Esta vez el encuentro en tacones
era algo más oficial de lo que solía ser, la fiesta de despedida de una amiga
que tenían en común todas nuestras protagonistas taconeras. ¡¡Se casaba Nicasia!!
Que por vivir en otra comunidad no tenía el tiempo suficiente para estar con ellas,
aunque la distancia geográfica no hacía menguar su amistad.
Nicasia decidió acercarse a los
madriles para celebrar el abandono de la soltería. Quedaron a cenar en un
restaurante que conocía Regina y al parecer la comida era deliciosa, acompañada
de un numerito musical del más puro estilo flamenco. Después de cenar se
dirigieron a una de las discotecas más concurridas y exclusivas de Madrid.
Después de la vuelta de
reconocimiento y varias copichuelas refrescantes, nuestras chicas se sentaron
en los sillones de estilo moderno que había cerca de la pista de baile.
— Esto es como cuando te tiras
toda la semana comiendo hojas de lechuga, apio y yogures naturales para entrar
en el vestido de la cita tan esperada y, cuando llega el momento de la cena,
engulles como descosida hasta la tarta tres chocolates con virutas del mismo
sabor, tienes que hacer que el tipo en cuestión piense que tú mantienes esa
figura porque tu genética es de las más agraciadas, vamos, que todos mentimos
hasta a la hora de comer— dijo Connie en una de las conversaciones que estaban
teniendo.
— Bueno, ellos no se quedan cortos,
que vienen todo afeitaditos, oliendo a perfume caro, con corbata, y ese color
precioso y brillante de pelo y zapatos, cuando en realidad esconden una tripita
cervecera bajo el fajín, sus canas mueren bajo el tinte barato de farmacia y la
ropa formal no ha tocado su peludo cuerpo en diez años hasta la cita. Todos
engañamos, incluidos los hombres— respondió So mientras sorbía de su mojito.
— A mí me da igual como vayan
vestidos, lo importante es que se comporten como gente normal, con una
inteligencia normal tirando hacia arriba y sean mínimamente divertidos, sin
tener que ponerse de whisky barato hasta las cejas— siguió Alicia con su punto
de vista.
— Sois demasiado complicadas, lo
que pasa es que estáis construyendo un ideal de hombre que no existe, al igual
que la mujer perfecta no ha nacido todavía, para una noche y un polvo con que
sea atractivo y limpito creo que es suficiente, si luego ves que tiene otras cualidades
como buena conversación y es agradable en todos los sentidos, se le pueden conceder segundos encuentros, incluso puede llegar a ser el único, ya sabéis,
eso de para toda la vida y tal— contraatacó Irene al tiempo que removía su copa
con la pajita.
— Menudas charlas
transcendentales que tenéis, de verdad ¿hoy es día para esto? Pero si estamos de
fiesta ¡tías! — Gritó Karol ya aburrida de estar sentada.
— Cierto, creo que deberíamos
movernos un poco, y si hacemos bailecito en el centro de la pista, por los
viejos tiempos— propuso Regina.
Todas las chicas estuvieron de
acuerdo en ofrecer algo de espectáculo al local y subiéndose un poco la falda, ajustándose
las tetas dentro de los sujetadores y dando un pequeño apretón a los tobillos,
para rogarles que no les hicieran sufrir demasiado con los tacones, se
dirigieron al centro de la discoteca apartando poco sutilmente a la gente y
haciéndose un hueco para tener libertad de movimiento.
So se acercó a la cabina del Dj y
le pidió algunas de sus canciones favoritas, había que crear ambiente y ellas
eran expertas en hacerlo.
En corro y mirándose las unas a
las otras empezaron a bailar, mientras las mujeres las miraban con odio y los
hombres con curiosidad. Alicia recayó en ese momento en que la novia no estaba junto
a ellas. Buscándola con la mirada, la encontró hablando con un maromo súper
sexy que la acariciaba delicadamente el antebrazo. “Será puta” pensó mientras
sonreía. Salió del corro y se fue hacía ella con decisión, la arrancó de los “brazos”
de aquel adonis y fue arrastrándola hasta la zona de baile.
Al principio Nicasia frunció el
ceño, estaba a gusto con la charla de aquel semental, aunque bien sabía que
todo se resumiría a un par de miradas insinuantes y poco más, la fidelidad a su
futuro marido era inquebrantable.
— Que me haces daño Alicia. Joder,
nena, con lo bien que lo estaba pasando, ya te vale— se enfurruñó la novia.
— Anda tonta, ya verás como se le
cae la baba cuando te vea mover ese culito con nosotras. Venga, muévete, que
tenemos que quemar las calorías de la cena.
Ahora eran siete chicas contoneándose,
haciendo piruetas y bailando agarradas con poses de lo más excitantes delante
de todo aquella marabunta de gente estilo clip, sujetando sus copas sin hielos
mientras que parecía contemplaban un espectáculo servido por el dueño del
local.
Nuestras gogos aficionadas
bailaban a las mil maravillas, sus cuerpos daban giros y contoneos muy sugerentes,
dejando algún que otro con la baba resbalar por la barbilla y los ojos
vidriosos, mientras pensaban qué frase sería la adecuada para acercarse después
a ellas con motivos procreativos. Uno o dos de aquellos espectadores tuvo la
mala idea de molestar a nuestras bailarinas en pleno espectáculo, para después
de una amable contestación de: “ahora no, nene, estoy ocupada”, salieran con el
rabo entre las piernas y una precaria esperanza de poder tener nuevas
oportunidades más tarde.
A Irene no se le daba mal bailar,
ya había trabajado en los viejos tiempos como gogo en varias discotecas, pero
el alcohol estaba haciendo de las suyas y empezaba a marearse con tanta vuelta
y gracieta, por lo que se paró un poco y empezó a animar a sus compañeras. En ese
momento un grupo de chicas, cerca de ellas, empezaron ha hablar en tono demasiado
alto, seguramente adrede para que la rubia oyera su conversación.
Discutían entre ellas de quién de
entre las siete amigas tenía más pinta de puta barata, cuál llevaba el vestido
más horrible e imaginaban de qué tratarían sus trabajos pasada la noche. A
Irene aquello le resultó de lo más gracioso, podría haberse dado la vuelta y dicho
cualquier cosa, pero no hacer aprecio le pareció mucho más divertido. Las miró directamente
a los ojos y les lanzó una sonrisa cautivadora, guiñándoles un ojo. Aquellas mujeres
se quedaron descolocadas, eran conscientes de que la rubia estaba informada de
su tema de conversación.
Un chaval alto y de buen ver, muy
buen ver, se acercó a Karol presentándose como Héctor. Ella de primeras lo
ignoró, pero como la dolencia de sus pies reclamaba descanso le dio una
oportunidad para ver qué se contaba. El tal Héctor resultó ser un chico muy agradable,
pero Karol no tenía ganas de hombres, estaban de fiesta y no perdería la noche
con sus amigas y la despedida de Nicasia, por un revolcón en los privados. Si
el chico aguantaba hasta el final, quizás y solo quizás, se le llevaría a casa.
Las chicas hicieron un corro a
Regina y Connie mientras que agarradas se marcaban un bailecito muy sensual, aplaudiéndolas y gritando de todo
para animar el cotarro.
Alicia se acercó a la barra del
bar junto con Karol, para pedir una nueva tanda de mojitos. Al ver que eran
demasiados vasos para llevarlos solas, un chaval que los iba recogiendo de las
mesas se ofreció a echarles una mano en el trayecto. Éste, luego intimaría un
poco más con Alicia, le había caído en gracia su atuendo de camarero de años
60.
Después de varias rondas más
dentro de aquel garito, de que Karol le diera calabazas a Héctor, Alicia se despidiera
del camarero con el número de teléfono apuntado en una servilleta, la novia henchida
de felicidad por lo bien que se lo estaba pasando e Irene con un mareo
razonable, decidieron trasladar la fiesta al local de un amigo de So que,
supuestamente, quedaba cerca para ir andando. Pero al salir al exterior se
encontraron con algo que no se esperaban.
La noche iba de sorpresas y éstas
prometían algún tirón de pelo.
CONTINUARÁ...
Y no te pierdas mañana viernes una de las mejores
historias que circulan por la red con las aventuras de Connie en...
Aún estando de juerga por Sitges con las gemelas y Karol Scandiu, vienes y nos cuentas "una de rubias".
ResponderEliminarEmpiezas suavita y jocosa con la despedida de soltera, pero el "a ver donde nos metemos" del título promete...
Los comentarios de cada rubia "les van", o las has grabado diciendo exactamente eso mismo o las conoces como si las hubieras parido :-)
Toma fiestón. Ni me acuerdo de la última de estas a la que fui jajaja
ResponderEliminarFelicidades chicas
Despedida de soltera con amigas siempre sale alguna historia para recordar, muy bueno Irene y queremos saber que pasó después ......... besos
ResponderEliminarUna fiesta prometedora...pero como le gusta a Irene dejar a los lectores con la miel en los labios... ;)
ResponderEliminarUn abrazo :)
Ireneeeeeee, Irenuchiiii!!!! Qué fiesta qué recuerdos!!!! Es que bailando somos lo más!!!! Ahora el final de la noche está un poco borroso, ya lo contarás tú mejor que nadie!!! Ay! Ay!
ResponderEliminarbesos mi amor
UHY!!! QUE VA SER VERDAD Y NO FANTASÍA...ESTO NO ME LO PIERDOOOO!! ME LLEVO EL BLOG AL MIO , PARA NO PERDERME NADAAAA !! BESITOS , IRENE !!
ResponderEliminar¡Toma yaaa, pá fiestera yo! Y di que sí, dejar a mis amigas por un polvito de hadas en privado, si eso, me lo llevo a casa cuando se acabe la fiesta, y tan a gusto que me quedo... jajajaj:D
ResponderEliminargenialísimo mi Iren, y de bodas hay que ir más a menudo (ignoro quién tenía el aspecto de puta barata, ese detalle me lo trago... jajajaaj:D)
Besoass y a seguir leyendoooo^^