PRIMERA PARTE AQUÍ
— Oye, ¿pero tú no estabas mala?
— Le decía Alicia a Karol al verla pegar voces a la azafata del avión.
— Calla— contestó Karol mirándola
fugazmente para volver a encarar a la señorita de gorro azul— ¡Que me quiero
bajar de aquí! A ver si usted lo entiende, que tiene que dar la vuelta el avión
y llevarnos de nuevo a Madrid, porque nosotras íbamos a Acapulco y no a Sidney,
porque llevo mentalizándome de las horas de vuelo y del destino desde hace más
de un mes, porque nuestro hotel está en aquellas playas paradisíacas y no con
los canguros y el Cocodrilo Dandee, porque como no den la vuelta me pongo como
una loca a gritar hasta que me hagan caso, o pienso ponerles una demanda por
secuestro que se les van a rizar las pestañas (arcada) ¡Joder! ¿Qué no ve que
estoy mala? (Arcada seca de nuevo) ¡¡¡Que me hagan casoooo!!!
Karol terminó vomitándole a la
azafata sobre su falda excesivamente corta y siguió pegando voces con la cara más
verde que naranja de rabia.
Irene se levantó del asiento y
agarró a Karol de la cintura, intentó tranquilizarla un poco pero la morena se
le resistía, y seguía alternando las arcadas con los gritos, además de los
insultos al pasaje y los trabajadores de la línea aérea.
So, mientras, se limaba las uñas,
de todos modos estaba de acuerdo con Karol y no creía que pudiera aportar más
presión de lo que ella estaba haciendo. Alicia había desistido de meterse en el
fregado, porque sabía que cuando Karol se ponía así, no había forma humana de
tranquilizarla, Connie respiraba profundamente y miraba la cobertura de su móvil
cada dos segundos, ni siquiera sabía a quién podría llamar para solucionar el
problema, pero tocaba su agenda de contactos esperando que las rayitas de
cobertura volvieran a aparecer. Regina esperaba el cambio de guardia, en cuanto
a Irene se le acabaran las fuerzas para sujetar a Karol, ella tomaría el
relevo.
Uno de los pilotos, o quizás,
alguien con más rango dentro de la plantilla laboral, se acercó, con palabras
cariñosas le recomendó a Karol que dejara de gritar, ya que había niños en el
avión y los estaba poniendo nerviosos con la escenita.
— Uhh, ¡se lo come! Venga, venga,
¡cogedla que se lo come! — Gritó Regina acalorada.
— ¡Sí! Agarradla que…— intentó
decir So, pero fue demasiado tarde.
— ¡¡¿ESCENITA?!! ¡¡¿ESCENITA?!! ¡¡¿ESCENITA?!!
— Gritaba encolerizada Karol— ¡¿Cómo que
escenita?!
La morena taconera de más de metro
setenta se abalanzó contra el pobre hombre de traje oscuro y botones dorados,
mientras intentaba aclarar que su intención no fue en ningún momento insultar a
la dama; pero Karol estaba fuera de sí, mientras, sus amigas le sujetaban por
los brazos para que el pobre chaval no saliera muy mal parado.
Varias azafatas se acercaron por
el estrello pasillo entre los asientos, preocupadas por el ataque de pánico que
habían creado aquellas locas. Una de las chicas les dijo que si seguían comportándose
así, tendrían que encerrarlas como si fuesen delincuentes, pero lo que la
azafata no había pensado es que nuestras protagonistas podrían ponerles las
cosas mucho más difíciles aún.
Tras varios minutos de tumulto y
desorganización, un hombre alto, rubio y con una incipiente barba, se acercó a
las chicas, que hacían tapón en el pasillo del avión, por donde ni las azafatas
ni los pasajeros podían pasar.
Karol miró de reojo al nuevo incauto,
imaginando a alguien apunto del suicidio.
— ¿Qué haces tú aquí? — Preguntó atónita
Karol al reconocer al hombre con gorra de piloto de avión.
— ¿Karol? — Preguntó sorprendido
el chofer aéreo.
— Pero…pero, ¿tú qué haces aquí?
— Nena, ¿lo conoces? — Preguntó Alicia
sin quitarle los ojos de encima al tío bueno que tenía delante.
— Cuando me han contado lo
sucedido, te juro que la primera persona que se me pasó por la cabeza fuiste tú.
Vaya coincidencia.
— Por tercera vez, ¿qué haces aquí?
— Siguió Karol sin creerse todavía lo que estaba viendo.
— Bueno…— dijo éste rascándose la
cabeza— yo soy el segundo al mando y es mi trabajo. Ahora vuelo con esta compañía.
Te juro que no tenía ni idea de que volarías con nosotros. Siempre he trabajado
en vuelos largos e internacionales porque sabía que era imposible encontrarte
en ellos. Y mira por donde…
— Ahora sí que me quiero bajar. Dile
a tu compañero que dé media vuelta que yo me apeo.
— ¿Pero quién es éste, nena? — Preguntó
Irene perpleja.
— No es nadie, o mejor dicho, es
alguien que me prometió hace mucho tiempo que jamás se volvería a cruzar en
mi camino. Di que den la vuelta, Paulo, lo digo en serio.
— Preciosa, llevamos más de una
hora de vuelo y no puedo hacer eso, cuando tomemos tierra podréis volver de
regreso si os place, pero no podemos volver a Madrid.
— No me llames preciosa, no
tienes derecho ni a eso. Además, se suponía que tú no podías pisar Madrid, ¿o
es que no te acuerdas? — Bufó la morena cada vez más cabreada.
— No vivo en Madrid, solo hice
escala allí, esto no ha sido planeado.
— Me da igual si lo has planeado
o si te has caído de un guindo, pero no quiero estar en el mismo sitio que tú,
así que ve a la cabina y te quedas allí quietecito, te haces con los mandos de
esta mierda y me llevas de vuelta a Madrid. Sabes de lo que soy capaz…
— Sé perfectamente de lo que eres
capaz— contestó el aludido en tono serio.
El piloto del avión giró sobre
sus talones y empezó a caminar hacía la parte delantera del aparato, y justo cuando
iba a cruzar la puerta, ladeó la cabeza y dijo en voz alta:
— No volveremos, volaremos hacía nuestro
destino como estaba previsto. Por cierto, aún conservo aquello que te robé, es
más, lo tengo aquí en estos momentos… preciosa.
Karol dio un grito en forma de
bufido y tras varias patadas al suelo del avión, se desplomó en el asiento. La observaban
curiosos tanto sus compañeras como el resto del pasaje. Aquello parecía la
escena de una telenovela rosa.
— Maldito cabrón de mierda— dijo
entre dientes.
— Vamos a ver, nena. Ya nos estás
contando qué es lo que está pasando aquí, nos tienes con el corazón en un puño,
si hay que patearle el culo nos lo dices y le dejamos con el desperdicio de una
calabaza en Halloween— habló Irene sentada a su lado.
— Lo cierto es que no tengo
muchas ganas de hablar de ello, pero con que sepáis que ese … Gggrrr (gruñó de
nuevo)....tipo— dijo despectivamente—, hace tres años me quitó varias cosas. Una,
la más importante, la confianza en el género masculino, y la otra…os juro que
ahora mismo le mataría con mis propias manos.
— ¿Y la otra? — Apremiaron Connie
y Regina al tiempo.
— La otra seguramente la llevará
colgada al cuello; es de mi padre y… no me bajaré de este maldito avión hasta
que lo haya recuperado. A mí no me engañan dos veces seguidas. La última vez
que vi su perfecta cara de hoyuelos marcados, lo había enterrado bajo tierra de
cuello para abajo, pero esta vez le taparé hasta que no se le puedan ver ni los
estúpidos rizos rubios que le crecen en el flequillo.
— Chicas— dijo So mirando al
grupo— ya nos contará Karol todo cuando haya menos espectadores lo que le pasó
con ese tío, pero ahora… creo que tengo un plan, venid conmigo al baño.
CONTINUARÁ
Y mañana viernes no te puedes perder una entrada que nos hace volver antes de los 30 a los que ya los hemos pasado y que enseña a divertirse a los que aún no los han cumplido, nuestra Connie....imperdible!!!!
Aysss a ver si me pongo al día que voy corriendo de un lado a otro, parezco el unicornio de ayer de Karol ;) besos chicas.
ResponderEliminarHalaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarMás, rubia ¡Me quiere mássssssssss!
Parecía que iba a acabar todo en un Melendi, pero en plan con mujeres sexys, pero ahora se vuelve todo relato en sitio cerrado con grandes planes de diversión. ¡Que siga!
ResponderEliminarBesos :)
Esto se pone cada vez más misterioso. Solo falta que aparezcan las gemelas y el unicornio.
ResponderEliminarMenuda trama!! Aunque por momentos me ha dado pánico imaginar a Karol en plan asesina de pilotos... a esperar el final :D
ResponderEliminarjajajajajajaajajajajaja.... flato y tó me ha entrao...
ResponderEliminaromitiré mis pensamientos asesinos referentes a las arcadas y mi miedo (para naaaaadaaa real a volar, ejem) y dejaré también aparcado a mi rubio, digo, el rubio Paulo y...eso...
¡¡Genialísimo, reinaaa!!
A ver por dónde sacas todo eso, a ver a ver...:D
Jjejej, supongo que habrá que esperar un poquito para ver cómo salen de esta las taconeras, en especial Karol que parece que lleba la voz cantante, aunque.... quién sabe jajajajaj
ResponderEliminarUn beso para todos, os adoro y me alegra que mis locuras aereas os estén gustando JIjIJIJijijIJIJi
:DDD