viernes, 16 de noviembre de 2012

¿Qué hacer antes de los 30? Acampada o suite cinco estrellas...






Nos remontamos a la habitación de mi piso cuando comuniqué a Jóse que efectivamente publicarían mi libro.
 

Él dale que te dale, con el temita de la acampada pues lo consideraba un buen momento para sincerarnos y por fin reconciliarnos como se debe…

Mientras tanto a mí, me volvían las ganas locas de tener novio, ¡qué se te pasa el arroz! exclamaban las primeras patas de gallo que achinaban mis ojos.

Antes que nada le aclaro que prefiero un hotelito romántico, no pido un cinco estrellas con sauna, jacuzzi y en una suite; con que sea una habitación con agua caliente y que nos permita beber dos copas de vino sentados en cómodos sillones, me conformo.
 

Pero él sigue en la misma línea de mandoneo; pues que debía terminar con las hazañas ya que no hay nada más único que conectar con la naturaleza.

¡Vaya mierda de plan!

Los espacios tan libres me ahogan un poco, lo sé, no es normal, pero el inmenso horizonte y un atardecer campestre me producen sueño.

He vivido en la Toscana italiana entre campos floridos, mágicos paisajes y buen vivir, pero a mí me gusta el shopping, me gusta la gente y su barullo.
 

En fin, me decido y aunque nadie me crea lo hago por amor, un amor nuevo que me atrevo afrontar y que apuesta por mi chico Jóse.

Preparo una mochila -la del gimnasio que es lo único deportivo que tengo-  e intento convencer a mis temores que la acampada es algo positivo.
 

Jóse está saltando en una pata, tiene mil cosas planeadas se le nota en la mirada.
Vamos en el coche y el sol de domingo brilla más que nunca, por lo menos no llueve.

Todavía siento una fiesta interior por la noticia del libro, e imagino y organizo con mi mente  la presentación del sábado próximo, qué nervios.

Me hace falta relajarme, aunque lo dicho: preferiría un masaje en un colchón esponjoso.
 

Jóse hace rato que habla y yo sonrió pensando en otras cosas, para que no lo note respondo automáticamente: sí, aja, oh, ah, vale.

De repente, se me viene Yago a la cabeza y me enfado conmigo. Evito tener pensamientos subidos de tono ¡pecadora! ¡pecadora! me aúlla mi ángel de la guarda. 

Mientras imagino mis manos acariciando ese toblerone y refregándonos con chocolate todo el cuerpo.

―¡Ñam! ―Se me escapa en voz alta.

―¿Tienes hambre cielo? ―pregunta Jóse inmune a mis pensamientos sucios.

―Sí, un poco ―respondo toda colorada, aunque sigo pensando que mi próxima hazaña será un quiqui con un iron man. ¡Oye, que un cuerpo fornido y musculoso no te lo encuentras todos los días!

Llegamos al campo verde, verde y siento como mis zapatillas de lona blanca se humedecen con el barro y el rocío matutino.

Esto ya empieza mal.

―¡Venga ahora la tienda! ―apunta muy contento Jóse.

―¡Sí, qué ilu! ―respondo irónicamente.

Sonrió rápidamente para que no se lo tome a mal, cogemos lo dos una especie de tienda iglú, y recuerdo como en una publicidad la sueltan hacia arriba y la tienda cae montada sobre el césped.

La dejo caer y Jóse se parte de la risa:

―Cariño, hay que quitarla de la bolsa.

―Lo sabía, tonto. ¿Nos vamos?

Jóse no responde. Quita la tienda de la bolsa y en dos minutos la monta. Luego coloca un manta sobre el césped y saca de un bolso térmico: queso grana padano, tomatitos cherry aliñados en un tupper, dos barras de pan, una botella de vino tinto, jamón serrano y una bolsa de doritos. Me pregunto ¿cuándo compró dichos manjares?

―Almuerzo no, lo siguiente ―exclamo sorprendida.

―¡Venga princesa, que pasaremos un día genial! si quieres por la noche nos volvemos y dormimos en casa.  

―Porfa plis… ―contesto dándole besitos por toda la cara.

Después del almuerzo y que el vino gire y re gire por mis venas, nos metemos como dos adolescentes en la tienda y lo que comienza con torpes posiciones en un espacio reducido, termina con un sinfín de jadeos hasta llegar a pensar que la tienda se desmontaba y se partían las varillas.

Vencidos los dos nos dormimos una siesta, al cabo de un rato me despierto toda incomoda y hasta contracturada, ¡puff! yo no soy una  exploradora, está más que claro.

Daría un riñón por una ducha caliente ahora mismo, pensé, busco mi móvil y ¡oh, surprise! sin cobertura.  

Despierto a Jóse y le pido que volvamos a casa, ya está oscureciendo y me parece que la hazaña acampada está más que superada.

He montado una tienda, he comido, he bebido y también he dormido con quiqui pasional. ¡Más no me pidáis!

Después de dos horas de viaje escuchando a red hot chili peppers unas mil veces, subimos a mi piso.

Me encuentro a Irene con un montón de papeles, sobre la mesa, en el sofá y hasta por el suelo, la mala cara que tenía solo podían ser malas noticias.

―¿Qué ha pasado, cielo? ―pregunto mientras la abrazo.

―El cabrón nos denunció, nos denunció…

Continuará



No te pierdas mañana sábado a la fabulomegacañera mi chica y hermana taconera Karol Sacndiu (mientras que yo la estaré achuchando en Madrid). 

6 comentarios:

  1. No hay forma de que los planes sigan..y sigan..y sigan jajajaja

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  2. Epa!!! Qué final!?!? Qué habrá pasado?? Cuándo vas a poder disfrutar a full de tu Josecito, ¿EH? :)

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  3. Que manías tenéis las mujeres con el aire libre!!! Y luego nosotros tenemos que soportar esos interminables días de shopping...en fin, Jose seguramente merece más y tu claro, pensando en toblerones....madre mía! A ver si el chocolate no te da una patada al hígado ahora!!! Pero bueno, igual sabes que "te re banco"!!

    Mucha suerte en Madrid Connie, mi copia ya está en camino gracias a Yani!!
    Besote!

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  4. Pecadoraaaaa!!!!
    Pero yo me imaginaba charco con ranas y sus cantos, bichos, mosquitos... que cortita la acampada pero merció la pena.... Yo quiero uno así!!!!! De verdad!!!!
    Me ha encantado pero me has dejado kao.... os ha denunciado?????? Inesperado final como siempre.
    De camping se va con otros zapatos que no sean blancos niñaaa!!!!
    A la espera del próximo.

    BESOTES Y MUCHA SUERTE ESTE SÁBADO ;)

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  5. Un relato que fluye un poco "a saltos", seguramente para reflejar esa "contradicción con patas" de amor a Jose pero ganas de Yago pero vamos de acampada pero quiero una cama pero vaya almuerzo pero que dolor de espalda.

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  6. Jajajjaja, me guuuuuusta, aunque ahora tengo que mirar qué es eso de la denuncia, que se supone que soy yo la que te lo está contando pero debo de tener algo de alzeimer jajajaja Nena, ese quiqui a lo rapido, mal, muy mal, no ves que queremos más info :PPPP
    Un beso cielo, la ventaja de venir a leer con tanto retraso es que puedo seguir con la historia jijijiji

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