Connie hacía limpieza con plumero
en mano en el salón de casa, mientras canturreaba la canción de Adele más
repetida en la radio, y de vez en cuando daba sorbos de un vaso de limonada
fresquita que iba dejando cerco por los muebles por donde pasaba.
De repente vio un pequeño papel
en uno de los rincones de la casa, doblado y algo amarillo por el paso del
tiempo. Lo cogió y leyó despacio, reconociendo las letras en él plasmadas, eran
suyas aunque no recordara el momento exacto de haberlas escrito. Suspiró y
esbozó una sonrisa esperanzada, dejándolo de inmediato sobre uno de los adornos
en forma de cuenco que descansaban en el aparador de la entrada. Y siguió
limpiando ahora con muchas más ganas.
Regina llegaba tarde a una cita,
esperaba poder pasar por casa para adecentar un poco los pelos de loca que le
había dejado el viaje en coche que traía a sus espaldas. Entró en casa y se dirigió al
cuarto de baño, colocó su cabello en una cola de caballo con lazo incorporado y,
tras cambiarse de ropa salió deprisa de la sala. Al pasar por la entrada vio un
pequeño papel en el cuenco de las llaves, lo agarró, desdobló y leyó con
atención.
Allí estaban, aquellas palabras
que una vez ella misma escribió, aquellas que recordaba haber pensado y aun no
sabiendo en qué época había sido, la dejaron al releer un surco en la cara, llenándola
de felicidad. Decidió dejarlo en un lugar mejor, llevándolo al salón y doblándolo
con esmero sobre la mesa de caoba. Ahora había que correr para no llegar tarde,
pero tenía la sensación de haber encontrado un pequeño trocito de corazón en
aquellas palabras tintadas.
Karol había trabajado de noche,
estaba rota por el cambio de silla que la dirección de empresa había decidido
poner y las seis horas de sueño no habían calmado su dolorida espalda. Se
acercó a la cocina y preparó un Cola Cao caliente, con alguna galleta para
hacerle compañía. Con pijama y zapatillas de ositos, se tumbó en el sillón y fue
a coger el mando a distancia, los programas de televisión a esas horas eran un
horror, pero necesitaba desconectar de sus pensamientos laborales aunque fuese
con tonterías enlatadas. Cuál fue su sorpresa al encontrar una nota en el lugar
donde debería estar el mando a distancia, la cogió, la leyó y rió con ganas,
ella lo había escrito hacía tanto tiempo que ni la letra parecía suya, pero lo
era, en minúsculas y con emociones tatuadas. Las comisuras se estiraron y le
resplandeció la cara, en una fracción de segundo se le había pasado la desgana.
Decidió dejar la televisión para otro momento y vistiéndose, se dijo a sí misma
que hoy iría a comer fuera, donde o con quien fuera. Miró de reojo la carta y
pensando en sus compañeras, decidió pegarla en la nevera.
Alicia venía cabreada, discutir
con el jefe siempre la dejaba una sensación extraña, sin contar que esta vez y
como de costumbre, la bronca había llegado por salvar el culo a una de las
compañeras de trabajo. Bufó con fuerza al encontrar la jarra de café vacía, con
muchas ganas de poder descansar y ahora tendría que esperar unos minutos más a
que se hiciera el café en aquella cafetera endemoniada. Fue al frigorífico para
ir adelantando y sacar la leche fría, cuando vio un pequeño trozo de papel
colgando de uno de los imanes, creyendo que sería la nota de alguna de sus
compañeras, lo abrió y leyó con detenimiento cada palabra escrita, cuál fue su
sorpresa al reconocer sus palabras hacía tanto tiempo escritas. El cabreo se
pasó de inmediato y por primera vez en el día sonrió a la vida, aquellas
pequeñas cosas hacían que todo se viera con un prisma diferente. Canturreó al
tiempo que se tomaba el café mientras miraba la ciudad por la ventana. Decidió dejar
la carta entre las frutas de temporada que descansaban en el frutero de la
cocina. Alguien más sonreiría ese día.
So acababa de salir del gimnasio
y ya se encontraba por la calle de su casa cuando, al doblar la esquina, vio a
Alicia salir del portal a toda prisa, la llamó en voz alta pero con el ruido del
tráfico de fondo y la distancia, su amiga no la oyó. Subió por las escaleras
con un tenue temblor en las piernas a causa del machaque que se había dado, el
nuevo entrenador la volvería loca y en más de un sentido. Al entrar en casa y
para continuar con el día de “cuidando la salud”, se dirigió al frutero de la cocina,
en el que se encontraba una nota escondida. Empezó a leerla con un nudo en la
garganta, se acordaba de haberlo escrito pero no de que nadie la encontrara.
Aun así se sitió aliviada y justo cuando iba a colocarla en su sitio, el teléfono
sonó.
Irene llegaba cansada de todo el
día de un lado para otro, necesitaba meterse en la bañera con un buen vaso de Coca
Cola y quizás algo de picar. Justo cuando entró por la puerta del piso se
encontró con una nota arrugada que le resultó familiar, estaba pegada con celo
en el espejo de la entrada y después de leerla, se llevó las manos a la boca, ocultando
su sorpresa por ser aquella nota que hacía tanto tiempo escribió para sus
compañeras. Sacó el móvil del bolso y vio que estaba apagado, algo normal en
ella lo de quedarse sin batería. Lo encendió tras ponerlo a cargar y sorprendida
vio que tenía cinco llamadas perdidas y un mensaje de texto: “Nena, aquí en el parque del Retiro (ya
sabes donde) estamos todas reunidas y solo faltas tú, no tardes en venir”
Pinchando en la imagen se puede leer en tamaño más grande
NOTA: Perdonad mis queridos lectores pero esta semana no he
podido colgar la segunda parte de la gran despedida de soltera, espero que el
cambio de planes no os haya molestado. La semana que viene sin falta, sabremos
el desenlace de esa escapada nocturna de nuestras taconeras, seguro que nos
traen muchas sorpresas. Besos para tod@s.
Y no os podéis perder mañana a nuestra Connie con su....
Escribas lo que escribas siempre sorprendes. Una nota increíble. Un beso grande
ResponderEliminarTierno como el pan sin corteza, me has hecho sonreir desde el minuto cero :-)
ResponderEliminaramorrrrrrrrrrrrrrrrrrr, joer somos todas!!! Mis taconeras mucho más que amigas!!! gracias Irene lo necesitaba, pufff me he emocionado!!! te quiero, y ánimo eres la mejor!!!
ResponderEliminarJopetas, que me he puesto a llorar en la oficinaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarAhhhhh!!! Me alegro que os haya gustado mis amores, y espero que esas lagrimejas hayan pasado pronto ^^ Que no tiene nada de triste la entrada como bien dijiste mi Ali, besos mis chicas y para los chicos también :D MUAKAAAAAAAAaa
ResponderEliminarBuenas amigas tienes ;) Me ha gustado el detalle. Aunque esperaba algún desenlace de la despedida...te lo estás pensando mucho..eso es que no sabes si contarlo todo o no... ;PP
ResponderEliminarUn abrazo :)
Joooooooooo... si es que... pasar de la risa a la sonrisa y de ahí a las lágrimas más sentidas y profundas... sabes, y repito, pocos logran eso conmigo... ¡eres grande, reina mía, grande!
ResponderEliminarTe quiero, y eso, que quede plasmado en la carta que sea, siempre^^
Besosss