Y lo que celebramos
como Halloween, hoy en día, es una tradición yanki.
Porque los imperios son imperios gracias a su capacidad de universalidad sus
usos y costumbres, no por la fuerza de
las armas, sino por su atractivo comercial.
Los yankis son muy
buenos en eso.
Otro imperio, Roma,
asimiló las celebraciones de los pueblos celtas que conquistó y las modificó
como las festividades dedicadas a la diosa Pomona. Hay que recordar que en el
Mundo Antiguo las celebraciones estaban asociadas a hitos importantes para los
pueblos agrícolas y el Samhain era la
fiesta de la cosecha.
Del Samhain original no queda mucho. Para los Druidas la «Noche de los
Espíritus» no era algo malo, era un momento de reencontrarse con los ancestros.
Hay que entender que para la religión druídica, la «Tierra de los Espíritus» no
tenía las connotaciones de bueno y malo del «Cielo e Infierno» judeo cristiano”.
Justamente, la tradición del
cristianismo en esta celebración tampoco hace referencia a la apertura entre
mundos que se presupone. El «Día de Todos los Santos» era una conmemoración de
recuerdo hacia los mártires que murieron por la fe.
Volviendo a los orígenes paganos de
esta historia, en la noche del 31 de octubre no solo las almas de los
antepasados podían caminar con libertad por el mundo. También lo hacían otros
entes malignos. Fantasmas, duendes o
diablos que, de localizar a un vivo, podrían inflingirle mucho mal si este no
les satisfacía con la tradición de «truco o trato».
Así que podías hacerte pasar por
uno de ellos o sobornarlos.
Pero Halloween
tiene su aquel, pues su raíces célticas no han muerto del todo y menos en esta
España nuestra que, siendo de todo, también tiene su puntito celta.
Lo que más mola de Halloween
es que es una excusa perfecta para disfrazarse.
A mí me encantan
los disfraces. La vida se vuelve plana sin los trucos de las sombras, el humo y
los espejos.
¡¡Pero lo más
importante es que te puedes vestir de furcia y nadie te lo va a reprochar!!
Sí, porque un
disfraz puede ser lo que quieras, pero yo mantengo que tiene que ser sexy. A ver
¿para qué te vas a disfrazar si no es para
resaltar lo mejor de ti misma?
Lo que pasa es que
volvemos al condicionante de ser nena y resulta que Halloween
cae en unas fechas de frío y agua que acabas acatarrada (más cuando te has
metido tres copas y te crees que todo el monte es orégano) eso sí, las fotos
luego molan un montón.
Partiendo de la
premisa de que vas a estar helada la mitad de la noche y que los pies te van a
doler cosa mala por los tacones, vamos a ver los disfraces típicos:
Vampiresa: perfecto para utilizar esos corpiños chulos que te compraste y nunca te pones. Te van a estilizar la figura y subir las tetas. Lo ideal es combinarlos con una falda larga, a poder ser con aberturas laterales que dejen ver las botas altas con tacón. Todo en negro. Las vampiras son muy golfas, así que puedes complementarte con medias de medio muslo, guantes y toda la parafernalia que quieras. Imprescindible el maquillaje blanco y los colmillos de pega (los tienes que poner bien, no sea te acabes tragando uno con el ron).
Bruja: muy parecido al anterior, pero tienes que llevar un gorro; de bruja claro. Lo de la bruja fea y llena de verrugas no lo veo yo, no, pero te puedes maquillar en verde para quedar un poco tétrica. La escoba es buen complemento pero acabarás de ella hasta el moño a mitad de la noche.
Diablesa: Muy bueno porque te sacará del luto y te permitirá vestir el siempre llamativo rojo (este color además suele quedar muy bien). Puedes atreverte con todo, que las súcubos no tienen límite y meterte en un body bermellón tipo gimnasta, medias de rejilla, taconazos y los imprescindibles cuernecitos. A mí me gusta mucho el detalle de un buen rabo terminado en punta pero yo soy yo, y eso…
Zombie: Super popular y de moda.
Aquí te puedes poner lo que quieras, lo importante es parecer un extra de un
anuncio de la DGT. Mucha sangre y vísceras por todos lados. Es sabido por todos
que para ser zombie no puedes morir placidamente en tu cama sin marcas de trauma,
no, no, no. Además no tendría gracia. Ventajas: no hay que invertir en
vestuario. Inconvenientes: todo lo que no te gastas en ropa, lo harás en
maquillaje.
Enfermera del «Silen Hill»:
Este me encanta, porque las enfermeras del «Silent Hill» tienen cara de monstruo
pero unos cuerpazos de infarto. Para eso necesitas una bata blanca (muy, muy,
muy corta) y una cofia. Las llenas de mierda (para esto te la puedes poner
cuando friegues la cocina y así te cunde el día, guapa) y hala, ya estás apañadita.
Fantasmas varios: De entre todos
los mencionados, el de fantasma, quizás sea el más socorrido y versátil. ¿Por
qué? pues por una razón muy sencilla: te da rienda suelta a sacar del baúl
cualquier cosa que te apetezca. Que tienes un bonito vestido de época, pero tus amigos son un poco sosainas y no les
apetece vestirse de cortesanos de Luís XVI. Sin problema. Soy el espíritu de
María Antonieta que vaga sin descanso en busca de una tienda de chinos en la
que comprar Super-glu para pagarse la cabeza al cuerpo de nuevo.
Que no tienes ni
repajolera idea de qué disfrazarte, pero te sobra ropa vieja del gimnasio.
Nada, Nada. Eres un pobre incauto al que no avisaron de los posibles efectos
secundarios de las posturitas avanzadas de la clase de pilates. Todo rematado
con un poquito de maquillaje, por aquello de la palidez post mortem, y a tirar.
Momia: Este presenta algunos
inconvenientes aunque también grandes ventajas. Es la última frontera. No
necesitas ropa, ni maquillaje, ni peinado. Nadie tiene porque ver tus ojeras o
granos, o incluso a ti misma. Solo necesitas muchos rollos de papel higiénico,
paciencia, y a enroscar se ha dicho. Eso sí, no te quejes si algún perrillo por
la calle se encapricha de ti y decide tirar de tus vendas (recomendable llevar
en el bolso un par de rollos de repuesto).Y a disfrutar.
Ya cualquier otra
cosa es salirse del contexto festivo. Hay mejores ocasiones para sacar la
combinación de doncella francesa, el atuendo de gatita mimosa o eso de cuero y hebillas
que no tapa nada y no sabes muy bien para qué sirve (bueno, sí lo sabes, sí).
Todo esto para que
las almas de los muertos que rondan la mágica noche del 31 de octubre no se te lleven.
Porque diréis: Con eso que dices que nos pongamos no das miedo.
¿Qué no? Esperaos a
que me termine la tercera copa y me decís si doy miedo o no.
Feliz Halloween
nenas y nenes.
Mañana, muchos sustos con Regina Roman. La Mota Rosa sin maquillaje, sin peinar y sin depilar ¡Espantoso!
Pues uno no solo se disfraza para mejorar sino para aparentar lo que no se es. Cualquiera de las sugerencias para nenas está bien.. aunque se echa en falta alguna sugerencia para "ellos" :P
ResponderEliminarYa te contaremos si das miedo o no... kalasnikov en mano claro ;)
Manu
Aparte de que el disfraz desinhibe...sí, os animo a todas a disfrazaros, y a realzar los encantos. Yo no tengo muchos, pero prometo intentarklo, a mi vez ;PP
ResponderEliminarUn saludo :)
ResponderEliminarJajajajajajjajaa!! Me ha gustado tanto que ya no sé cuál elegir... Me refiero a los disfraces.
Genial como siempre, chula!!
R.R.
Tu no "das miedo", más bien "estás de miedo", y con 3 copas debes ser "de miedo". Eso si, lo de la diablesa con un buen rabo..., bueno..., eso...
ResponderEliminarJuer, pues si tenía dudas de qué disfrazarme me lo has dejado todo clarito jejeje y hay que ver lo divertido que es leer tus explicaciones, que a cada dos parrrafos hay que pararse (no ha pensar) pero si a echarse una risa, eres la caña rubia peligros ^^ Fetén que te quedó el post, hasta esa lección de historia del porqué de las dichosas festividades :D Besossssssssssssssssss
ResponderEliminarToma ya, ¡claro que sí!
ResponderEliminarClase de disfraces, y olé que me visto ^^
Yo la verdad no suelo disfrazarme, pero si lo hago (cuando me pilla por ahí) ese año por ejemplo, de pin up zombies y... no, no pienso enseñar fotos:D
Y me quedo con la copla, que de costumbres yankis o no, sé poco, pero sí que, para mí, los disfraces molan, y lo has dejao más que clarito, sí, sí, sip:D
Besoss