miércoles, 17 de abril de 2013

Galletas de la suerte - Lugares comunes


Galletas de urgencia.

De mucha urgencia, porque antes de salir de casa he publicado una entrada monísima que no se ve por ninguna parte. Lo que me lleva a pensar que no debía ser vista. Soy yo mucho de estas cosas, de aceptar lo que viene no como irremediable, sino como necesario y aleccionador. Aunque no siempre pillo las lecciones.

Veréis, hay una zona muy confusa y resbaladiza donde viven las creencias eclécticas que he ido acumulando, las supersticiones que a veces se disfrazan de sabiduría y el pragmatismo que de vez en cuando –menos de lo que me gustaría- guía mis pasos. Ahí se reúnen disciplinas orientales y occidentales varias; por ejemplo, el Feng Shui y las teorías de la somatización, en mi mundo ligadas de un modo inextricable. Pero no sólo eso. De la mano de estas cosas tan complejas y sofisticadas, venidas del mundo científico y de las revistas femeninas (comillas, maría, muchas comillas), caminan en alegre comunión fragmentos del refranero español aprendidos de mi madre: Lo bien hecho, bien parece; y de la dependienta de una tienda de armas donde le hice al ajuar a mi ex: No la hagas, no la temas.

Empecemos por el principio, de todas maneras:

Feng Shui.

Esto tiene una explicación complejísima, miles de teorías y “cosas”, pero se resume así: 

  • Ten tu casa ordenada y en armonía. 
  • Si no la tienes ordenada y en armonía la tendrás desordenada y nada armónica. 
  • La zona de tu casa en desorden y sin armonizar traducirá el desorden y la falta de armonía en desorden y falta de armonía en el aspecto de tu vida que se corresponde con la zona desordenada.

Existen nueve zonas que se corresponden con elementos, materiales, colores y puntos cardinales, pero esto os lo vais buscando por esas webs de dios, que hay muchas muy serias y muy detalladas. Para poner un ejemplo más o menos comprensible os dirá que una casa se divide sí o sí en nueve zonas: 


Ejemplo: Pongamos que tu cuarto de baño cae en zona de prosperidad. Esto en sí ya son ganas de que el constructor te haga la puñeta, pero el caso se da. De hecho, se da tanto que así llevo yo viviendo desde 2003. 

Tendrás que tener el baño impoluto, cuidado y reluciente porque si no tu economía sufrirá las consecuencias. De esto puedo dar fe: mi cuarto de baño es la zona de mi casa que menos me satisface igual que mi situación económica siempre ha sido poco satisfactoria. Cualquier arreglo en el aseo se ha traducido en entradas de dinero o mejoras en mis finanzas. Si se me atascaban las tuberías, algún problema pecuniario se me venía encima. Matemático, lo juro. En este momento tengo el suelo levantado, me acaban de cambiar dos tuberías y mañana vuelve el fontanero porque la gotera bajo la que baila y canta mi vecino del segundo campa aún por sus respetos. Reducción inmediata en mis cuentas: justo ahora me llegan unos pagos que he dilatado todo lo posible porque –y esto es lo importante- hasta ahora no podía hacerles frente con solvencia.

Entra aquí el Feng Shui en contacto con otra perla de sabiduría oriental: El maestro no llega hasta que el alumno no está preparado. También vale la perla católica que dice que Dios aprieta pero no ahoga o que cuando se cierra una puerta se abre una ventana. O sea, que es fastidioso todo, pero viene bien ¿Por qué? Porque la energía mal gestionada de mi cuarto de baño ha provocado, de manera agresiva y desesperada que me enfrente a los problemas que venía posponiendo  Así soluciono mis asuntos y aprendo que mejor antes que después. O sea una limpieza en toda regla.

Pero es que la limpieza de la casa y de la conciencia tiene una relación directa apabullante con la limpieza del cuerpo. Veréis, los señores de la somatización dicen que los problemas de tracto intestinal tienen dos tipos de causas: las diarreas tienen que ver con el miedo al futuro y a la pérdida de control y el estreñimiento con la resistencia a dejar ir asuntos que en realidad nos resultan dañinos. Y lo dejo ahí, cada uno que saque sus conclusiones.


Sobre somatización


La galleta perdida de hoy hablaba de algunas averías menores que se han dado en mi casa. Averías que he solucionado las pasadas semanas y en las que no he reparado más allá de la queja. Mi casa me hablaba, mi cuerpo me hablaba y yo ahí, empeñada en no escuchar. Hasta que el baño ha explotado y a mí se me han abierto los ojos. Así que, aprovechando que los hechos han cambiado y que por fin me he dado cuenta de lo que iba la vaina, he preferido contaros esto: que casi todo tiene un motivo, y que más nos vale abrir los ojos y estar alerta para enterarnos de cuál es ese motivo. Porque si no, los acontecimientos se repetirán con mayor intensidad hasta que nos caigamos del guindo…

Quizá en otro momento hablemos de Feng Shui con un poco más de profundidad.




Y mañana la mujer que nos regala, un regalo para la vista, los ojos y todo lo demás.


2 comentarios:

  1. Pues a lo mejor es verdad y todo tiene un motivo. Pero mientras encuentro causa a algunos efectos que observo, releeré esta galleta tardía (sí, tardía, que anoche me fui en ayunas).
    Felicidades por el baño arreglado :P

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    1. De arreglado nada. En este momento espero al señor fontanero one more time...

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