Después de proyectos fallidos, de catarros que te inutilizan
las neuronas, de algún que otro pedo en ocasiones poco acertadas, saber que tu
vecina del quinto ya no usa condón y pronto te regalará noches de ensueño y berridos
cojonudos, algún que otro premio en el palo de un polo, escuchar como rugen tus
tripas mientras miras la tarta de manzana que no probarás, escupir para arriba
pensando que la gravedad hoy ha cambiado de idea, que te engañen con
manipulaciones y falsas identidades, desertar de la clase de baile porque
tienes una ampolla en el dedo pequeño del pie derecho por llevar unos tacones que
no te tenías que haber puesto para esa boda a la que no tenías que haber ido
(respira que no había comas), escribir una carta tres mil veces y borrarla
antes de enviarla porque sabes que la respuesta, si hubiera o hubiese, no te va
ha gustar, calentar por decimoquinta vez la sopa del cuenco, a sabiendas que
terminarás tirándola por el retrete porque ya está incomestible, pero sigues calentándola,
sigues observando cómo hace burbujitas el líquido amarillento y reseco en los
bordes, y sigues riéndote como una idiota cuando una de esas burbujas salpica
contra la puerta del microondas, tocarte ese grano del moflete que tenía que
haberse curado hace días, pero ahí sigue el cabrón, meter el cepillo en tu pelo
y saber que va ha doler, que dolerá mucho, que sentirás los folículos capilares
quejarse y alguno dejará que el pelo se quede para siempre entre las cedras del
peine ¡que cabrón el puto enredo!
Salir a la calle vestida de la Princesa Leia
y no saber si llevas el traje de esclava o el de princesa, lo único que tienes
claro es que vas en plan comando, así, sin braguitas y con el escaso pelo de la
depilación brasileña que te has hecho, sintiendo el airecito al andar
despreocupada, quizás deberías tomar algo de chocolate, del dulce, no del otro,
o mejor todavía, quizás deberías llamar a tus amigas y dejar de ser tan
gilipollas, echarte unas risas con un par o docenas de margaritas de esos con
sal en el borde de la copa, que te da asco, pero sin la sal no es lo mismo, reírte
de quien use calcetines blancos con zapatos de vestir negros, o de ese
subnormal que miraba tu escote mientras babeaba en el autobús mientras respiraba
pausadamente y te decía: si fueses un bombón…. Hay piropos que merecen hostias
a mano abierta. Puede que luego de un rato consigas explicarle a tu amigo que
no tienes internet, aunque él se obstine en decir que es imposible porque la
conversación que tenéis es por chat (hay hombres que no se enteran de la tostá),
hasta puede que así sin querer, ni poder remediarlo, consigas escribir una
historia con la que la gente se divierta y no tenga dolor de cabeza durante una
semana, cosa que dudo, pero lo mismo hasta te sale bien y todo, la vida es tan
extraña a veces…. Ahora que conseguiste poner orden dentro de tu armario de
tres puertas lleno de ropa que te queda grande, como el traje de Rosa de España
en la última gala de operación Triunfo, sabrás que detrás de toda esa ropa
pasada de moda está el camisón de tu noche de bodas, ese que jamás estrenaste
porque para lo que iba a durar es mejor no estropearlo, o te des cuenta de que
los tickets que guardas de la feria del año pasado no sirven para la feria de
este año, más que nada porque lo más seguro es que los de los cochecitos no
sean las mismas personas, pero conservas la ilusión de poderte montar con tu
prima la de Cuenca, a la que demasiadas veces le han puesto mirando para su
dulce hogar.
Será mejor que desconectes de una vez el calefactor, hay ocasiones
en las que el aire frío mejora un poco la capacidad neuronal, y tú en estos
momentos necesitas una buena dosis de electrochoque para colocar todas esas
ideas absurdas que pasan por tu cabeza, hasta la obstinación que tienes últimamente
con eso de soñar con espaguetis, en serio, que no es bueno ni recomendable, ya
se fue, ya no está, ya nada quedó de aquellos días en los que el gato frente a
tu ventana restregaba el lomo por la repisa y te guiñaba un ojo con picardía, ah,
no, que no era un gato. Pues eso, que mejor contar todos los imanes de la
nevera y tirar a tomar por culo la sopa eyaculada, me están empezando a dar
arcadas de solo mirarla, que asco por favor, mira que hay que tener valor para
volver a dar a la teclita de calentar, estás enferma.
Sí, definitivamente, estoy enferma…. Y sin Internet, Enjuto
Mojamuto!!!!!!
si es que lo de eyacular en la sopa no podía traer cosas buenas rubia
ResponderEliminarLa fiebre hace estragos en cualquier persona normal, imagina en alguien que muy normal de antemano no es O.o Jejeje Un besote muy fuerte Manu y gracias por leer mis chorradas!!!!!!
Eliminarjajajajaja eres la caña Irene!!!! me parto contigo, un beso preciosa y sí la vida es mu extraña...
ResponderEliminarJajaja, que buena no??? osea me parto con tu post, pero luego más me meo con el tipo ese que me dice que soy gilipollas jajaja. OStia si a la peña le falta una horná....jajajjaa- Saludos.
ResponderEliminarSi es que hasta escribiendo por escribir "te se va" la pinza una jartá y te queda una historia de lo más zumbá :-)
ResponderEliminarHola linda!
ResponderEliminarY es extraño, a veces no nos damos cuenta de lo tanto que tiene la vida cuando sientes que no est{as realmente en la vida, como cuando est{as enferma.
Saludos!