Me encanta la ropa. Seguir
las tendencias; ojear revistas; ir de tiendas y comprobar que, en realidad,
como bien decía mi abuela —reafirmando lo que antes le contaba a ella su madre—
la moda es un enorme baúl de los recuerdos en el que, cuando nos cansamos de
aquello que hasta hace dos días era lo más y ahora ha sido sustituido por otra
cosa, pasamos de lo in a lo out en un suspiro. Todo está inventado.
Pues bien, lo que deja de
ser tendencia lo metemos en nuestro arcón y, pasado un tiempo, comprobamos que
si lo sacamos en sentido inverso a como fue cayendo, ¿qué pasa? Pues que vuelve
a estar, —como a su vez me argumentaba mi madre para convencerme de que
reutilizase todos esos vestidos que a ella tanto le gustaron y tantos buenos
recuerdos traían a su memoria— de rabiosa actualidad.
Yo me quejaba, lo quería
todo nuevo y ahora mato por alguno de esos denominados vintage. La vida es
irónica y nos hace replantearnos muchos de los principios que acuñamos en
nuestra primera juventud a medida que trascurre el tiempo y aprendes a combinar
colores y diferenciar entre maquillaje de día y de noche.
Aquello que juramos que
nunca nos pondríamos y odiaríamos hasta la muerte, lo vemos en las tiendas
según va pasando la temporada; nos sentimos tentadas por esas prendas de los
escaparates o porque lo llevan otras nenas y pensamos: “Jo, pues que mona va la
jodía con su faldita de cuadros o con sus pantalones de pana.” o lo que se
tercie en cada momento, y los prejuicios desaparecen.
Tus imperativos categóricos
se tambalean; la arena del reloj va cayendo y esperas que cada grano te deje
algo de sabiduría en su descenso. Sabiduría tuya, no reciclada de consejos de
otras ¿eh?
Empiezas a replantearte la
cuestión, de forma tímida al principio: “Bueno por un pañuelito con estampado
de leopardo no pasa nada, es pequeño y apenas se ve.” Lo pruebas y un hormigueo
te recorre la espalda: “Pero que cuki voy yo con mi selva colgada del cuello a
lo Ava Gardner… no, perdón quiero decir… como la Beyonce.”
Una cosa lleva a la otra y
cuando te quieres dar cuenta acabas pareciendo Daryl Hannah en “El Clan del Oso
Cavernario” o Grace Kelly en “Mogambo”.
Las ancianas damas tenían
razón y tú te sientes idiota por haber apostado por la lycra en colores flúor
durante cinco años.
Y qué decir de las camisas
tomadas prestadas de nuestro chico, como Agelina en esa famosa escena de “Señor
y Señora Smith” —cuando después de partirse la cara a gusto con el Brat Pitt,
ambos, ya reconciliados, toman zumo en vasos rotos que podrían rebanarles los
labios en un pispás— ella va toda sexy con la camisa de él como única
vestimenta y recuerdas que, bastantes años antes, Jane Fonda despedía a otro
macizo muy similar (Robert Reford) ataviada de la misma manera en “Descalzos
por el Parque”. Los referentes del pasado regresan para burlarse de ti y tu
supermodernidad trendy.
“Pero no, que yo no me
parezco a esas que son de mundo viejuno, yo estoy divina como la Kate Moss en
la Vogue. Total actually babe.” Alegas por orgullo y cabezonería mientras las
abuelas y las madres —y seguro que también las bisabuelas desde las tumbas— se
sonríen, por no partirse a carcajada limpia, pensando: “Te lo dijimos. La moda
es como un vestidor donde todo lo que metes acaba saliendo, tú dale tiempo y
verás. Yo ya anduve con esos zapatos nena.”
Pero en la vida, al igual
que en las tendencias, nadie escarmienta en cabeza ajena, se necesita tiempo y
perspectiva para comprender que más sabe el diablo por viejo que por diablo y
que, muchas de las cosas que juraste: “Yo no haré o no seré así”, bueno, pues
al final acabas siendo exactamente así y haciendo lo mismo que las generaciones
que te preceden, que te miran con paciencia mientras las posteriores lo hacen
con vergüenza ajena mal disimulada. Es tan antiguo como el mundo, tú renegaste
de tus padres y tus hijos renegarán de ti.
Que le
vamos a hacer, habrá que aceptarlo en silencio y velarlo con el epíteto
socorrido de “alternative tendence”.
Aunque en la soledad de las
abluciones nocturnas, de leche desmaquilladora y crema antiarrugas, puedes
intentar reafirmarte en tus ideas propias y tu visión personal de la moda y
decir en voz alta:
—Que no, que no, que yo no
soy como la Claudette Colbert en “Sucedió una Noche”, soy como la Fox cuando va
a los Oscars.
Eso sí, la que está en el
espejo y que te conoce mejor que tú misma, añadirá:
“Porfa, porfa, abuela,
claudico, pero regálame tu cartera de pitón que tú ya no la usas.”
Esto iba de trapos ¿Verdad?
Mañana arranca el consultorio de Regina Roman “La Mota Rosa”. Vuestras preguntas a info@reginaroman.com
Suerte que has hecho un guiño a los nenes con lo de nuestras camisas (que por cierto os sientan de maravilla, sobre todo a las que teneis piernas) porque me encontraba perdido en la historia de la moda cíclica esa, será porque yo no salgo del negro y azul marino. Las únicas modas que recuerdo fueron las hombreras y los pantalones de campana, y en ambos casos ya ha llovido dos diluvios por lo menos. Eso si, lo del diablo viejo lo tengo clarinete, y no es porque tenga canas ni mis amigos me llamen Mefisto.
ResponderEliminarTienes más razón que un santo, querida mía. Todo lo que sube baja, lo que va vuelve. Pero como los armarios son chiquitos y nuestra ambición "ropera" grande, no tiene cabida todo lo que quisiéramos; guardar para luego rescatar, se convierte en utopía. Genial tu entrada. Besotes muchos!!!!
ResponderEliminarR.Roman
¡¡Excelente So!!! Y mu' cierto, a veces guardas algo que dices esto seguro vuelve y lo que en realidad vuelve ya no te cabe o lo regalaste ¡boba soy!, pero por suerte existe nuestro gran empresario español que copia las grandes tendencias a precios de pequeñas nóminas y eso ayuda!!!
ResponderEliminarY que nuestras mamis, abus, bises, tienen razón no había dudas, las mujeres somos sabias y no, por viejas...
besos mi reina
jajjajajajja!! me he partido de risa!! que razón más grande!!! ahora entiendo porque las mujeres tenéis esos armarios inmensos llenos de ropa zapatos!! para la posterioridad!! jajjajajaja!!
ResponderEliminarVenga..comentario extraño que lanzo. Como soy profe de mates resulta que la "moda" es un parámetro estadístico, de forma que si en este blog de loas 100 que hay más o menos 99 llevan cada uno un pañuelo diferente, pero dos de ellos llevan el mismo resulta que ese es "la moda". En realidad la moda es que cada uno vaya a su estilo,. pero no, la moda es ese pañuelo leopardo de turno jejeje.
ResponderEliminarEl otro día se me partieron las gafas. Drama porque no veo tres en un burro, así que tiré de las gafas que llevo en el coche para cumplir con la ley. Unas gafas de hace 15 años, grandes, de pasta...horribles jajaja y al llegar al cole me dicen que si menudas gafas "chulas", ... a "la moda". Me muero de risa.
Así que.. pongámonos lo que queramos, y si le gusta a más de un conocido o amigo lo mismo somos creadores de moda.
Me ha encantado So.
Besos
Manu Tomas
Plas, plas, plas, plas :)
Eliminarjajaja sabía que habría cachondeo con esto :P
EliminarNo, no. Que yo te paludo desde la más sincera sinceridad.
Eliminarllevemos lo que queramos y que les den a las matemáticas... ¿O no era eso?
:P
Aplaudo*
ResponderEliminarSo, amo el vintage, y volver a veces hace bien... otras muy mal, eso es lo que tiene la moda para gustos colores, aún espero que vuelvan los pantalones campanas!!!
ResponderEliminarUn beso chicas sois las mejores!!! os conocí por connie, pero ya os quiero a todas!
Que sí, que sí; un +10 a esas chicas que se ponen las camisas de ellos :D
ResponderEliminarEstoy con Marcos Dk! Por cierto, me has hecho ganas de leerme de nuevo el Clan del oso Cavernario y me has recordado un chiste buenísimo con la palabra "Mogambo". En cuanto a lo de la sabiduria y reconocerle a las madres que tienen razón de vez en cuando y esas cosas... yo también lo llevo mal. jajjaj! XD
ResponderEliminarSoooo.... lo primero, blogger me odia, eso es un hecho... siguiendo con ello, que comento y no me salen los comentarios, menos mal que lo he revisado...
ResponderEliminarasí que, a ver si me acuerdo el pedazo relato que te había puesto el otro día, sino, ya sabes, aquí va mi desvarío:
¡esa es mi rubia pá tó!
Tendencias a parte, creo que los gustos no cambian y lo que es hermoso, lo es con el paso del tiempo igualmente. A mí la moda no es mi fuerte (yo soy más de camisetas robadas después de la reconciliación, quién tuviera a mister Pitt...) a lo que iba, uno tiene que estar a gusto con lo que lleva, y, yo personalmente, me decanto por lo que me apetezca ese día...:D
Genial, mi amazona number one, ¡eres la caña!
Besosssssss
Muy buena entrada So, aunque yo y la moda estemos reñidas, debo ser casi la una mujer del mundo que pasa como tres pueblos de ella :p eso, o será que el efecto del paso de los años que le cambian el bendito cuerpo a una y una de dos o te matas para estar estupendísima como a los 20 o pasas de todo y te escondes XD lo bien se estaba cuando podías zamparte una tableta de chocolate y no notar los efectos en ningún lado...
ResponderEliminarMadreeeeeee, mira que me jode a mí eso de tener el armario atestado, pero creo que es la única manera de tener ropa sin que parezca que voy a ir desnuda, al final siempre nos ponemos lo mismo, lastimica que me doy jajajaj Muy buena mi diosa ^^ Besossssssssss que vales mil :PP
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