martes, 6 de noviembre de 2012

La mota rosa (II)




 
Bienvenid@s a esta segunda entrega de vuestra novela-folletin-por-fascículos favorita.
Cuando la psicoterapia te falla...





2

La experiencia que es la madre de la ciencia, me ha enseñado cosas valiosas. Por ejemplo, que cuando la psicoterapia te falla o no te la puedes costear, un cafetito con las amigas obra maravillas en un ánimo pocho y una moral abatida. Admito que mis amigas son un poquito peculiares… pero me quieren, las quiero, estamos juntas en los peores momentos y con algún que otro sobresalto, nos entendemos. Y para algo están los móviles y que los hijos tengan clases de inglés y de Taekwondo al acabar el colegio. Disponía de casi dos horas para hacer psicoterapia amigácea de la buena.
Rita, Felicia y yo. El trío lalalá en la cafetería de siempre. Si es que hay costumbres que te dan la vida y es un pecado perderlas. Las recibí mohína, llorosa pero con tres capuchinos listos sobre la mesa.
—¿Qué pasa, tesoro, qué pasa? —se interesó Felicia más agobiada que ansiosa. Rita se tomó su tiempo para revisarme a fondo.
—¿Ya estamos con la depre? —espetó en cuanto tuvo el culo bien plantado. Felicia la fulminó con la mirada. Yo me eché a llorar sin consuelo.
—Tú como siempre, sirviendo de ayuda y animando funerales. ¿Por qué no recuerdas las veces que Lola te ha apoyado a ti? —la recriminó Feli.
—Es que no soporto verla tan vencida, no es propio de ella.
—¡Está chafada! —arremetió mi amiga sacando un pañuelo de papel tras otro—. ¿No tiene derecho? Todo el mundo tiene derecho a…


—Hace cinco meses que la plantó —resumió Rita con extrema dureza. La miré a los ojos y arreció mi llanto. Los hipidos desesperados parece que la enternecieron un poquitín—. Tienes que superarlo, preciosa. Se fue; por cierto, ¿a dónde se marchó el Hamilton de los cojones?
—A Kenia. A fotografiar gorilas —conseguí articular tras un supremo esfuerzo.
—Pues eso. A la mierda, que le den. A ver si con un poco de suerte se lo folla King-Kong y le deja el trasero cual bebedero de patos.
—No volveré a verlo… ¡Nunca! —balbuceé entre mocos. Felicia me pasó el clínex por la nariz como si fuera su hija Mia de cuatro años, y me la dejó en carne viva.
—Es que no me negarás que tuvo mala pata la cosa —convino Feli. Pasaron ambas a ocuparse de sus cafés que se enfriaban y durante un rato me vi relegada a segundo plano, así que tuve que lloriquear sola—. ¿Por qué tuvo que reaparecer Enzo, con los celos que le tenía Hamilton?
—Dijo que iba de paso camino de Portugal, que solo paraba a saludar… —aclaré reviviéndolo todo de forma punzante y dolorosa. La manera en que Enzo apareció por sorpresa en nuestro apartamento (me refiero al que yo compartía con Hamilton), lo malito que se puso, cómo se encerró a vomitar en el baño, lo servicial que fui al ofrecerle un vaso de agua con limón y una toalla limpia, y cómo nos quedamos los dos encerrados por culpa de la puñetera puerta con el pestillo defectuoso. El ataque de celos desmedidos que sufrió Hamilton, mi prometido, cuando al volver de los estudios nos encontró allí dentro… Haciendo nada, por supuesto. Pero no quiso atender a razones.
—¿Has arreglado ya la puerta? —quiso saber Rita.
—¿Quién piensa en la puerta? —berreé de nuevo. Felicia apartó su café y me rodeó los hombros con sus brazos. Un par de palmaditas cariñosas me sosegaron.


—Sinceramente, creo que se ha comportado como un burro intratable —concluyó Rita.
—En eso estamos de acuerdo —coreamos Felicia y una servidora.
—Esas cosas se discuten, los malentendidos se aclaran. No planta uno a la novia y echa por alto cuatro años de feliz relación… —De repente se paró y recapacitó sobre lo que estaba diciendo—. ¡Leches! ¿Soy yo quien habla? Qué poderío, ¿no?
—Eso mismo pensaba —asentí—. Te oigo manifestarte con una lucidez impropia de tu persona, Rita, no me lo tomes a mal…
Rita hizo un gesto elocuente con la mano.
—Bah, si no me importa, lo tengo asumido, de las tres tú eras la juiciosa. Pero es que yo me he gastado un pastizal en la psicoanalista esa de los famosos, en Beverly Hills y aquí tenéis los resultados. Ha curado a medio Hollywood de sus paranoias. ¿Sabíais que Eva Mendes sufrió en sus comienzos un terrible problema de ego? La tonta del bote, le dieron tres papelitos de nada y se le subió la fama a la cabeza. Imagina qué grado de imbecilidad no alcanzaría cuando ella misma decidió ir a tratarse. Sonya te diría…
—¿Quién es Sonya? —se despistó Felicia. Me hizo un favor preguntando, yo también quería saberlo.
—La psicoanalista americana, joder, que hay que daros la información con cucharón. Pues eso, que Sonya te diría…
Cabeceé seguido.
—Mejor que no diga nada. Para cruzar el charco estoy yo ahora. Sin trabajo, poco dinero ahorrado y a Rafa le quedan cuatro cursos completos en el colegio hasta empezar la universidad. Pocos meses atrás éramos dos en casa, dos para compartir los gastos, dos planeando un futuro, dos enamorados… Ahora estoy yo sola. Sola para todo. —Se me descontrolaron de nuevo las lágrimas. ¡Ay, qué penita me doy!

Continuará...

MORALEJA DEL DÍA: cuando la psicoterapia te falla, CAFÉ + AMIGAS (juiciosas y sensatas, a poder ser; si escasean, lo que tengas a mano vale. Pero el café que no falte. Es importante, vital, convierte en cátedra simples palabras)




Y mañanas, sed infieles a vuestra colonia, al atajo de siempre para llegar al curro, a vuestra novela favorita, pero no a las "Galletas de la suerte" de Alicia Pérez Gil.


6 comentarios:

  1. Las cosas sencillas producen efectos insospechados. Gran entrada R.R.
    Manu

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    1. Si es que sale más barato y funciona mejor... La semana pasada fue la tortilla de patatas, ¿recuerdas? Remedios caseros, los consejos de la abuela...

      Gracias por tu comentario,

      R.R.

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  2. Como te pille tu editor publicando tu libro por fascículos blogueros le da algo :-)

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  3. Jejjeje, si es que nadie como tú para explicar temas trascendentales de cosas cotidianas, como me gusta esa mente pensante que tienes, de aquí sale la próxima novela de mi Regi, y si no, tiempo al tiempo, y podremos decir que fuimos los primeros en leerla y en pedacitos pequeños, como las delicattesem :D Genial siempre nena :D

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