There is only two kinds of people in the world
Fama y Fortuna son las dos mujeres con más licencias que conozco ¡Qué tías!
Ellas pueden ser tanto veleidosas como caprichosas sin que nadie se les eche
encima. Al contrario, quien más quien menos las persigue con afán de
quedárselas para siempre, dormir entre sus brazos y hacerse acreedor de su amor eterno o, si eso no llega, sus atenciones. Para las demás mujeres el
rasero es otro: Constancia, Coherencia y Confianza, las tres hadas madrinas que
escoltan nuestros pasos por estos mundos de Internet, son en realidad más
brujas madrastras que otra cosa.
Fama llega, te rocía con un varitazo de polvo dorado que te deja tonta, con
una sonrisa en la cara como si el polvo te lo hubiera echado Clive Owen, se va
y tú no te das cuenta de que en realidad esa nota de glamour, ese brillo fugaz,
escondía a las otras tres con sus interminables listas de deberes y
obligaciones: un post a la semana, mantén el tono, mantén el interés, sé fiel a
ti misma, 900 palabras o más, escoge una buena imagen, no olvides el vídeo,
promociona, publicita, hazte ver, se una buena compañera, presta tanta atención
a los demás como quieres que te presten a ti, vigila la ortografía, cuida la
gramática, esas reiteraciones que lastran tu prosa: elimínalas. Sé puntual, se
divertida, se amena, se coherente, se constante, crea confianza.
Haz todo eso ¿para qué? Los por qués los conozco, los asumo, son lo que
hay; pero todo ese esfuerzo ¿para qué? ¿Cuál es la finalidad que persigue este
devanar de sesos sin fin que, si hubiera sido un devanar de madeja, ya me
habría provisto de dos vestidos de punto con cuello cisne, unos calentadores y
una bufanda estilo Harry Potter? Pues entre Vanidad y Amor y nos movemos.
INTERLUDIO PRIMERO
- ¿Es esto una galleta de la suerte?
- Sí, al final habrá una moraleja, como cada miércoles.
- ¿Te estás quejando?
- No. De momento estoy poniendo de manifiesto unos hechos. Eso sí, de
manera subjetiva. Las otras cinco amazonas tienen sus propias opiniones al
respecto y, aunque me muero por
conocerlas, son muy libres de expresarlas o no.
- ¿Nos va a caer una bronca a los lectores?
- Pues mirad, me lo estoy pensando. Reconozco que esta entrada quizá fuera
diferente si no me hubiera puesto enferma la semana pasada, como consecuencia
de lo cual tuve que colgar un relato reciclado en lugar de mi reflexión
semanal. Pero el hecho es que estuve MUY enferma y no tuve la posibilidad de
abriros mi alma para que miraseis dentro. No, eso no es culpa vuestra, lo que
me tiene con una mosca tamaño Jumbo detrás de la oreja es que el relato suscitó
un único comentario.
- ¿Una mosca?
- ¡Un Jumbo, sí!
- ¿Podrías explicarte?
- Seguid leyendo…
FIN DEL INTERLUDIO PRIMERO
Se dice en todas partes, estamos hasta el gorro de oírlo: las autoras,
tanto como los autores, tenemos un ego capaz de levantar nuestras casas de
madera y posarlas sobre un acantilado o unas cataratas. Se dice tanto que
empiezo a preguntarme si no será
mentira. Miro a mi alrededor: la mujer
de los martes es una tía trabajadora, positiva, generosa, humilde, sin ínfulas.
La mujer de los jueves es una tía divertida, tan trabajadora como la otra, sin
un solo delirio de grandeza, con una conciencia muy clara de sus limitaciones,
agradecida, espontánea. Ambas generosas.
Los lunes nos encontramos con otra mujer de armas tomar. Una a la que no he
visto negar nada a nadie que lo necesitara. Los viernes, una cuarta señora de
las letras escribe una historia para personas normales, lo que es difícil de
hacer si uno no se considera una persona normal. Los sábados llega la morena
que tiene tanto ego que usa un alter para cuestionarse a sí misma y a todos los
demás.
Pues vaya seis globos hemos coleccionado, señoras y señores. Entre las seis
juntamos cierta seguridad, cierto aplomo, muchas ganas, rellenamos los deberes
que nos ponen Constancia, Coherencia y Confianza y esperamos, sentaditas en nuestros
cómodos sillones de plumas porque ninguna de nosotras tiene un trabajo de más
de ocho horas (o dos), ni familias que cuidar, ni vida social, ni una casa que
mantener habitable, a que se haga la magia, lleguen los lectores y alimenten a
Vanidad, que la engorden con halagos vacuos, que la decoren con palabras llenas
de destellos y colores chillones.
Bueno, vale, sin sarcasmo tonto: que no, que no escribimos esto para que
nos digáis lo buenas que somos –me pasaría al singular, pero vendría la
correctora con la fusta-. Algo de vanidad hay, claro. La justa, la que nos
permite mirarnos en los espejos y decirnos que nos queda bien el vestido, que
nos han salido unos párrafos la mar de equilibrados, que las ocurrencias del
día tienen gracia… Pero creo con toda la honestidad de la que soy capaz que nos
movemos mucho más cerca de la señorita Amor. Creo que escribimos para que nos
quieran. Ahí queda eso.
INTERLUDIO SEGUNDO
- ¿Es que no os quiere nadie fuera la web?
- A ver, pichones, no va de eso. Nos quiere quien nos quiere y no vamos a
discutir ahora quiénes son esas personas. Es otra clase de amor.
- ¿Y qué quieres, que nos sintamos culpables por no cumplir vuestras
expectativas?
- Dejemos claro que hablamos sólo de MIS expectativas y de lo que YO pongo
en cada entrada ¿vale? Y no, no quiero que nadie se sienta culpable, sino que
todos seamos conscientes de que leer y escribir en el entorno de una red social
es tanto como crear un vínculo.
- No sé si nos convence.
- Ya me imagino ya…
- Nosotros lo que creemos es que te fastidia que tu última entrada pasara
inadvertida.
- ¿Y quien ha dicho lo contrario? Pues claro que me fastidio. Si no, no
estaría aquí intentando dilucidar por qué me sentó tan mal. A lo que voy es a
que no me duele el ego, sino el corazonzuelo.
- ¿Y eso es culpa nuestra?
- Pesaos os poonéis… NO.
FIN DEL INTERLUDIO SEGUNDO
Sí, la soledad del escritor es un asco pero Internet la palía con muchísima
solvencia. Y a los que escribimos se nos olvida que quienes nos leen son
soberanos de nuestra soledad. Nos leen, nos disfrutan –o no- y siguen con otra
cosa. Porque de lecturas está el mundo lleno. A mí me da un poco de pena que la
mayoría de las relaciones que se
establecen en la red sean sólo eso: relaciones de red, superficiales, muy
circunscritas al medio y al contexto.
Yo busco diálogos reales y trato de establecer conversaciones, intercambios
verdaderos cada vez que escribo algo. Y cuando no escribo también, por omisión.
Me cuesta mentir aunque sea en un entorno virtual, me cuesta decir que algo me
parece bueno si creo que es malo, me cuesta ser simpática con quien me cae mal
y me tengo que cortar las yemas de los dedos para no ofrecer mi vida toda
cuando alguien a quien le he tomado cariño necesita algo. No voy a decir que
tengo muñones, pero haceos una idea.
Y sí, me consta que es mi problema. Uno que comparto con muchos compañeros de
esto de la escritura, que ponemos el valor de lo que somos y de lo que
escribimos en la cantidad de pulgares alzados que recibimos o de comentarios
que provocamos.
Chicas, chicos, esto es el circo. Y
para sobrevivir a una caída desde el alambre hay que llevar armadura y reforzar
la red.
Y mañana, con todos ustedes, en el centro de la pista:
¿Uno? ¡Tres! ¿Como lo ves? :-)
ResponderEliminarTodo es cuestion de perspectiva. Ya me gustaria que mis relatos tuvieran el nivel de lecturas que teneis (y tienes), por no decir de los comentarios, que salvo excepciones excepcionales en mis relatos no comenta ni el tato más que de uvas a peras o de higos a brevas.
Además la "galleta" en cuestión era..., como decirlo..., "poco convencional" (y nada cursi, jeje) y quizás descolocó a más de uno..., no se, no le des más vueltas ni saques de donde quizás no hay, como decimos por aqui "una flor no fa estiu" (una flor no hace verano), no le de más vueltas, todo es producto de tu imaginacion (Blake the magic dixit).
p.s.: sigo sin recordar la pelicula esa..., me hago viejo..., antes mi memoria era de elefante, ahora es de pez...
Jajajajajajajajjaja.
EliminarSabía yo que esto iba a pasar. Si más que el unicomentario (que además era tuyo) lo que me preocupa es que me preocupe. Y como me preocupa que me preocupe intento racionalizar y llego a estas conclusiones mías: que cuando una escribe por amor, algo va raro en el coco.
Gracias por comentar.
Y tengo un relato tuyo pendiente, madre del amor. Qué vergúenza!
Si te pre-ocupas, aparte de perder el tiempo, cuando llegue el tiempo de ocuparse, ya te habrás pre-ocupado tanto que no sabrás en que ocupar el tiempo. :-)
EliminarBe water..., or vodka..., flow..., babe..., flow... :-)
Bastante de acuerdo, sobre todo con eso de que de lecturas está el mundo lleno. Pero poder saber que algien te dedica unos minutines ya es muy gratificante. Y en verdad te digo, tus palabras lo merecen ;)
ResponderEliminarUn abrazo :)
En verdad, en verdad os digo... XD
EliminarSí, saber que alguien ha leído compensa de muchas cosas. Hasta de las que no son de esto de escribir ^^
Un besote!!
Pues no si si has llegado a saber el para qué de todo lo que haces, o si la "fama" merece la pena. lo que si sé es lo que logras, y es que haya personas que se acuestan una hora tarde pendiente de una galleta que le deje un buen sabor de boca antes de dormir, sin ganas de tener que labarte los dientes.
ResponderEliminarGracias Ali
Por cierto. Me gusta esa idea del vínculo. Aunque hay veces que los "vinculados" también estamos "indispuestos", pero bueno...que uno no se justifica. Exacto, es un tipo de amor..eso seguro
ResponderEliminar¡Claro! Por eso no hay culpas ni culpables.
EliminarEs que, y creo que me he perdido entre tanta palabra, al final estamos en medio de relaciones y en las relaciones, sean las que sean, pasan cosas. Porque nadie está en la cabeza del otro.
Bueno wapa, sincera entrada. No sé si estoy del todo de acuerdo contigo. A mí me pasa un poco como tú en eso que me cuesta mentir sea o no el entrono virtual, conozca o no físicamente a la persona con la que hablo. Ser auténtica implica cierto riesgo. Pero creo que puedo contar entre mis amigos virtuales, verdaderas amistades. Nos une un vínculo muy fuerte que es la literatura y, eso, fuera de la red es difícil de encontrar. Me gusta esta comunidad de intereses comunes que se ha creado casi sin proponerlo.
ResponderEliminarLa soledad del escritor es inevitable porque es la única manera que tenemos de escucharnos. Esa soledad debería contagiarse a muchas otras personas que, sin ser escritores, deberían escucharse un poquito más parar tener una vida más sana, mejor y auténtica.
Ya sé que no nos conocemos "en persona" pero creo que ya sabemos qué personas somos. Tengamos o no ese té pendiente te considero mi amiga real fuera y dentro de la red.
Un beso hermosa. Y recuerda que no estás sola. Somos muchos los que te seguimos y te queremos!!!
No te hagas sangre. Este mundo es así. Un día tienes un montón de comentarios y al otro ninguno. Hay demasiadas variables que influyen en ello, como por ejemplo, el ánimo del lector, su inspiración para comentar... Demasiadas variantes como para comerse la cabeza. Eso sí, cuando sea algo constante, es cuando hay que replantearse la situación.
ResponderEliminarSaludos.
Ya te he dicho querida Bru que escribirse es masturbarse y eso se hace solita. Pero no mires comentarios ni estadísticas, sé de muchos que miran y no hacen ni dicen nada. Son sibaritas con gustos y placeres extraños y sofisticados. Cuando nadie me comenta sé que ellos me leen y eso nena.... uuuuuuf
ResponderEliminarLo dicho, mi Alicia: Somos lo que comemos, en nuestro caso, lo que escribimos, y haciendo de mis palabras las tuyas con una mezcla de los comentarios, porque no en todo podemos estar de acuerdo^^, uno ha de comer y escribir, para sí mismos... llena ese ego y orgullo el que los pulgares arriba vengan cargados, a poder ser, de palabras, pero, para mí, lo más importante, es que cuando relees lo que has escrito, tú, antes que nadie, sonrías, o llores, te emociones y tengas toda clase de sentimientos, porque, si tú sientes y piensas "olé, lo que he escrito", los pocos, o muchos que te lean, sentirán y pensarán lo mismo.
ResponderEliminarY lo dicho: ¡Olé, tus escritos!
Besosss y a seguir poniéndome al día ^^