jueves, 15 de noviembre de 2012

Encuentro en tacones. Unos tacones de altos vuelos (II)



PRIMERA PARTE AQUÍ

— Oye, ¿pero tú no estabas mala? — Le decía Alicia a Karol al verla pegar voces a la azafata del avión.
— Calla— contestó Karol mirándola fugazmente para volver a encarar a la señorita de gorro azul— ¡Que me quiero bajar de aquí! A ver si usted lo entiende, que tiene que dar la vuelta el avión y llevarnos de nuevo a Madrid, porque nosotras íbamos a Acapulco y no a Sidney, porque llevo mentalizándome de las horas de vuelo y del destino desde hace más de un mes, porque nuestro hotel está en aquellas playas paradisíacas y no con los canguros y el Cocodrilo Dandee, porque como no den la vuelta me pongo como una loca a gritar hasta que me hagan caso, o pienso ponerles una demanda por secuestro que se les van a rizar las pestañas (arcada) ¡Joder! ¿Qué no ve que estoy mala? (Arcada seca de nuevo) ¡¡¡Que me hagan casoooo!!!
Karol terminó vomitándole a la azafata sobre su falda excesivamente corta y siguió pegando voces con la cara más verde que naranja de rabia.
Irene se levantó del asiento y agarró a Karol de la cintura, intentó tranquilizarla un poco pero la morena se le resistía, y seguía alternando las arcadas con los gritos, además de los insultos al pasaje y los trabajadores de la línea aérea.
So, mientras, se limaba las uñas, de todos modos estaba de acuerdo con Karol y no creía que pudiera aportar más presión de lo que ella estaba haciendo. Alicia había desistido de meterse en el fregado, porque sabía que cuando Karol se ponía así, no había forma humana de tranquilizarla, Connie respiraba profundamente y miraba la cobertura de su móvil cada dos segundos, ni siquiera sabía a quién podría llamar para solucionar el problema, pero tocaba su agenda de contactos esperando que las rayitas de cobertura volvieran a aparecer. Regina esperaba el cambio de guardia, en cuanto a Irene se le acabaran las fuerzas para sujetar a Karol, ella tomaría el relevo.
Uno de los pilotos, o quizás, alguien con más rango dentro de la plantilla laboral, se acercó, con palabras cariñosas le recomendó a Karol que dejara de gritar, ya que había niños en el avión y los estaba poniendo nerviosos con la escenita.
— Uhh, ¡se lo come! Venga, venga, ¡cogedla que se lo come! — Gritó Regina acalorada.
— ¡Sí! Agarradla que…— intentó decir So, pero fue demasiado tarde.
— ¡¡¿ESCENITA?!! ¡¡¿ESCENITA?!! ¡¡¿ESCENITA?!! — Gritaba encolerizada Karol—  ¡¿Cómo que escenita?!

La morena taconera de más de metro setenta se abalanzó contra el pobre hombre de traje oscuro y botones dorados, mientras intentaba aclarar que su intención no fue en ningún momento insultar a la dama; pero Karol estaba fuera de sí, mientras, sus amigas le sujetaban por los brazos para que el pobre chaval no saliera muy mal parado.
Varias azafatas se acercaron por el estrello pasillo entre los asientos, preocupadas por el ataque de pánico que habían creado aquellas locas. Una de las chicas les dijo que si seguían comportándose así, tendrían que encerrarlas como si fuesen delincuentes, pero lo que la azafata no había pensado es que nuestras protagonistas podrían ponerles las cosas mucho más difíciles aún.
Tras varios minutos de tumulto y desorganización, un hombre alto, rubio y con una incipiente barba, se acercó a las chicas, que hacían tapón en el pasillo del avión, por donde ni las azafatas ni los pasajeros podían pasar.
Karol miró de reojo al nuevo incauto, imaginando a alguien apunto del suicidio.
— ¿Qué haces tú aquí? — Preguntó atónita Karol al reconocer al hombre con gorra de piloto de avión.
— ¿Karol? — Preguntó sorprendido el chofer aéreo.
— Pero…pero, ¿tú qué haces aquí?
— Nena, ¿lo conoces? — Preguntó Alicia sin quitarle los ojos de encima al tío bueno que tenía delante.
— Cuando me han contado lo sucedido, te juro que la primera persona que se me pasó por la cabeza fuiste tú. Vaya coincidencia.
— Por tercera vez, ¿qué haces aquí? — Siguió Karol sin creerse todavía lo que estaba viendo.
— Bueno…— dijo éste rascándose la cabeza— yo soy el segundo al mando y es mi trabajo. Ahora vuelo con esta compañía. Te juro que no tenía ni idea de que volarías con nosotros. Siempre he trabajado en vuelos largos e internacionales porque sabía que era imposible encontrarte en ellos. Y mira por donde…
— Ahora sí que me quiero bajar. Dile a tu compañero que dé media vuelta que yo me apeo.
— ¿Pero quién es éste, nena? — Preguntó Irene perpleja.
— No es nadie, o mejor dicho, es alguien que me prometió hace mucho tiempo que jamás se volvería a cruzar en mi camino. Di que den la vuelta, Paulo, lo digo en serio.
— Preciosa, llevamos más de una hora de vuelo y no puedo hacer eso, cuando tomemos tierra podréis volver de regreso si os place, pero no podemos volver a Madrid.
— No me llames preciosa, no tienes derecho ni a eso. Además, se suponía que tú no podías pisar Madrid, ¿o es que no te acuerdas? — Bufó la morena cada vez más cabreada.
— No vivo en Madrid, solo hice escala allí, esto no ha sido planeado. 

— Me da igual si lo has planeado o si te has caído de un guindo, pero no quiero estar en el mismo sitio que tú, así que ve a la cabina y te quedas allí quietecito, te haces con los mandos de esta mierda y me llevas de vuelta a Madrid. Sabes de lo que soy capaz…
— Sé perfectamente de lo que eres capaz— contestó el aludido en tono serio.
El piloto del avión giró sobre sus talones y empezó a caminar hacía la parte delantera del aparato, y justo cuando iba a cruzar la puerta, ladeó la cabeza y dijo en voz alta:
— No volveremos, volaremos hacía nuestro destino como estaba previsto. Por cierto, aún conservo aquello que te robé, es más, lo tengo aquí en estos momentos… preciosa.
Karol dio un grito en forma de bufido y tras varias patadas al suelo del avión, se desplomó en el asiento. La observaban curiosos tanto sus compañeras como el resto del pasaje. Aquello parecía la escena de una telenovela rosa.
— Maldito cabrón de mierda— dijo entre dientes.
— Vamos a ver, nena. Ya nos estás contando qué es lo que está pasando aquí, nos tienes con el corazón en un puño, si hay que patearle el culo nos lo dices y le dejamos con el desperdicio de una calabaza en Halloween— habló Irene sentada a su lado.
— Lo cierto es que no tengo muchas ganas de hablar de ello, pero con que sepáis que ese … Gggrrr (gruñó de nuevo)....tipo— dijo despectivamente—, hace tres años me quitó varias cosas. Una, la más importante, la confianza en el género masculino, y la otra…os juro que ahora mismo le mataría con mis propias manos.
— ¿Y la otra? — Apremiaron Connie y Regina al tiempo.  
— La otra seguramente la llevará colgada al cuello; es de mi padre y… no me bajaré de este maldito avión hasta que lo haya recuperado. A mí no me engañan dos veces seguidas. La última vez que vi su perfecta cara de hoyuelos marcados, lo había enterrado bajo tierra de cuello para abajo, pero esta vez le taparé hasta que no se le puedan ver ni los estúpidos rizos rubios que le crecen en el flequillo.
— Chicas— dijo So mirando al grupo— ya nos contará Karol todo cuando haya menos espectadores lo que le pasó con ese tío, pero ahora… creo que tengo un plan, venid conmigo al baño.  



CONTINUARÁ














Y mañana viernes no te puedes perder una entrada que nos hace volver antes de los 30 a los que ya los hemos pasado y que enseña a divertirse a los que aún no los han cumplido, nuestra Connie....imperdible!!!!           

7 comentarios:

  1. Aysss a ver si me pongo al día que voy corriendo de un lado a otro, parezco el unicornio de ayer de Karol ;) besos chicas.

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  2. Halaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

    Más, rubia ¡Me quiere mássssssssss!

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  3. Parecía que iba a acabar todo en un Melendi, pero en plan con mujeres sexys, pero ahora se vuelve todo relato en sitio cerrado con grandes planes de diversión. ¡Que siga!

    Besos :)

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  4. Esto se pone cada vez más misterioso. Solo falta que aparezcan las gemelas y el unicornio.

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  5. Menuda trama!! Aunque por momentos me ha dado pánico imaginar a Karol en plan asesina de pilotos... a esperar el final :D

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  6. jajajajajajaajajajajaja.... flato y tó me ha entrao...
    omitiré mis pensamientos asesinos referentes a las arcadas y mi miedo (para naaaaadaaa real a volar, ejem) y dejaré también aparcado a mi rubio, digo, el rubio Paulo y...eso...
    ¡¡Genialísimo, reinaaa!!

    A ver por dónde sacas todo eso, a ver a ver...:D

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  7. Jjejej, supongo que habrá que esperar un poquito para ver cómo salen de esta las taconeras, en especial Karol que parece que lleba la voz cantante, aunque.... quién sabe jajajajaj
    Un beso para todos, os adoro y me alegra que mis locuras aereas os estén gustando JIjIJIJijijIJIJi
    :DDD

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