connie se quejaba de los empujones. Regina y Alicia resoplaban. El ambiente estaba realmente caldeado. Irene ya ni tan siquiera lloraba, hundía la cabeza en el pecho de Karol, que la rodeaba con el brazo derecho.
Ya hacía una hora que debía haber empezado el concierto. Las chicas se miraban serias entre sí; algunas otras, cercanas al grupo, lloraban aún contagiadas por el llanto anterior de Irene.
Entonces, ya sin avivar conversaciones ni gritos, las luces se volvieron a apagar. Esta vez se notó un murmullo de desconfianza en las primeras filas. Ya nadie esperaba nada bueno.
Cuando algunas personas comenzaban a hablar de marcharse a casa, en la tela blanca que había en la parte trasera del escenario comenzó a atisbarse una imagen, algo muy raro. Como una proyección de cine.
Pero no había proyector alguno para eso, nadie podía ver rayos de luz que llegaran desde la mesa de control. En la imagen se veía al público de frente, el mismo público que miraba, como enfocado desde una parte alta de la estructura del escenario, con la diferencia de que en la imagen todos botaban al sonido de Black Math, uno de los temas de Jack White, que la gente presente y consternada que miraba a la pantalla solo podía oír por un hilo de audio que salía de los bafles. Estaban todos viéndose a ellos mismos. E incluso se veía a Jack White con su banda en lo más bajo del encuadre. Todos dándolo todo. Acuclillando los ojos, las chicas en tacones, pudieron verse a sí mismas bailando o saltando, apretujadas pero felices y disfrutando en la primera fila. Porque en efecto hacía una hora que debía haber empezado el concierto. Cosa que parecía haber hecho, pero no donde estaban ellas. Es decir ellas ellas...
Todo el mundo miraba con la boca abierta.
— Veréis, esto... esto podría tener una explicación — dijo el tipo raro, el de antes, el Indie Cíclope, que había vuelto—, de hecho se ha comprobado matemáticamente la existencia de varias dimensiones...
La imagen de la tela desapareció de golpe. Una voz por megafonía anunciaba que el señor White estaba indispuesto y que se cancelaba el concierto, etc. Todos empezaron a desfilar, totalmente desconcertados, también las chicas, y el tipo, que fue tras ellas.
— Según la física cuántica, todo se basa en probabilidades — seguía diciendo Cíclope— , en la teoría de los strings; según eso hay ciertas realidades paralelas que se rigen por las mismas reglas... o sea, que quizá alguien ha alterado el pasado, ha creado una bifurcación, y en otra realidad el concierto se está haciendo, pero aquí no... Lo que hemos visto podría ser una de esas realidades paralelas y...
— Tío— le interrumpió Irene, muy cabreada, tajante, cortante como jamás ninguna de sus amigas la había visto— hoy nadie va a follar contigo. Acéptalo.


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No os perdáis mañana viernes "¿Qué hacer antes de los 30?" de Connie Jett.

25 comentarios:

  1. He pegao tal carcajada con la frase final de Irene (que ade+ estaba yo metido en el papel) que acabo de despertar a mis vecinos!

    Espero que el relato se quede en eso, en un relato.

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    1. Pues espero, ESPERO!!, que tengas razón y que este final solo quede en la imaginación y lo ficticio, porque como no pueda ver a mi Jack en la vida real, creo que quemaré alguna que otra sala de conciertos jejejeje Muchas gracias mi rana por pasarte y comentar, sabía yo que lo del tanga te iba a gustar, pídele perdón de mi parte a tus vecinos ^^ Besos cariño mío!!!!!!

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  2. Jajajajajaja me ha pasado lo mismo!! Me has pillado desprevenida, tan concentrada estaba yo con lo de las múltiples dimensiones (tema que por cierto me chifla). ¡Malaaaaaa!
    ¿Y qué pasó luego? ¿Remató Cíclope en alguna otra linea temporal?

    R.Roman

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    1. Si es que este Jordi es la caña, mira que hacerme de perder el concierto, porque escribe como un artista, que si no me lo como y todo jejejeje ^^ Un beso mi cielooooo, que me alegra mucho que te ahya gustado, te adoro mi Regiiiiiiiiii

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  3. La leche¡¡¡ Eres la leche, jajajajajajaj, que berrinche.. un relato genial, he podido sentir el agobio de llegar tarde y después que tú ídolo no cantase... ¡jo! que bueno... un beso.

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    1. Ya ves Oscura, si es que me ha dejado con las ganas el dichoso Jack, pero ya lo pillaré ya, que este no se me escapa nena jejejejej Un beso amor y gracias por pasarte y leer, vales muuuucho cielo mío :D

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  4. y tanto berrinche por ver a un tío???? y eso del final?? muy mal!! muy mal!! ya sabes... prescripción medica, mínimo uno al día!!! así que ya sabes!! llamameee!!!

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    1. Alex, yo si quieres le doy tu telefono al cíclope, jejejje (broma broma) :PPPP Pues hay una tercera parte que ya enseñaré, donde no contenta de que acabara a así la hisotria me voy con mi pase plastificada a los camerinos del susodicho y ...... eso en próximas ediciones jajajaj
      Un beso cielo mío y muchas gracias por venir a vernos, siempre es un placer verte por aquí :D

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  5. Pobre Irene eso de no poder disfrutar de su concierto debe ser feo!!!! jeje... Aunque mejor dicho pobre Karol que termino consolando una amiga, soportando a otra con un tacón roto y al Cíclope... jejej Muy bueno, una reverencia a las escritoras

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    1. Guapísimaaaaaaaa, muchas gracias por leer y comentar, pues la verdad es que sí, aquí la sufridora es Karol que ojo que día le hice pasar, y el resto de mis chicas, mis amores, que las he llebado arrastras jejejeje Un beso guapa y feliz día :D

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  6. Irene!!!!! ¡Queremos una tercera parte!!! Esta bien, te dejamos, cuéntalo todo...
    Me encanto también tener a un invitado de lujo "hombre" por aquí, ¿se ha puesto tacones la escribir? jijiji, muchas gracias y bienvenido!

    ¡Relato exquisito! Te quiero dar un abrazote Irene, que se me quedó sin concierto...

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    1. Yo si que te quiero nena, no te haces una idea de cuánto ^^ Y me alegro inmensamente que te gusten mis idas de pinza, ya estoy deseando que llegue esta noche para deborar tu entrada ^^ Un beso cariño, que vales muuuucho :D

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    1. Muchas gracias mi vida por pasarte, si es que te tengo siempre conmigo, un besote muy fuerte guapetona!!!!!!

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  8. ¡jajajajaja!
    Muy bueno, nena. Como siempre.

    Me mosquea salir tan yo, te lo juro. Me mosquea mucho... Igual en alguna línea espaciotemporal rara me tienes vigilá.

    Y flipante lo bien que encajan las dos partes. Te ha pillado muy bien el hilo, este colaborador tuyo ¿eh?

    Más. Quiero másssssssssss

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    1. Creo que contigo encontré a otra hermana siamesa separada al nacer, como con Karol, jejejeje Que ya te conozco hasta el punto de ponerte palabras en la boca jejejej Me alegra mucho que te haya gustado cielo, y el concierto de verdad es el día 1 de septiembre, que está basado en hechos reales y futuros (espero que no con ese final) jajajaja Así que si te apuntas, encantada de que me acompañes, prometo no llorar (bueno, no, no lo prometo porque seguro que lo incumplo) pero al menos prometo no ser muy coñazo jejejeje Un beso mi cielo, te quiero mi Aliiiiiiiiiiiii :D

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  9. jajajaja que risas! cómo me he divertido con el relato! esta genial, vaya que si.
    un beso!

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  10. Gracias mi Doc por venir a leernos, ya sabes que el tema del relato de hoy me toca la fibra jejejej Un beso cielo y feliz día!!!!!!!!!!!!!!!! Guapo madre :D

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  11. Me ha encantado, divertido, muy bueno, pero he leido que no acaba aqui hay tercera parte??¡¡¡ La esperamos.

    Besoss guapa¡¡¡

    PD me encanta el diseño del blog.

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    1. Hola preciosidad, pues no, no habrá tercera parte, que mis ideas suelen ir con fecha de caducidad jejejej Pero te prometo que en la próxima tambien habrá sorpresas ^^ Un beso muy muy fuerte, me alegra mucho que te guste nuestro rinconcito :D

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  12. Yo no sé, pero insisto en que esa rubia vive dentro de mi cabeza... jajajaj:D
    Me he visto a mí y a todas las demás en este concierto, lo he sentido en mis carnes (cuando te metiste la cara en mi escote para moquear y eso...^^), he sufrido contigo, y a mis chicas y sus tacones las tengo ahí, clavadas en el alma... :D

    Y ese final con invitado especial, ¡no podía haber sido mejor! Pedazo fichaje para esa aventura cinematográfico taconera que has hecho, ¡ese Jordi!

    Eso sí, mira que dejarnos sin concierto... venganza, querido amigo, venganza... ;D

    Ainss que te como toa, que te quiero con locura mi Ireeee^^

    PD: a ver si le quedó claro ya al pesao que no va a mojar, y punto!!

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    1. Pero si ya sabes que nos separaron al nacer, tengo todos los datos y archivos recopilados dentro de la cabeza ^^ jejeje Un beso mi vida entera, ains..... que te como toa nenaaaaaa

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  13. Pobre, con lo que nos esforzamos en parecer interesantes, y una contestación como esa. Eres cruel, Irene :D

    Un abrazo, pese a todo ;)

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    1. Sabes qué pasa mi Explorador, que ese chico que estaba todo pesado no eras tú, ains.... si eso llegara a pasar, no te dejo ir ni con agua caliente!!!!!
      Y es que hay que entenderlo, yo ahí toda triste y enfadada por no poder ver a mi Jack (mejor que tú no sabe nadie lo que le quiero) y el tío venga que venga con la abuela, si es que además he sido muy cortes jejejejje
      besos mi Explorador, que te adoro y me encanta verte por aquí, guapoooooooooooo

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    2. Sí, es peligroso marear la perdiz mientras tu piensas en tu Jack ;)

      Me encanta leeros a todas, y a ti especialmente también. Gracias por la diversión :) ¡Un abrazo!

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