Llevo así todo el día. No he comido. Creo que tampoco he dormido. Cada vez que cierro los ojos...
La voz había anunciado el comienzo del transporte, pero nadie notó que
la celda se moviese. La misma voz les había indicado que el sujeto C había
mentido conscientemente al contestar a la sexta pregunta de descalificación. Se
apenó por el espectáculo del cuerpo desmembrado, consecuencia de la mentira, y
comenzó con la corrección postural del resto de sospechosos.
- Sujeto A, permanezca en su posición actual, por favor.
El hombre no se
movió. Era la primera vez que conseguía, en tres rondas de preguntas, fijar la
mirada en los miembros separados de su compañero. Pensó que uno se acostumbraba
a todo y trató de respirar lo menos pesadamente posible para que el estómago no
le rebotase dentro del traje verde oficial. También hizo lo posible por evitar
la sudoración excesiva por la que ya le habían amonestado.
- Sujeto D, las manos a lo largo del cuerpo, levántese del suelo y no
se apoye en la pared.
La mujer del cabello
rubio tratado abortó su intención de retirar dos rizos rubios de la frente y se
levantó. G, que ahora estaba en el suelo, más cerca de sus pies que de los de
sus otros compañeros, le había caído bien. Detestaba a A, que parecía desaseado
incluso dentro del traje oficial. G era limpio y ordenado, así que no creía que
lo hubiera hecho él. Una vez incorporada, adoptó la postura que le habían
indicado.
- ¿El jurado no descansa nunca?
Los otros tres se
alteraron. E, el único sospechoso menor de edad, les miró por entre las
pestañas como si tuviera alguna esperanza de poder provocarlos.
La voz le contestó,
en el mismo tono inalterable con el que les había dado las reglas y anunciado
cada ejecución, que el jurado no descansaría hasta que se descubriera quién era
el culpable. Informó también de que, en el caso de que un descanso fuese
necesario, la celda continuaría bajo vigilancia. E hizo un gesto con la cabeza
que provocó que el pelo largo le cubriese el rostro y adoptó la postura que la
voz le exigía.
- Sujeto F, mantenga inmóvil su muñeca izquierda.
Quiero una galleta. Todo lo que quiero es una galleta. Tengo que coger una galleta y dársela... ¿Era a mis amigos? Si no hay galleta no hay suerte. La suerte está en las galletas.
F era médico y se
daba cuenta de que siempre le recriminaban esa única falta. Le habían ordenado
depositar todos sus objetos personales en un depósito estéril antes de entrar
en la celda, pero aún necesitaba saber si saldría a tiempo para la operación de
la tarde. Calculaba que había pasado dentro alrededor de dos horas. Si la
siguiente pregunta era la última, aún podía llegar.
La voz no dijo nada
más. Sin ningún movimiento perceptible de la celda, los cuatro sujetos
volvieron a sentir el gas que se colaba por orificios minúsculos. La primera
vez habían temido una ejecución masiva. A había tosido compulsivamente al
principio, de manera que intensificó su sudoración. La señora D se había tapado
la nariz con las manos durante tanto tiempo como le fue posible, F había
sufrido un desmayo que identificó como consecuencia del shock y E les había
insultado a todos de un modo que habría resultado aterrador de haberlo
escuchado en otro lugar. De los dos compañeros ejecutados que aún estaban vivos
aquella primer vez, ninguno de los cuatro se acordaba. Por algún motivo sus
memorias se habían restringido a los vivos, al horror de la muerte, el alivio
de haber sobrevivido al gas y el asombro de que el primer cuerpo separado
hubiera desaparecido
El gas desapareció junto con el cuerpo inerte
de G. Tenían unos cinco minutos hasta la siguiente ronda de preguntas.
- Vamos a ver –A tomó la palabra. Que la voz no corrigiera su postura
le había dado cierta seguridad-. Todos somos sospechosos del mismo crimen.
Tenemos que tener algo en común.
- ¡Yo no he cometido ningún crimen!- F temblaba. –Esto es un error,
una consecuencia de esa política de equidad. Los médicos no necesitamos
convertirnos en criminales. Yo, precisamente, no tengo ni una multa de tráfico.
Y aquí estoy. Compartiendo celda con una conductora con exceso de prudencia, un
adolescente que conduce sin carnet y con usted.
- Así que –D siguió con el razonamiento- Somos dos sujetos con delitos
de tráfico, uno que no ha cometido delito alguno y un cuarto del que no sabemos
nada todavía.
- ¿Asume que conduce prudentemente, señora D? – A A le brillaron los
ojos.
- Es la conclusión lógica. Saben que tengo un coche antiguo y saben
que debo viajas a menudo. También saben que mi marido, como el padre de E,
murió en un accidente de tráfico. Por la fecha, es posible que fuera el mismo
accidente. La conclusión es lógica, pero no asumo nada.
Galleta, gripe,guapo,gula,gasa,grande,gorra,galleta,gula,gripe. Gripe. Galleta. Galletas de la Gripe.
F volvió a mirarse la
muñeca desnuda.
- ¿Qué más da? Si nos acusaran de algo relacionado con la conducción
yo no habría entrado de aquí. Siempre llevo chofer. No conduzco habitualmente
porque los trabajos manuales alteran mi pulso y eso podría ser perjudicial para
mis pacientes. Está claro que me han metido aquí para cumplir con la
estadística, pero tendrían que haber encontrado algo en lo que encaje mi perfil.
- El viejo gordo tampoco se libra –
E le miró con un rictus de desprecio. Fuera de la celda habría escupido
a sus pies-. Tú trabajas en una fábrica de unidades de transporte ¿Has dado
salida a alguna que estuviera defectuosa?
A recuperó el tic del
labio y comenzó a sudar. D le miraba a través del mechón de rizos que se le
había juntado sobre la frente. Su marido había muerto por un error de
producción.
- En cualquier caso, yo no pinto nada aquí -. F se miró la muñeca de
nuevo. Todos ustedes han incumplido la ley en alguna ocasión. Yo no. Yo he
contestado a todas las preguntas con la más rigurosa verdad, sin dudarlo ¿Por
qué no me dejan salir? La señora D se ha puesto histérica cuando han preguntado
si nos gustaría tener hijos. Creo que ha estado a punto de mentir, pero al
final ha dicho que no. El señor A tiene problemas de propiedad privada, lo ha
dejado claro al contestar a la segunda pregunta. Y es evidente que E no quiere
decir dónde estuvo la noche del crimen. En cuanto afinen un poco más sobre esa
cuestión...
E se acercó a F con
la intención de pegarle. La voz les había indicado que no podían mantener
ningún contacto físico, pero A y D se arriesgaron a retenerlo sujetándole los
brazos. Inmediatamente, los tres sintieron una punzada de dolor en la médula
espinal.
- Hijo de... Si no digo donde estuve es porque no me da la gana. Pero
no fue en el Punto ¿vale? Yo creo que has sido tú.
- Sujetos –La voz surgió, como todas las otras veces, de la nada –Han
descuidado su postura y serán castigados por ello después de la siguiente ronda
de preguntas.
- ¡Joder!
- ¡Cállate, E! La culpa ha sido
tuya.
- ¡Y una mierda!
- Sujetos –La voz pareció ignorarles.- La siguiente pregunta es: ¿Han
tenido en alguna ocasión un animal de compañía?
Todos negaron.
En pocos segundos,
unos lazos invisibles apretaron las muñecas y los tobillos de E. Los dedos
enseguida se volvieron azules. Jadeó con dificultad hasta que el estiramiento
de los músculos fue insoportable. Un alarido inhumano impidió que los otros
tres oyeran el sonido de trapos rotos del primer desgarro importante.. Sin
embargo, vieron con claridad que el hombro derecho se le había dislocado. Poco
después, los tobillos habían desaparecido, en su lugar, una extensión
desacostumbrada de piel unía los pies a las piernas. Pronto todos los miembros
estuvieron separados del cuerpo. La cuarta ronda había terminado.
No, no ha terminado. No hay galleta. No hay galleta. Necesito una galleta.
Por tu culpa puede que tenga pesadillas varias noches seguidas...
ResponderEliminarEl fondo de la historia (aunque menos "bestia") me recuerda a una película en que hay varios hombres y mujeres atados en una habitacion que aparentemente no se conocen y sin embargo están relacionados con alguien en un pasado..., si recuerdo el título te lo digo.
Acuérdate, acuérdate...
Eliminar¿No será Saw?
ResponderEliminarAyyyyyy... debe ser que no estoy hecha para leer terror... qué malito se me ha puesto el cuerpo... Eso sí, jodía, qué bien escribes!!
Muassss y que te mejores!!
Regina Roman
Este no es de terror... Es como de suspense ¿no?
Eliminar:)
Al principio me he perdido, luego me he encontrado pero no sé si quería de verdad haberme encontrado, después me he sentido deborada por el texto para al final colarse por detrás de la espalda un escalofrío, que ha estallado con el video que has puesto, nena, estás loca, pero loca loca, de las que a mí me gustan y me siento identificada, como dice nuestra Regi, jodía que bien escribes (y agrego) coño!!
ResponderEliminarBesotes mi Aliiiiiii, guapa madre!
UY, no había visto esto yo :)
EliminarGracias, guapa mía, gracias.
Estar malucha da para poco, pero se hace lo que se puede :)
Joer... y luego dicen que yo soy la da escalofríos... bien, bieeennn, cómo a mí me gustan, aunque wue gracias que te mejoraste que eso es lo que importa y... ¡qué yuyo oyes! :D
ResponderEliminarA ponerme al día empiezo con las entradas por fin, y qué buena manera de hacerlo^^
Sigooo:D