Vaya par de Gemelas: De ser amigas... y de eso va la cosa

Vaya par de Gemelas: De ser amigas... y de eso va la cosa

"Para todas esas hermanas y amigas que se convierten en más que hermanas. Por cada una de vuestras sonrisas que iluminan el día..."

—¡Búscate una vida! Y de paso que sea en medio del planeta mierda, ese al que te mandé hace ya dos meses, ¡capullo!

—No sé si lo sabes, rubia, pero por mucho que grites con la boca pegada al teléfono el whatsapp aún no trasmite voz, así que no te va a oír.

—Ni lo intentes, morena, no me vas a hacer de reír.

—No intentaba hacerte reír, Jean; lo decía en serio: por mucho que le grites al teléfono, no te va a oír por el whatsapp. Creí que no lo sabías y pensabas que le estabas hablando de verdad.

—Morena, no es el mejor momento...

—Lo sé, por eso mismo te lo digo, lo mismo es que habías echado ovarios y de verdad le estabas mandado a este a la mierda en lugar de gritarle al fondo de pantalla, que, ¡sorpresa, es una foto suya! Creí que por una vez le ibas a decir lo que pensabas en lugar de “odiarle”, véase comillas en el aire, porque tu: “te odio, no me hables, déjame vivir”, mientras que él no te llame, bien, pero basta que suene el teléfono y te absorbe el cerebro, en plan zombie sexual. Y además, estoy harta de limpiar la pepsi cola en la que se convierte tu chichi cuando él te dice dos cosas bonitas y se te olvida lo capullo que es y deja que te vuelva a engañar otra vez.

—Te odio.

—¿Me lo dices a mí o a la foto de tu novio?

—Es “ex”, y el te odio iba por ti.

—Bien, si prefieres odiarme a ver lo que tienes ante tus narices, allá tú. Yo solo digo que ni que el imbécil este fuera Thornton, por lo menos te daría razón, pero ni eso.

—¿Quieres terminar de rematarme verdad? ¿Me vienes ahora con una historia de época de esas en las que el amor lo supera todo?

http://grayalzz.deviantart.com/art/Give-me-your-hand-332082438

 —Creo que no hablamos de la misma historia, rubia; yo hablo de “Norte y Sur”, hablo de un Sr. Thornton cabrón, cabezón, bruto, engreído, guapo, y que, con el paso del tiempo, cambia; ve las cosas cómo son y se convierte en mejor persona, y no solo por amor, sino, porque crece como ser humano. No hablo de un gilipollas de mierda que se cree dios porque va a la universidad y su padre le ha dado una tarjeta de crédito. Además, Margareth es inteligente, osada, sin miedo a nada, capaz de sacar su vida adelante sin perder quien es por el camino. Y tú, lo único que tienes parecido con ella, es que tu corazón es demasiado grande, pero al menos ella sabe quien mete dentro, tú abres la puerta y que se cuele el primer capullo de turno. Y sí, el amor entre ellos es maravilloso, lo supera todo, pero porque ellos aprenden a quererse y a ser lo que el otro necesita.

—No, no me he leído ese libro. Y estás de un ñoña asquerosa hoy, morena... ¿qué te has tomado?

—Ya, cuando te conviene... Lo leíste, y lo hiciste poco después que yo, y recuerdo que dijiste: “Mira la gilipollas esa, cómo la trata, como si fuera una mierda, y va ella, y es capaz de interponerse entre una multitud amotinada y él con tal de protegerle”.

—No estoy yo para historias de amor con final feliz, morena...

—Los finales felices no son lo mío tampoco, nena, pero es un buen ejemplo dadas las circunstancias; él se lo merecía, y ella el ser feliz y tenerle a su lado. Pero tú estás en una relación autodestructiva con un tipo que hace lo que quiere, y lo hace porque sabe que tú siempre le vas a perdonar por mucho que te rebotes y le mandes a la mierda, o le mandes sus fotos a la mierda, que es lo más lejos que has llegado.

—Margareth sabía quién era y qué quería hacer de su vida; amaba el sur, la belleza, los colores, la vida... yo no sé qué quiero, ni siquiera sé qué comeré hoy aún. No hay comparación.

—¿De verdad acabas de decir eso, rubia? Mira, vales tanto, que ni mil como el tarado mental ese en el mundo se merecerían una única lágrima tuya. Eres inteligente, divertida, capaz de sacar una sonrisa a una piedra, eres inocente dentro de tu propia malicia, tratas a todo el mundo por igual sin importarte si es la de la panadería, el chico que va en bus a la uni, o el viejete en la cola de mercado.

—Déjalo, morena. “Eres guapa, divertida... blá, blá”, eso se dice siempre para animar a alguien. No lo uses conmigo.

http://manolilopez.blogspot.com.es/

—Rubia, mírame. Me haces feliz cuando nadie más puede hacer que me sienta capaz de seguir adelante, te enfrentaste a dos guardias jurados psicóticos por mí en plena madrugada en un planetario, me seguiste en una misión loca que incluía viaje en avión y gabardinas, te uniste a mí en una idea sin pies ni cabeza cuando decidí hacer que mil personas pensaran que veían seres mitológicos con tal de que pudiera recuperar mi maldito peluche de unicornio.   Te quedaste conmigo, lo dejaste grabado en una cinta de vídeo, que ahora seguramente estará en youtube ya, diciendo que si yo caía, tú, caías conmigo, y aunque no lo dijeras, sé que caerías delante para soportarme con tal de impedir que me hiciera daño. Me cuidaste cuando nadie más me quiso o soportó cuidarme. No te estoy soltando el discurso que todo el mundo usa para animar a alguien, te estoy diciendo lo que yo siento para animarte a ti, porque eres tú, mi Jean, mi gemela rubia, mi otra mitad. Y si te digo que eres preciosa, es porque lo eres, porque eres hermosamente única, y no solo porque eres clavada a mí, sino porque la hermosura que hay en tus ojos más allá de tus pómulos o nariz, esa belleza, esa clase de belleza, mi querida, solo la tienes tú, nadie más. Yo nunca tendré ese brillo, el mío existe, pero sería incapaz de ofuscar un día gris y convertilo en arco iris cómo lo haces tú cuando sonríes, o cuentas un chiste que nadie más ve la gracia y acabas contagiando y haciendo que todos se rían a carcajadas. Y él no se lo merece, nada, ni un segundo de esa preciosa belleza que llevas dentro y te sale del alma cada vez que hablas, que proteges a los que quieres a sabiendas de que te equivocarás, pero lo harás por no dejar a quien quieres solo ni que se sienta abandonado.

Esa eres tú, nena. Eres mi opuesto, el contrapeso que tiñe de morados y fucsias las palabras grises que hablo y que me llenan cuando no quiero saber nada de nadie, ni de ti, cuando te echo de mi lado y te quedas por tus tacones, no te mueves, y me das collejas si hacen falta para que vea que estás ahí.

Y no pienso permitir que un don nadie borre todo eso, que te robe ni un segundo de la magia que exhalas cuando hablas, porque no se lo merece, ni él, ni nadie.

Así que levanta el puto culo del sofá, quítate el pijama ese ridículo, echa agua en la cara y que el desagüe se lleve la pena que se ve desde fuera, que yo ya me encargaré de quitar la que llevas dentro. Pero si no me das la mano, nena, yo no podré levantarte.

¿Qué haces con el móvil, rubia? ¿No has oído nada...

—Shus, espera... Hola, capullo. Sí, soy yo, la imbécil a la que llamas novia cuando te conviene. Solo era para decirte que esa es la última vez que escucharás mi voz. No me llames, no me escribas, y si algún día me ves por la calle, más te vale correr hacia el lado opuesto, o mi lado moreno irá a por ti y te saldrán pelos en las orejas de las leches que te va a dar. No me volverás a robar un beso, un abrazo, ni mucho menos, un segundo de mi vida. Ah, y por cierto, ¡vete a la mierda! Hacía mucho que quería decirte eso.

—Eso...

—No te emociones, morena, le he dejado el mensaje en el buzón de voz. Sin riesgo a echarme atrás o convertirme en el refresco que sea...

—Estoy muy orgullosa de ti, nena.

—¿Crees que algún día encontraré mi Sr. Thornton, Cleo?

—¿Thornton? Qué dices. Tú encontrarás uno mucho mejor que cualquier protagonista inventado.

—Bueno, mientras tanto toca besar sapos, ¿no?

—Te puedo presentar unos cuántos amigos míos; no son babosos, ni van saltando por ahí, pero lo mismo alguno tiene algo de príncipe.

—No, gracias. Yo si eso me voy a ver una vez más “Norte y Sur”, que...

—¡Cabrona! ¿Así que por eso te lo leíste tan rápido, verdad? Ya me extrañaba a mí que algunos detalles que decías no cuadraban; tú no te has leído el libro, ¡has visto la miniserie!

—Detalles, morena. Además, me estabas tocando las narices con el tema y yo tenía dos exámenes, no podía leer; dos pájaros de un tiro: aprobé filosofía mientras veía de fondo al buenorro ese que pusieron en papel de Mister Thornton... Deberías de ver la serie, es preciosa.

—Prefiero el olor de los libros, ya lo sabes.

—Ya...

http://basabeo.deviantart.com/art/Gemini-Twins-Hand-Sign-213990103

 —¿Estás lista? Empezaremos con un maratón por tiendas de zapatos, seguidos de una visita secreta a la de video juegos para ligar con los frikis y que se pongan colorados, luego iremos a por palomitas, y vacilaremos al rubico ese de la taquilla, trabaja los viernes noche, ya le tengo fichado, veremos una película que no nos guste a ninguna, que así podemos despotricar durante horas, y luego a casa, pijamas calentitos, coca cola, y a ver la Jungla 4.0 que solo la hemos visto tres veces, y para cerrar con llave de oro, subiremos una crítica literaria a la web hablando de “Norte y Sur”, el libro y la serie, para que veas que respetaré tu punto de vista, y, si nos da tiempo, te haremos un perfil en Badoo y nos pondremos a vacilar para echarnos unas risas.

—¿Sabes, morena? Creo que te equivocaste de persona a la hora de dar tu “charla monólogo” de antes. Deberías de volver a hacerlo, pero mirándote al espejo. Tú sí tienes colores en tu cabeza y pensamientos.

—Anda, tira, antes que me arrepienta de haberte dicho todo eso, ya no estabas bastante creída ya...

—Oyes, ¿no me he pasado con el mensaje que le he dejado, no?

—Rubia...

—Lo mismo no tenía que haberle dicho lo de que le vas a pegar si le ves por la calle...

—¿A qué le llamo y le dejo yo un mensaje?

—No, no, déjalo. Si lo haces seguro no sale de casa para lo que queda de año...

—¿Tanto miedo doy, rubia?

—Bueno, miedo, lo que se dice miedo... acojonas un poco. Pero eso está bien. Nos completamos: tú hablas cuando yo me callo, y yo te callo cuando hablas demasiado, evitando por ejemplo que acabemos en cárcel...

—Sí, por poner un ejemplo...

—Pues eso... por cierto, el rubio de la taquilla, ¿es por tomarle el pelo o es que te gusta?

—¡Quita! Qué me va a gustar, ni que me hubiese fijado yo en ese par de ojos marrones, o los dos hoyuelos que le salen justo al final de la comisura de los labios cuando sonríe, o... ¡Quita!

—Ajam... ¡La morena se nos ha enamorao! ¡La morena se nos ha enamorao!

—Joder, de vez en cuando dudo de si seguiste creciendo o te quedaste en los quince años...

—Buenooo, habló la del unicornio... Te quiero, nena. Y gracias, sobre todo por no irte cuando te he dicho que te fueras.

—No te acostumbres, lo mismo a la siguiente he quedado con...

—No la cagues, Cleo.

—Yo también te quiero, Jean. Siempre.

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Y el lunes no te pierdas "From My Blond Mind"...