Dice la Wikipedia que: “Spice Girls es una banda de pop inglesa, sus componentes son Victoria Beckham, Mel B, Emma Bunton, Melanie C y Geri Halliwell. Hasta 2012 siguen presentándose como quinteto. La banda ha
vendido alrededor de 80 millones de discos en todo el mundo. Es
considerada la banda femenina más importante y popular de todos los tiempos,
los críticos británicos las denominan como "Iconos del pop inglés". La
filosofía del grupo se construye en torno a la popular frase Girl Power”.
Esto, como
la dieta de la alcachofa, la muerte de Elvis y el efecto afrodisiaco de las
ostras, es mentira. No digo que alcance la categoría de mito, sólo que no es
cierto. Las Spice Girls, no soportan el análisis de una experta en política
global. Ni el mío. Su trayectoria musical, aparición en la ceremonia de
clausura de las últimas olimpiadas incluida, no es más que una carrera sin
cuartel –nuestra, del populacho, no suya- hacia la destrucción a nivel mundial
de todos los valores del proletariado. Ellas lo cantan a pleno pulmón, pero
como lo visten de lentejuelas y enseñan muslamen, nosotros nos entretenemos con
lo accesorio en lugar de prestar atención al mensaje real.
La Spice
Story comienza con un casting multitudinario y tres meses de encierro en una
casita solariega situada en medio de la campiña inglesa, con su lavanda y sus
narcisos, su césped perfecto y sus planes malignos para conquistar el mundo. Es
en este idílico paraje donde a cada chica picante se le da su apodo, con lo que
se cubre así un espectro de fan tan amplio que podría llamarse total: La Spice
Pija cubre el mercado de las mujeres elegantes, preocupadas por su aspecto y
por su estatus. La Spice deportista se dirige a un nicho de chicas dedicadas al
deporte, con una manera de ver la vida más física, quizá más centrada en la
fuerza que en otros valores. La Spice infantil cubre un sector más joven e
inocente. La spice salvaje centra la atención de aquellas mujeres que prefieren
no someterse a más reglas que las propias y Geri Haliwell, la Spice pelirroja,
mi favorita, va un poco de buscona descarada. Busca un arquetipo femenino y yo
lo encajaré en cualquiera de esos cinco marcos.
Con la
artillería lista y el público aborregado gracias a la supremacía en los noventa
de las famosas boy bands que no dejaban centímetro de pared sin póster,
arrancaron por su particular camino de baldosas amarillas gritándonos que nos
dirán lo que quieren, lo que quieren DE VERDAD y que hagamos lo propio; eso sí,
sin malgastar su valiosísimo tiempo. Entonces no lo pensamos, nadie lo pensó. A
nadie se le ocurrió que existe una semejanza de gemelo siamés entre esta letra
pegadiza y repetida hasta la extenuación con el discurso de CUALQUIER político.
Se me ocurren los españoles, que son los que más a manao tengo, y de los que
recuerdo todas las veces que les he oído decir que han escuchado las demandas
de su pueblo y que todo su afán se traduce en cumplir con ellas.
Igual que
las chicas, que luego pidieron que estuviésemos ahí, los señores de las
corbatas nos ruegan nuestra lealtad. Como ellas, nos dicen que lo sienten, que
se equivocaron cuando nos pidieron un respiro en la relación, que claro que
quieren ser nuestros amantes. Y, justo cuando hemos vuelto a otorgarles nuestra
confianza, nos dan la de arena (o la de cal, nunca sé cuál es la buena y cuál
la mala): “¿Quién te crees que eres?” “¡Eh “Para ya”! Toda una serie de
mensajes contradictorios bajo la gran carpa protectora del Girl power. Sí, el
poder femenino que tienen tanto de real como la vocación de servicio de quienes
se dedican al gobierno.
Me encantan
las Spice Girls. Llevo al menos cinco canciones suyas en el ipod. Creo que, de
no ser así, no soportaría mi vida diaria. Ellas, con sus minifaldas
escandalosas, su estudiadísimo descaro, su actitud de diseño, me recuerdan que
la ficción y la realidad están tan ligadas que una no sobrevive sin la otra. Es
verdad que hubo políticos antres que Spice Girls, pero no lo es menos que sin
ellas no sabríamos donde colocarnos. Sin esas cinco mujeres que nos enseñaron a
bailar a su son cuando el mundo supuraba sones varios no sabríamos de qué
manera adorar a nuestros dirigentes. Llegaron y desde entonces vienen y van.
Hay quien no las soporta, pero ya no se comprende la vida sin ellas. En cada karaoke hay una versión midi de Wannabe,
en todas las fiestas suena alguna de sus canciones ¿Quién no se emociona con
las pequeñas hadas que te dicen que la vida y el amor son para siempre? ¿Quién
no desea creer que se solucionarán los problemas de paro y subirán las
pensiones? ¿Quién no lloró cuado Geri dejó el grupo? ¿Quién no echa de menos a
Fraga y a Alfonso Guerra? ¿Qué fan de Mel B no se alegró cuando colaboró con
Brian Adams?¿Quién no se alegró del enlace de Vicky Adams cuando se convirtió
en Beckham tanto como del eje hispano británico pre-Irak?
Quizá
creáis que estoy loca, pero no es así: en la trayectoria de estas mujeres de
pro, artistas insignes y talentosas, se lee la trayectoria político-económica
del mundo. Y si no, al tiempo…
Y mañana Irene Comendador nos traerá y nos llevará por donde se le antoje. En tacones, eso sí: Siempre en tacones
Esta galleta no la has hecho con harina sino con lo que hay en el otro bote, ese que..., yatusabeh :P
ResponderEliminarJajajajajajaja
ResponderEliminarEs posible, es posible :)
¿setas alucinógenas?
ResponderEliminarLo cierto es que no me he parado a traducir las letras. Algunas melodías son pegadizas..pero eso no me pasa con la política. No se me pegan sus mensajes, ni creo que me los crea nunca. Al menos la música, con muslamen o sin él, me permite sentarme (o bailar) y simplemente disfrutar de un instante.
Es que cuando las llevas pegadas a las orejas mientras estás sobre la elíptica, no hay otra cosa que escuchar. Si además el gimnasio tiene puesto el canal 24h, lo que pasa es esto...
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