sábado, 3 de noviembre de 2012

Vaya par de Gemelas: De Halloween, rescates y pastis de colores, va la cosa... Parte 2





De Halloween, rescates y pastis de colores, va la cosa... Parte 2










«¿Se ve eso?
Espero que se esté grabando...
Hola... me llamo Cleo y... bueno, si alguien ha encontrado ese móvil y está viendo esta grabación, lo más seguro es que esté muerta, o una ardilla asesina me haya robado el teléfono, o lo haya utilizado para atizarle la cabeza a algún animal en medio de esa mierda de bosque...
Por dónde iba... sí, soy Cleo, seguramente me conocéis como “la gemela rubia”, o no me conocéis de nada que aquí no somos Marilyn... joder, el frío me está congelando las neuronas... 
 Bueno, hoy es 31 de octubre, sí, ya, ya, “Halloween y la rubia en medio del matorral ella solita”, seguro que estaréis pensando eso, pero os diré que nunca he querido venir aquí, es más, de ser por mí, estaría en mi casa metida bajo dos mantas con medio kilo palomitas, dos litros de coca cola y Bruce Willis como compañía . Pero aquí estoy, sola en medio de la puta nada porque... creo que mejor voy a empezar por el principio, que así además de dejar las cosas claras y que me entendáis, aquí no hay cobertura 3G, ni ninguna clase de cobertura, y así aprovecho que me queda batería y os cuento cómo he llegado hasta aquí, y, por si llega a ocurrir, no me encontráis con vida, o acabo en la cárcel que es lo más probable a estas alturas, creo que es el mejor momento para defenderme y... eso...
 Cómo os dije antes me llamo Cleo, y lo de la “gemela rubia”, es porque tengo una hermana gemela, originalidad sobre todo señores... joder, que me pierdo otra vez, lo que decía, tengo una hermana gemela que se llama Jean, y ella, es morena. Para dejarlo claro antes de que preguntéis, sí, las dos somos morenas de nacimiento, que sé que algunos teníais la duda... pues eso, mi hermana y yo fuimos amablemente contratadas por una web para que todos los sábados entregáramos una crítica literaria. Hasta ahí todo bien. El punto está en que nunca, casi nunca, estamos de acuerdo en nada, desde el color del pelo, pasando por si mejor decir “cueva del amor” o “chichi a secas”, a los vampiros que mueren tostados al sol o los que hacen tratamiento facial de purpurina... creo que ahí queda claro porqué nuestras críticas llaman la atención: somos iguales, pero no idénticas. A lo que iba, todo iba bien, hacíamos nuestras críticas, íbamos a la universidad, tenía novio y lo dejé porque es un capullo, te sigo odiando por cierto, Paulo, no te deseo nada malo, pero que sepas que si muero aquí hoy, no serás mi último pensamiento, ni mucho menos, tus polvos de tres minutos... pero sin rencores, ¿heim? Regreso que me fui otra vez... ah, las críticas, pues eso, todo iba bien, hasta que “ella” apareció en nuestras vidas... aclaro antes de seguir, que no soy una persona celosa por naturaleza, ni mucho menos, y que, diga lo que diga a partir de ahora, solo es fruto de la congelación en caso de que me encuentren con vida..., lo dicho, mi hermana, la gemela morena, Jean, empezó a contactar muy a menudo con nuestra jefa en la web literaria para la que trabajamos. Al principio me molestó un poco, pero pasé de ello, hasta que descubrí, que quedaban a solas bajo la escusa de “hablar de temas para la columna semanal”, cuando en realidad, lo que hacían, era quedar para ir de paseo, cine, cafés y chorradas varias sin que yo estuviera con ellas. Y repito, no tiene nada de celos, ni mucho menos, que ver con que dicha señora sea rubia, no, lo peor es que “las citas con la jefa” resultaron ser mentira, porque, con quién en realidad quedaba, era con otra rubia, una escritora de metro setenta y carita de ángel caído capaz de hacer llorar hasta al más cabrón con sus escritos... y comeros esta cara de “mírala, no es celosa, dice”, el caso es que mi hermana, “mi” gemela morena, empezó a quedar en plan “BFF” con la escritora rubia esa, que para los que no lo sabéis, se llama Irene, su apellido no lo diré porque no me acuerdo, y podéis volver a comeros la sonrisa, si eso entráis en la web y lo veis... el caso es que sí, puede, que solo un poco, me haya molestado la situación; pero es que, vamos a ver, imaginaros la situación: tenéis una amiga, inseparable, la mejor, “tu persona” en este mundo, y de pronto, viene otra rubia y se mete de por medio y... respira, Cleo, respira... lo siento, es que hace un frío de cojones y creo que ya no siento los dedos de los pies dentro de esta mierda de tacón... lo que os estaba diciendo, amigas, hermanas, con nuestros puntos de vista distintos pero al fin y al cabo, inseparables... yo decidí perdonar y pasar del tema, aún cuando la morena me dejó tirada en nuestro DOJC, “Día Oficial Jungla de Cristal”, para los que no lo habéis leído cuando en su día lo conté, la cuidé cuando enfermó y estuvo en el hospital delirando y volviendo locos a todos, y aquí viene un dato muy importante para toda esa historia que os estoy contando, y es que mi hermana tiene un unicornio personal, y, dejad las bromitas sobre su estado mental para luego porque ahora mismo estoy medio congelada y no tengo tiempo para ello, su unicornio solo es una metáfora a lo que tiene pululando dentro de su cabeza, o un animalejo al que achaca sus sentimientos, cómo cuando dice: “se me ha deprimido el unicornio...”, es una manera que tiene la morena de expresar lo que lleva dentro, es dulce al fin y al cabo, y... pero ahora mismo la odio, a ella y al unicornio de los cojones, así que nada de ponerme ñoña, sigo que ya me quedan dos rayas de cobertura nada más; bueno, luego volveré con el bicho unicuerno que como os he dicho tiene la culpa de que esté aquí ahora mismo, el caso es que, tras peleas, discusiones y nada de celos, repito, la perdoné y nos tomamos una tarde hermanas... ¡en el planetario y acabamos encerradas como criminales! Y claro, como si eso no bastara, ¿a quién llamó ella para que nos sacara de allí? Me imagino que sobra decir que fue a la rubia esa que camina dando saltitos a lo hada madrina, con ese pelo suave y liso estilo hermanita buena Cullen... bueno, aún así, la perdoné. Hasta que a la semana siguiente, ella decidió que ya era hora de que su unicornio dejara de ser solo suyo, y presentó una tesis en la universidad en la cual su unicornio entrevistaba a una reportera e intentaba demostrarla que los cuentos de hadas existen y que la vida sin la fantasía de los libros, no es nada. Ahora os veo a algunos con la típica cara de “Oh, qué bonito”. ¡Y una mierda! No sabéis la de líos que nos metió el temita... bueno, todavía así, la perdoné. Pero claro, y lo tengo que decir ahora antes de que vaya a la siguiente parte, yo me sentía algo, solo algo, dada de lado y en segundo plan, y... no, segundo nada, “tercer plan”; hay que joderse, el unicornio y la rubia escritora habían tomado “mi” puesto... total, que decidí contactar con una persona, una que yo sabía que tendría que estar, sino cómo yo, en una situación muy parecida: la escritora morena, ergo Karol, que es, ojo al dato que os vais a partir, la mejor amiga de la escritora rubia roba hermanas, y claro, lo mejor de todo, la escritora morena, también tiene un unicornio.
¿Me vais siguiendo, verdad? Pues claro que lo hice adrede; ¿Qué mejor manera de joder a mi gemela morena, que haciéndome amiga de otra morena, y nada menos, la que es amiga de su nueva amiga la escritora rubia y que, para mayores datos, también tiene un unicornio personal? Lo sé, rebuscado y perfecto... pero no tanto: pasó que la escritora esa de la melena morena a la altura del final de la columna, con sus ojos verdes y ese acento que hace que la mires y digas “wiiii, sigue hablando” ha resultado ser, pues eso... que nos hicimos BFF, ¡coño! Y claro, aunque yo lo que quería era joder a Jean, las cosas cómo son y se lo tenía merecido, empezamos una guerra nada agradable que os voy a hacer un resumen muy breve por si os habéis perdido, y dado mi estado esté alucinando y no os lo haya dicho todo:
 Hermanas gemelas, una rubia y otra morena.
Escritoras y hermanas del alma, una rubia y otra morena.
Gemela morena de hace amiga de escritora rubia.
Gemela rubia se hace amiga de escritora morena.
Las morenas, escritora y gemela, tienen unicornios.
Bien, sigo. Cuando ya creía que las cosas se iban a tranquilizar, mi gemela y yo habíamos acordado no meternos con las amigas mutuas ni resaltar el aspecto de duendecillo de ninguna, ejem, tuvimos una discusión, mi hermana y yo, vía whatsapp, ese invento telefónico del demonio, que también tendrá mucho que ver con el resto de la historia, pero decidimos volver a las críticas literarias, y la verdad, nos ibas bien, si dejamos a un lado que criticamos la novela de mi amiga la escritora morena y mi hermana se quedó “a gusto” con su opinión, nos iba en todo caso bien hasta que el verdadero infierno empezó...
Seguro estaréis pensando: “anda que no es dramática ni nada”, por ello diré en mi defensa, que, lo primero, estoy a una rayta de batería y de la inconsciencia y congelación, segundo, seguramente si sobrevivo iré a la cárcel, si no es por lo que hemos hecho es porque mataré a la morena cuando la tenga delante, y, tercero, porque, realmente, fue un infierno...
Las escritoras en cuestión, rubia y morena, anunciaron que iban al Festival de Sitges a firmar uno de los libros en el cual salen juntas... “juntas” esa es la palabra. A Sitges, presentar, firmar, de paseo, las dos... y claro, aquí sí fueron celos, la gemela morena y yo nos “emparanoyamos” un poquito, pero solo un poco, y decidimos seguirlas hasta allí. 
El viaje en avión, camuflaje, años de ver a Willis por fin en práctica, y, aunque he de confesar que no estaba del todo de acuerdo con el plan de mi hermana, las seguimos, vigilamos, y teníamos una meta muy simple: gastarles una “broma” como venganza por eso de irse sin decirnos que se iban, cómo si no nos fuéramos a enterar. Y aquí, niños y niñas, viene la lección más importante de vuestra vida: Nunca, jamás, os metáis con un escritor retorcido y con más imaginación que neuronas en la cabeza, menos aún, si dicho escritor son dos, mujeres, rubia o morena, peor si una de cada, y, lo más importante, amigas hasta la muerte.
Ellas sabían que íbamos, y no solo eso, nos atraparon en la habitación del hotel, nos hicieron pasar por el momento All-Bran de nuestra puñetera vida, con cinta de vídeo que se pone en marcha sola a lo Saw 3D, y, para cerrar con llave de oro la más jodida, macabra y bien hecha broma, dejarnos claro que eso no acababa allí, no, ellas habían ido más allá de todo aquello... y ahora es cuando os recuerdo lo que os conté hace media raya de cobertura, lo del unicornio de mi hermana... ¡las muy cabronas raptaron el unicornio de Jean bajo nuestras narices!
Cómo os decía, Unimin para los amigos, no solo es parte de la personalidad de mi gemela morena, sino, que además, ella ha tenido desde pequeña ese peluche, y lo peor que podrían haber hecho era llevárselo. 
Y por fin llegamos a los hechos que me han traído hasta aquí, en medio de la nada, disfrazada de Marilyn Zombie, con menos ropa de la que debería de llevar, con sangre falsa en la cara y... pero os haré un resumen para poneros en situación: 
Recibimos una nota tres días después de volver de Sitges que ponía, si no me fallan las terminaciones nerviosas congeladas:
“Tenemos tu unicornio. No hagáis nada, no contactéis con nadie, cualquier cosa que hagáis, tenedlo por seguro, vamos dos pasos por delante. Si no cumplís con las indicaciones, recuperaréis el animalito en cuestión, pero en pequeños y blandidos trozos de espuma y pelaje morado. Y no, no es solo una amenaza. 
A las 23 horas en la fiesta de Halloween de las Taconeras en la parte trasera del almacén abandonado. Allí encontraréis más indicaciones.”
 Os podéis imaginar cómo se puso Jean. Así que, en lugar de hacer lo que decían y dar por asumido que habíamos perdido, mi hermana ideó, según ella, el plan del siglo: esta misma mañana compró dos kilos de azúcar refinada, moldes, purpurina, y una estampa con la cabeza de un unicornio. Sí, creo que ya sabéis por dónde van los tiros. La muy cabrona, es lista, eso se lo tengo que conceder, y fabricó pastillas caseras de azúcar y purpurina, y nuestro plan, digo nuestro porque no me quedaba más cojones que seguirla, sería el siguiente: entrar en la fiesta, echar las pastis en todas las botellas y barriles, porque así nos aseguraríamos de que todo el mundo las consumirían, grabar en vídeo cómo metíamos las pirulas “flipe unicorniano” a las bebidas, y cuando dieran las once menos cinco, hora marcada para la cita sobre el secuestro, enseñaríamos el vídeo en la pantalla XXL, haciendo que todos pensaran que estaban drogados, incluidas, ellas, las escritoras. ¿Brillante? ¿Una locura? ¿Una genialidad? Seguro mi hermana diría que un poco de cada una... y así lo hicimos. 
No, no tenéis ni idea de la que se armó... ¿Sabéis lo que es ver a Darth Vader, Michael Meyers, Lady Gaga, y Zombies, corriendo de un lado a otro gritando que ven unicornios? No, no sabéis lo que es, yo sí.
La intención era, entre tanta locura, encontrar a las escritoras, la morena para ser más exactos, y hacernos con su bolso tamaño familiar, porque en Sitges vimos que siempre lleva uno con ella, y eso por qué, os estaréis preguntado, pues porque Jean estaba segura que ella llevaría el unicornio a la fiesta. Tengo que confesar que no le discutí esa parte; conozco a la escritora esa y sé cómo piensa, y sí, seguro que el unicornio iría con ella, no se arriesgaría a dejarlo en casa y que nosotras fuéramos a por él...
Pero claro, cómo os podéis imaginar dada mi situación actual, las cosas no salieron exactamente cómo habíamos supuesto; echamos las falsas pastis, enseñamos el vídeo, desde Abraham Lincon, pasando por Lestat y la Momia, han creído que estaban colocados con las pastillas “para ver unicornios”, y exactamente por eso estoy aquí: ¡Yo salía en primera plana en el puñetero vídeo! Así que en cuanto que empezaron los “efectos”, yo me convertí en blanco de la Familia Adams, y tuve que huir de la maldita fiesta mientras mi hermana, la última vez que la vi, se metía para las trastiendas del almacén con el bolso de la escritora en la mano y siendo perseguida por seis pinups zombies que, si no me fallan los cálculos, se trataban de nada menos que las anfitrionas de la fiestas, las taconeras.
 ¡Mierda pitido! Eso se queda sin batería, he oído un gruñido no muy lejano y no se trata de mi estomago, así que, cómo os dije al principio, si encontráis mi móvil y veis este vídeo, seguramente estaré perdida aún y me habrá adoptado una familia de hombres lobos o estaré comiendo gusanos de los árboles..., y solo diré algo más, y es que, en defensa de mi hermana morena, ella no está mal de la cabeza ni mucho menos; ama con demasiado amor, y no es capaz de sentir odio ni que se lo obliguen, así que, todo lo que haya hecho, lo hizo por el unicornio ese que, más que nadie, ni yo misma, ha estado con ella en cada momento de su vida, incluso cuando ha insistido en que quería estar sola. Y, para rematar, que ya puestos no creo que salga de esta entera, qué conste en acta que ella quiere a todas y cada una de las taconeras, sobre todo, a las escritoras rubia y morena, porque de no ser así, no habría hecho todo eso; Jean no pierde su tiempo con gente que no le importa, nunca lo ha hecho.
Y sé que me voy a arrepentir de decirlo, y es que, si salimos de esta, y a mi hermana se le acusa de algo, que sean cargos a medias; si ella cae, yo, caigo con ella sin dudarlo.
Ah, y un último detalle antes de que se acabe del todo la batería, y es que cuando corría bosque adentro me enc...»


***

—Y ahí se acabó la batería del móvil, señor.
—Así que a ver si lo tengo claro, Ramirez: ¿Según las pruebas en la casa de las sospechosa, realmente eran pastillas de azúcar y... purpurina, y todo eso se hizo por un unicornio de peluche?
—Ham... ¿sí... señor?
—Silencio, están hablando entre ellas, capitán...
—Pero si están susurrando, no escucho lo que dicen...
—¿Qué hacemos, señor? No hay... “caso”, en realidad; la verdad es que, según los testimonios de todos los presentes en la fiesta, la frase más dicha ha sido: “¡La mejor fiesta de Halloween de mi vida! ¡Viva las gemelas y las taconeras!”, ah, y también: “¡Arriba los unicornios!”.
—Tengo que jubilarme, eso era ya lo que me quedaba por ver...
—¿Qué hacemos, señor?
—Dejadlas ahí hasta por la mañana, que no se crean que se irán de rositas; luego entráis, las amenazáis con que serán vigiladas a cada paso y que no se les ocurra ni un desliz, blá, blá, lo de siempre. Y cuando vuelva mañana a las diez, no quiero verlas aquí, ¿entendido? Ni sombra de las gemelas estas o estáis todos despedidos, ¿he sido claro?
—Sí, señor... pero, una última cosa: ¿preguntamos qué era lo que iba a decir la rubia en el vídeo antes de que se acabara la batería?
—Haced lo que queráis, yo necesito una copa. Y... espera, el móvil. Mi hija que me manda un whatsapp y... ¿en serio? Doble, que la copa sea doble.
—¿Ocurre algo, señor?
—No, nada, solo que mi hija me acaba de enviar una foto de su disfraz de Halloween, mirad: ¡un sonriente y jodido unicornio! Me voy antes de que entre ahí y las haga de comer a las gemelas las pastillas de purpurina que quedan...

«Morena...»
«¿Qué?»
«Acércate más anda, que no quiero que nos escuchen...»
«Rubia, por favor, estamos en medio de un...»
«Qué te acerques, joe...»
«Dilo de una vez, Cleo. No tengo el unicornio para tonterías... no, mejor, no tengo mi unicornio, así de claro. Todo eso para nada...»
«A eso voy, nena...»
«¿Qué...»
«Cuando corría hacia el bosque, me encontré con un árbol que tenía atada una cinta rosa con una bolsa colgada y una notita que ponía: ¡Felicidades, ahora ya estamos en paz! ¿Y a qué no adivinas qué había dentro de la bolsa?»
«Oh...¡¿Tienes a...»
«Shus, no grites. Menos mal que se acabó la batería del móvil antes de que lo dijera...»
«¿Y dónde está? ¿Cómo está? ¿Bien, entero, le falta algo?»
«¿En serio? Tenía cosas más importantes qué hacer, cómo correr bosque adentro en plena noche sin chocarme contra los árboles y esquivar a frikis disfrazados, me iba a parar yo a fijarme si todavía tenía o no su cuerno...»
«¿Pero lo tienes, no? ¿Está a salvo?»
«Bueno, eso depende de si haces lo que tengo pensado pedirte como pago por todo lo que he pasado las últimas horas, no, las últimas semanas contigo...»
«Te quiero, rubia.»
«Ajam... ya veremos ya...»
«¿Te cuento algo gracioso, rubia?»
«No estoy segura, la verdad...»
«Mientras me esposaban y eso, y detrás de los gritos de “¡viva el unicornio de la morena!”, me han dicho que nos hacen fijas en la web. Ya somos oficialmente taconeras.»
«Pues va a resultar que están estas peor que nosotras al final...»
«Ah, la escritora morena te manda recuerdos; estaba preocupada por ti, le dije que le mandarías un whatsapp en cuanto que estuviéramos en casa.»
«¿Un whatasapp? ¡¿Un whatsapp?! Que se acabe ya Halloween, quiero despertarme de esa pesadilla...»
«Tranquila, rubia, te prometo que ahora nos dedicaremos a las críticas literarias, ¿de acuerdo?»
«¿Me lo prometes?»
«Sí, prometido... bueno, al menos hasta que sea navidad y... ¿has visto lo parecidos que son los unicornios y los renos?»
«Qué Papá Noel nos pille confesados...»




Y el lunes no te pierdas "From My Bolnd Mind"

***

9 comentarios:

  1. Joder..si por momentos me he tenido que parar a respirar... vaya para vaya par. Que acabe Halloween pronto o a saber cómo acabamos el resto :D

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    1. Ya te digo, si estoy yo deseando que se acabe Hallowee, eso sí, que nadie diga que no ha quedado todo clarito... ¿no?
      XD

      Besossss

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  2. Muy bueno, tus gemelas son la leche, vaya par, que risas, es buenisimooo jejejeje
    un dia te voy a escribir un relato de unicornios de los mios...
    Besos y a seguir asi ^^

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    1. Gracias, Doc^^

      Ellas van a lo suyo, y nos hacen de reír con ello, así que a disfrutarlas que lo mismo se van por ahí con los unicornios y a saber cuándo vuelven... jaajj:D

      Besos

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  3. Al menos has puesto puntos y comas, que sino me ahogo!!!

    Más que el escrito de una grabación de móvil parecía que estaba recibiendo el pensamiento en tiempo real, asi, to apelotonao y con digresiones, de alguien con unas neuronas muy enrevesadas. Por un momento me hacia hasta un lio con la gemela morena y la escritora rubia que andaba dando saltitos y la escritora morena con la gemela rubia y el unicornio de una o de la otra.

    Pero yo no quiero críticas literarias, al menos no solo críticas, quiero seguir las andanzas, y las travesuras, aventuras y desventuras de las gemelas...

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    1. Y he ahí la belleza de meterse en la mente de alguien; no siempre se entenderá que piensa, pero seguro, la esencia de sus pensamientos...:D
      Jajajaja, filosofías aparte, he de decir, en mi propia defensa, que la he controlado un poco; si llego a poner todo tal cual lo iba diciendo, te aseguro, ahí sí entonces, ni papas ni vinagre...:D

      Pues te aseguro que las habrá; críticas y andanzas, porque estos, me temo yo, que ya no hay quien las pare... ni a Unimin tampoco...:D

      Besosss y gracias por estar aquí conmigo cada semana ^^

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  4. Sin alientooooooooo, locaaaaaa!!!!
    Me encantó, como manejas el dialogo y la locura jajaja
    Eres lo más de verdad, una autora de mucho talento!!!! Ay qué honor compartir blog!!! Y encima guapa y encima mi amigaaaaaaaaaaaaa jajajaj
    Te quiero pero de verdad: hoy SUBLIME!

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    1. Aiii, sublime tú, reina míaa^^

      Gracias, cielo, si mientras que quite el aliento, aunque sea a exceso de comas, y os quite aire a ti y a quienes se atreven a leerme^^, yo contenta de la vida :D

      Besosssss del tamaño del mundo mundiall:D

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  5. La que han montado las dichosas gemelas, me leí esta entrada hace tiempo pero no sé porqué no se quedó mi coment, ains.. bloger me odia jjejej Esperemos que las futuras aventuras de las chicas sin descanso y con mucha energia sean un poco más.... va, que no, que las queremos así, descontroladas!!!!!! Genial siempre mi vidaaaaa

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