lunes, 13 de mayo de 2013

From my blonde mind: El conejo.


He conocido a un nene que se disfraza de conejo por internet. Los conejos en internet proliferan mucho,  Vogue ha sacado un especial, que es muy jodido y cabrón, sobre belleza 3.0; da mucho asco por muchas cosas que no vienen a cuento y trae cuatro páginas (ahí es ná) con sus fotos sobre el look de los conejos. Destacan cuatro tipos: brasileño, americano, playboy y Hollywood . También hace  una reflexión sobre el gozo en el goce y la cantidad de pelo superviviente. Pero, volvamos al nene conejo.

Este nene hace cosas con letras. Su jagtag (pollo flema cada vez que pronuncio esto) es @CorrectorEditor y este es su blog http://correccionesyeditores.blogspot.com.es/ . Ha trabajado para varias editoriales y se gana los garbanzos, la banda ancha y los slips apretaos como escritor negro, escritor de otros colores y corrector.
También hace experimentos de seguidores en redes sociales, publi y visibilidad 3.0 de esa (el eterno retorno me lleva a hablar otra vez de conejos depilados pero me contendré); en Facebook escribe cosas. Él dice que en plan profesional utiliza el Twiter, pero en Face se refleja la actividad en el otro lado y yo leo sus cosas. Como todo el mundo, dice chorradas de la envergadura de pechos de austriaco- germánicas, pero, es que eso es lo normal en las personas humanas, lo raro es que de vez en cuando nos salga algo interesante que decir. El nene conejo tiene sus momentos, según sus palabras, sobre todo de noche en la que tiene el fuaaaaa, el flow, la party y la sabrosura (bueno, va esto lo digo yo). Muchas no las entiendo por lo de ser rubia pero otras sí y molan.

Hablando con él creo que los dos conclusionamos que es mejor comprarse una furgoneta para hacer portes que dedicarse a las letras. A ver, puntualizo, si quieres tener la riñonada bien, escribe, pero si quieres comprar un par de litros de leche y un paquete de pan de molde sin corteza, haz lo de la furgoneta.

Hay mucha gente ahora mismo que escribe, por desgracia tiene tiempo libre y esto de juntar letras parece que no pero mola, así que han hecho sus cuentos, sus novelas y sus cositas y han decidido que esto merece la pena ser leído y comercializado y que ellos como autores pues tienen derecho a una retribución que se sume a la prestación de desempleo o al sueldo este de hambre al que vamos en el siglo XXI.

Hay en el imaginario popular una falsa instantánea del escritor como un triunfador  que sostiene en la diestra
billetes morados, en la siniestra modelos de biquinis semidesnudas (sí y de Hollywood), alfombra roja bajo los pies y espejos de ropero adornados de rayas de nívea pureza y ácida ambrosia. Esto es una mierda de esas que nos han vendido y que se refuerza cuando Kent Follet viene al Corte Inglés todo guapetón, bien comido y conjuntando los colores.

Escribiendo en español y siendo comercializado en España es muy complicado comer de escribir libros, mucho más de escribir tus libros y los que tú quieres escribir. Hay muchos factores que influyen en esto y van desde que aquí vamos por el Gran Hermano edición 14, que las editoriales tiene más miedo que Justin Bieber recogiendo una pastilla de jabón y que las distribuidoras, pues se dedican a sus cosas de SL y les importa el aplicador de un tampax la literatura en sí y miran sus cifras. Hay mercado, hay una industria (con sus pros y contras) pero el burro no tira más de la noria de lo que lo hace y quitando a cuatro muy buenos, con mucha suerte o con una editorial bien lustrosa que les hace funcionar a base de efectivo, pues el resto poco nos llevamos.

Un escritor se puede llegar a llevar un diez por ciento (hala, hala, hala) del precio de venta al público que se traduce en más o menos en 1 euro por libro. Hay que vender muuuuchos libros para que luzcan las ediciones agotadas una tras otra de nuestos super betsellers. Esa es la realidad, así que echad cuentas. No quiero desmoralizar a nadie pero es que me tiene muy preocupada esos nenes y nenas que miran el mail o el teléfono esperando que llegue ese mensaje que parece que les va a solucionar la vida. No, ojalá sea, de verdad lo espero, pero es que por mucho que  vosotros o yo lo queramos, salir con ediciones Mecuelgaelbadajo no nos va a quitar de madrugar o de no hacerlo y me temo que tampoco con casas más lustrosas de esas que tienen sillones de piel en las recepciones y que en verano están muy fríos por el aire acondicionado y te dejan los muslos helados, como sobaco muerto, si llevas falda.

Conozco a algunos escritores, novelistas sobre todo, que llevan muchos años escribiendo y publicando y que, obviando sus vicios caros y existencias llenas de excesos, pues tienen que seguir con sus curros porque han tocado techo (bajo, en plan abuhardillado) en esta profesión.
La literatura dignifica el hambre, igual que el circo dignificó lo de la cabra y los gitanos.

¿Entonces, So, qué hacemos para transformar las letras en números?
Pues… pues… no tengo ni puta idea y mira que me ha clavado lápices en el pelo, que es una cosa que me ayuda a pensar, porque yo tengo gustos y necesidades que necesitan de efectivo o de lo contrario se ponen mustios y lloran.
Peeeeeeeeeero in my blonde mind, ahí al fondo, entre los recuerdos de una barra libre de mojitos en Puerto Blanco, unos subrayados de El lobo estepario y la canción del opening de Ramma ½, parece que hay una idea.
Mónica Naranjo tuvo que salir de España para volver triunfante a recibir los oropeles de Noche de fiesta, joder da pereza, pero a la fuerza ahorcan. 


Mañana martes, Regi, sí, la Roman que os cuenta cosas en La Mota Rosa



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