Alicia puso un pie en el suelo y,
cuál fue su sorpresa, al darse cuenta de que tenía los tacones puestos. El
golpe seco que produjo el taco metálico en la tarima, la dejó descolocada “¿Me
he acostado con la ropa puesta?” Pensó por un segundo.
Se incorporó por completo y
contempló su reflejo en el gran espejo de su habitación.
— ¡¿Qué coño es esto?!
Parecía que los ojos se le iban a
salir de las cuencas a causa del asombro, tuvo que taparse la boca para no dar
un grito a pleno pulmón.
Frente a ella se exhibía la
imagen de una Alicia cambiada por completo. Llevaba unos tacones plateados y
brillantes, su morena melena estaba adornada con dos coletitas a ambos lados de
la cabeza, y vestía un ceñido mono de cuero rosa con cinturón a juego con los
zapatos, uno de los trajes más provocativos que había visto jamás. Ella no se
había puesto aquel atuendo antes de acostarse.
Se acercó al espejo un poco más,
quería comprobar qué era aquello raro que observaba en su rostro.
— No puede ser, pero… pero… ¡¿Qué
me ha pasado?!
Alicia comprobó estupefacta que
sus ojos habían cambiado, ya no eran esos grandes y expresivos que siempre la acompañaban,
ahora los tenía rasgados, del mismo color pero con una forma diferente.
— ¡Ostras! ¡Pero si soy china!
Salió de la habitación corriendo
(todo lo que podía correr con aquellos tacones de vértigo) y al cruzar la
puerta, descubrió que su atuendo y sus ojos no eran lo único que había
cambiado.
— ¡Chicas, despertad, por favor,
venid ahora mismo! — Gritaba desesperada sin poder mover los pies del suelo,
como si se le hubiesen quedado soldados a la madera.
So, medio zombie y tambaleándose
por el pasillo salió a su encuentro, restregándose los ojos y bostezando
incontroladamente.
— ¿Qué coño pasa? Nena, que
necesito dormir, esta semana será un caos en el trabajo.
— ¡Ay va! Pero, ¿tú te has visto
que pintas tienes? — Decía Alicia a su compañera de piso.
— No recuerdo haberme acostado
vestida, pero no sería la primera vez que… ¡¿Qué cojones es esto?! — Gritaba
So, mientras se tocaba y miraba las puntas del pelo.
— ¿Vosotras también? — Decía en
ese instante Irene que llegaba corriendo y con cara de susto al salón.
So miró a Irene con su pelo
moreno y sus ojos achinados, dándose cuenta en ese instante de que a Alicia le
pasaba lo mismo en la cara y, temiendo que fuese algo colectivo, se fue a mirar
al espejo.
Todas las chicas se reunieron en
la habitación. Todas tenían las mismas pintas: trajes rosados y pelo teñido de
moreno, sin contar que a todas se les había puesto cara asiática.
— Esto no tiene puta gracia, ¿qué
hiciste anoche Regina? — Voceaba So mientras se tocaba los ojos y parpadeaba
rápidamente frente al espejo de la entrada.
— ¿Yo? ¿Por qué yo? No he hecho nada.
La broma del tinte mientras dormíais fue una tontería; menudo follón. Te juro
que estoy tan sorprendida como tú.
— Pues quiero mi pelo exactamente
como antes. Me ha costado mucho dejarme ese color rubio tan bonito. ¡Mierda!
¿Qué leches ha pasado aquí? — Seguía So, mientras intentaba buscar mentalmente
una explicación.
— Oye, pues a mí me queda genial,
estos ojos resaltan mis pómulos y el color moreno de mi pelo no ha cambiado,
pero está más brillante que antes— Contestaba, para sorpresa de todas, Karol.
Las seis amigas deambulaban
taconeando por la estancia, haciendo aspavientos y sin creer lo que les estaba
pasando.
De repente, un golpe fuerte impactó
contra la ventana. Se quedaron paralizadas en el acto y, como por arte de magia,
el ventanal se abrió, dejando paso a una ventisca que las hizo tener que
sujetarse a lo que más cerca tuviesen.
La ventana se hizo cada vez más
grande, arrancándose trozos del marco y la pared, hasta que todo el panel salió
despedido por los aires, succionando también a las seis mujeres que, con
aquellos tacones, no podían sostenerse y aguantar la fuerza del aire.
Ninguna de ellas sabía qué era lo
que estaba pasando, acababan de ser tragadas por una especie de agujero negro.
Despertaron dentro de una
habitación llena de espejos y carritos con barras de las que colgaban infinidad
de coloridos vestidos.
— ¿Dónde estamos? — Preguntó
Connie, mientras seguía sin creerse lo que reflejaba el espejo de uno de los
tocadores.
— Parece el tocador de una
artista— dijo Regina manoseando los vestidos expuestos y perfectamente
planchados.
— Esto es muy raro chicas, yo
estoy acojonada del todo. Nos han cambiado la cara y el pelo, nos han vestido
como putillas del futuro, y para colmo, estamos encerradas en un sitio que no
había visto en mi vida. ¿Podéis oír la música vosotras? — Preguntó Alicia
mientras intentaba girar el pomo de la única puerta que tenía la habitación.
Nada más terminar de decir
aquella frase, unos golpes en la puerta sobresaltaron a las chicas, y una voz
grave se escuchó tras ella.
— ¿Preparadas? Os quedan cinco
minutos para salir.
— ¿Salir? ¿Dónde? Esto no me
gusta ni un pelo. ¿Qué coño está pasando aquí? — Dijo Irene mientras se
agarraba a Connie de la cintura.
— Tomadlo como un juego, yo es
que me parto de la risa, ¡parecemos las Spice Girl!
Todas miraron a Karol
entrecerrando los ojos un poco más, hasta convertirlos en pequeños arañazos en
sus rostros.
— La Karolita se nos ha vuelto
loca de remate. Miradla, pero si está todo feliz con eso de que nos hayan
secuestrado— decía Alicia, que no dejaba de girar y girar el pomo de la puerta
y dar golpes para abrirla.
— Les voy a poner una denuncia
que se les van a caer los huevos al suelo. ¡Quiero mi pelo exactamente como
estaba antes! — Reivindicaba So toda enfadada.
La puerta del vestuario se abrió
de golpe y Alicia cayó al suelo, dando con el culo sobre unos trajes tirados en
él.
Seis chicos vestidos de traje
chaqueta y guapísimos, las miraban con cara de asombro.
— ¿Todavía sin terminar,
señoritas? Los fans las esperan y si no salen pronto tirarán el escenario
abajo— dijo uno de ellos al tiempo que ayudaba a Alicia a incorporarse.
Alicia se quedó mirándole
fijamente, solo le faltaba el hilo de baba colgando de la comisura. El chaval
era muy guapo y sexy, y ella intentaba recordar cómo era eso de respirar.
Las chicas dejaron las
preocupaciones ipso facto, mientras seguían, sin saber muy bien dónde, a los
modelos de Armani que avanzaban por pasillos largos y estrechos. La música se
escuchaba cada vez más alta, y cada uno de ellos ofreció a las seis amigas su
brazo para salir a escena, juntos y agarrados.
So miraba al chaval que le había
tocado, sin duda un hombre de los que salen en las portadas de las más
estilosas revistas, pero internamente no podía sacarse de la cabeza su cambio
de look. No le gustaba llevar el pelo oscuro.
Connie, sonrojada, intentaba
apoyarse en el hombre para no caerse de los tacones, mientras él le regalaba
sonrisas que escondían otra clase de acercamiento.
Alicia había dejado de pensar
hacía rato, el moreno que le acompañaba la sujetaba de la cintura y le decía
palabras cariñosas al oído, infundiéndole confianza, al tiempo que le
preguntaba mil veces si se había hecho daño, disculpándose por ser el culpable
de su caída.
Regina intentaba no mirar a su
acompañante, sabía que la estaba comiendo con la mirada, pero prefería ignorar ese
detalle. Sabía que no se podría controlar de haber un acercamiento más íntimo.
Irene pasó la mano derecha por la
cintura del rubio a su lado. Él apretó el agarre un poco más y capturó su mano,
deslizándola por la espalda hasta llegar a sus glúteos. En esos momentos, la
estrenada morena, estaba feliz sintiendo la firmeza de aquel hombre bajo su
palma.
Karol sintió el aliento de su
compañero en el cuello y, sin dejar de sonreír, le agarró de la mandíbula y le
plantó un morreo en la boca, que él recibió encantado. Andar de aquella manera
era complicado, pero ella estaba segura de que debía aprovechar el sueño antes
de despertar de la fantasía.
Unos minutos después, todas las
parejas llegaron a un amplio y luminoso escenario, donde los focos cegaban las
miradas achinadas de las seis amigas. La preocupación entró en sus organismos y
algunas de ellas empezaron a recular, dando marcha atrás para no salir a lo que
les esperase allí fuera. La cosa no pintaba bien.
— Mira guapo, no sé qué se espera
de nosotras, pero no tenemos ni idea de cantar, te lo aseguro— dijo Alicia al
hombre que le acompañaba.
— Lo haréis perfectamente, como
en los últimos diez conciertos, ya lo verás. Y cuando termines te estaré
esperando, cariño— el chico le guiñó un ojo y le dio un pequeño beso en los
labios.
Al parecer, su “amistad” era
mucho más intensa de lo que se imaginó Alicia en un primer momento. Alentada
por aquel hombre, sacó pecho y se dirigió hacía sus compañeras, que la miraron
estupefactas.
— Ni se te ocurra decir lo que
estás pensando, guapa— dijo So con cara de pocos amigos.
— ¿Qué? Yo estoy con ella, vamos
a dar caña a esta gente, será divertido— contestó Karol mientras se colocaba
las tetas dentro del traje de cuero.
— Yo no canto ni en la ducha, ¿queréis
que nos tiren piedras o algo así? — Contraatacó Irene mientras seguía
manoseando al chaval.
— Creo que me voy a hacer pis de
los nervios, vámonos a casa, por favor— decía Connie a punto de llorar.
— Chicos… ¡empujad! — Ordenó
Alicia, y los hombres arrastraron a las seis morenas a la pista central del
auditorio.
Las voces empezaron a sonar
solas, y ellas, aturdidas, intentaban seguir con los labios el tono de la
canción. El play back estaba funcionando perfectamente. Nadie se daba cuenta de
que ellas no cantaban; cuando llegaba el estribillo mostraban la cara al
público y alardeaban de entonar correctamente las canciones, en el resto de la
melodía, se daban la vuelta o se ponían a bailar con los chicos, que las
manejaban como a marionetas de trapo por todo el escenario.
Después de cinco canciones, y un
baile muy sensual de Karol sobre una de las plataformas más altas, terminó lo
que les había parecido el concierto más largo de sus vidas.
Se despidieron del millar de
personas que había congregadas, Alicia incluso tiró varias botellas de agua al
público que, exaltados, agradecían el gesto de sus divas.
Los apuestos caballeros las
acompañaron de vuelta al camerino, y tras varias efusivas despedidas por parte
de Irene, Karol, Regina y Alicia, se alejaron prometiendo volver pasada una
hora.
— Le voy a dar a este lo suyo y
lo de su tía— decía Karol mientras se refrescaba en el baño del camerino.
— Si os digo las burradas que me
ha dicho en mío al oído, mojáis las bragas nenas. Además está como un queso, ufff.....—
resopló Irene, que esperaba para usar el baño.
— ¡Que me quiero ir de aquí ya! —
Gritó So.
En ese momento la pared de los
tocadores empezó a temblar, como había pasado en el salón de su casa. Todas
miraban atónitas el movimiento de las luces y el explotar de ciertas bombillas.
El muro se empezó a resquebrajar por diferentes partes hasta formar un agujero
negro que se lo iba tragando todo: los vestidos con sus perchas, los utensilios
sobre el tocador, hasta las butacas que, soldadas al suelo, fueron arrancadas
de cuajo.
Algunas de ellas se sujetaban con
uñas y dientes a todo lo que podían e intentaban avanzar hacía la puerta de
salida, pero Connie y So, las empujaron con fuerza dentro del torbellino, hasta
que no quedó ninguna.
***
Alicia despertó cubierta de un
sudor frío y pegajoso, le costaba respirar y sentía presión en el pecho. Cerró
los ojos con fuerza y en cuanto recordó lo que había soñado, se incorporó con
rapidez de la cama. Estaba vestida con su pijama de ovejitas azules y no
llevaba los tacones puestos, sus ojos en el espejo eran como siempre los había
tenido y, sin poder evitar trastabillar por la habitación, salió fuera para
contarles a sus compañeras de piso lo que había soñado.
Allí estaban ya todas reunidas,
exceptuando a So, que aún se encontraba en su cuarto.
— No os vais a creer lo que he
soñado. ¡Joder! Si es que ha sido tan real que me dan escalofríos.
— ¿Qué, monos rosas y ceñidos
conjuntados con ojos asiáticos? — Preguntó levantando una ceja Irene.
— ¡Ostras! ¿Vosotras también?
— Sí guapa, nosotras también,
llevamos aquí un rato intentando encontrar una explicación. Supongo que tener
sueños en grupo es algo que no pasa habitualmente. Vaya sueñecito que nos hemos marcado— decía Regina mientras
consolaba a Karol, que lloraba sentada en el sillón.
— ¿Y a esa qué le pasa? —
Preguntó Alicia señalando a Karol con el dedo.
— ¡Yo quería mi regalito! Aquel
morenazo de ojos azules me dijo que tenía un regalo para mí. ¡Quiero mi
regaloooo!
— No te pongas así, que ha sido
bastante divertido, además hemos recuperado nuestro color de pelo y forma de
ojos. Está bien como experiencia, pero prefiero verme como hasta ahora. Mi peor
sueño fue la vez en la que me convertí en hombre, con la verga más grande que podáis
imaginar. En el sueño iba al cuarto de baño y no podía hacer pis porque no me
cabía la cosa por ningún lado. Aquello sí que fue sufrimiento… Lo de hoy… echaré
de menos al “melocomoconropapuesta” que me ha tocado.
— Venga chicas, que ha estado muy
bien, una experiencia extraña pero divertida, jaja— rió Regina dando un cachete
en el brazo a Connie, que no había sonreído en todo el rato.
— ¿Divertido? ¡Que quiero ser
rubia! — Gritó So, al tiempo que entraba en el salón, con su forma de ojos de vuelta
a la normalidad, y un esplendido y
brillante color negro en su pelo.
Y mañana viernes no te puedes perder "¿Qué hacer antes de los 30?" Con Connie Jett.
Jo..., tía..., osea..., que vaya historias te sacas de la cocorota..., si por poco voy y me pongo a gritar "yo tambien quiero ser rubia!".
ResponderEliminarPero que mala malita malosa que eres, que vas y volveis todas despues del concierto pero ANTES de lo que prometía ser una juerga de las que no se pueden contar.
Till next week, preciosa!
Bueno mi ranita, es que ya sabes que estoy más payá que pacá ;PPPP jejejejejej pero me alegro mucho que te haya gustado mi historieta (lo de después te lo cuento por privado que luego todo se sabe) jejeje
EliminarUn besote cielo mío y nos vemos la semana que viene ^^ Guapo!!!!!!
Irene es genial esta entrada, me parece fantabulosamagicañera!!!! Menudo viaje!!!! me encató, me encantó, Felicitaciones y toca volver a celebrar y beber de lo mismo!!!!
ResponderEliminarBesos mi cielo!!!! Chapó!
Gran palabras esa de fantabulosamagicañera, no sé si me acordaré de reproducirla tan bien dicha en próximas veces, pero me la apunto jejejeje Tú si que eres la caña limonera nena, que me has dejado muerta con el intrusismo en esa boda, ains... que te como toaaaaaaaaa :D
Eliminarjajajajaja que risas
ResponderEliminarmuy, muy divertido. Te los curras de lo lindo, vaya que si.
Un besazo, irene
Mil gracias mi Doc, si es que tenía la idea metida en la cabeza desde hace tiempo, siempre me resultó interesante saber qué se siente al ser una delgaducha y pequeña chinita, ahora ya me he quedado más tranquila ^^ Un beso mi chico :D
Eliminar
ResponderEliminarOich... qué ansiosa ansiedad por volver a ser rubia y normal. Lo de participar en un concierto me ha encantado y que sea en play-back y no haya que esforzarse mucho, más todavía. Bravo por ese sueño tan realista, hermana. Si te digo que hasta yo me lo he creído...
Regina Roman
Cómo no te lo vas a creer con lo bien que nos lo pasamos, que las despedidas con los chicos he omitido detalles pero fueron colosales!!! jejejeje Un beso mi Regi, si es que no puedo escoger a mejores compañeras de juegos ^^
EliminarJajajajajajajaja.
ResponderEliminarNo la había leído antes. Me encantaaaaa. De china no me veo, pero de Spice Girl, claro que sí.
Me ha encantado, rubia. Y que sepas que a veces me pongo coletillas. Jajajajajaja
Eeeeeeehhhh!!! Yo quiero esa fotaza de mi Ali con coletitas, estaré petandote el mail hasta que me la mandes jejejjeje Me alegro un montón que te haya gustado mi cielo, un beso de los grandes y que dejan marca, guapaaaaaaaaa!!!!!!
Eliminarjajajajajajajaja!! Buenísima entrada!! Os voy siguiendo a todas y sois cada una mejor que la anterior!! Enhorabuena, chicas!!!!
ResponderEliminarJoo, muchas gracias Montse, me alegra muchísimo que te haya gustado nuestra pequeña aventura, a saber en qué lios nos metemos la semana que viene jejejeje Un beso corazón y gracias por dejarme unas palabritas, eres un amor!!!!
EliminarMuy graciosa, aunque no sé si tus compañeras perdonarán que dejases de contar su historia cuando llegaba el premio xD Estás mejor así que de asiática, seguro. Y vaya hombretones que te pides siempre ;)
ResponderEliminarUn abrazo :)
Bua, esos hombretones es por dar caché al relato, a mí ya sabes que me gustan en la vida real mucho más veridicos y manejables, si se tienen que romper estos cuando les vayas a hacer lo de.... jejejjejej Un beso mi Explorador, que guay que te haya gustado mi historia, ya sabes que tengo una mente muy extraña, y que conste que no estaba dopada cuando lo escribí jejejeej
EliminarJajajaja, como me alegro de haber descubierto este sitio, no lo sabía, como llevo una temporada desconectado...
ResponderEliminarCómo me gustan tus textos, doctora. Es buenísimo, totalmente lisérgico. Eso sí, siento que os quedaseis sin la guinda de la tarta ;)
Besos.
Mi Julioooooooooo!!!! Jo que alegría me ha dado verte por aquí, ya sabes que yo en agosto tambien estoy desconectada, hoy he pasado por aquí unos minutitos para poder contestaros a todos jejejeje Y que bien que te guste nuestro rincón, te puedo asegurar que todas y cada una de las entradas son inmejorables, mis compañeras son las mejores del mundo mundial ^^ Menudo grupo que he tenido la suerte de encontrar :DD
EliminarBesos mi vida y pasa un verano estupendo, que te lo mereces todo cariño :D
Juas juas juas que buenaaaa XD
ResponderEliminarMuchísimas gracias mi Leila, como siempre es un placer enorme verte por aquí y me alegra mucho que te guste mi ida de pinza de esta semana ^^ Un beso muy fuerte corazón!!!
EliminarHola irene enhorabuena por esta iniciativa de compartir tus historias.
ResponderEliminarMuchas gracias corazón, me alegra que te haya gustado, eres un sol ^^ besossssss
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