Podréis encontrar la primera parte de este relato (PINCHANDO AQUÍ)
Sentadas las unas junto a las otras en un banco largo y desgastado se miraban los pies, todas estaban descalzas, las habían quitado los tacones y pese a que la situación era dramática, aquel pequeño detalle era el que más les molestaba.
Sentadas las unas junto a las otras en un banco largo y desgastado se miraban los pies, todas estaban descalzas, las habían quitado los tacones y pese a que la situación era dramática, aquel pequeño detalle era el que más les molestaba.
— ¡No me toques los cojones! Cuando recupere mis zapatos se los pienso clavar al de las cejas depiladas en
un ojo— dijo So mientras encogía y estiraba los dedos de los pies.
Empezando por la derecha y en una
esquina del banco verde y desteñido, se encontraba Connie, con un pequeño corte
en el labio inferior, intentando cortar la hemorragia con un pañuelo de papel
lleno de sangre.
A su lado estaba Alicia, ella
tenía los nudillos de las dos manos machacados, cortes superficiales y
rasponazos les daban un aspecto de dibujo pictórico macabro; se le estaban
hinchando al mismo tiempo que su ira aumentaba a pasos agigantados.
Después estaba Karol, que
intentaba sentarse de modo que su espalda no le diera aquellos pinchazos tan
desagradables, un mal giro le había dejado el costado izquierdo machacado y
ahora no sabía si tirarse al suelo para estirar el cuerpo o ponerse en posición
fetal para disminuir aquella desagradable sensación de agujas clavadas en los músculos.
Irene tenía la cabeza apoyada contra
la pared, con los ojos cerrados y una mueca de dolor en sus facciones, intentaba
concentrarse para no empezar a gritar a pleno pulmón que las sacaran de allí;
le dolía la cabeza y tenía los dos orificios de la nariz tapados con algodones,
estaba segura de que ya no sangraba, pero no podía permitirse el lujo de
comprobarlo, ya que no tenía más tapones que ponerse en caso contrario.
Regina puso la mano en el hombro
de Irene y le preguntó en susurros si ya se encontraba mejor, pero solo obtuvo
como respuesta una negación de cabeza, estaba preocupada por sus amigas y
quería encontrar una solución al embrollo en el que se habían metido.
Intentó concentrarse en urdir un plan para conseguirlo, pero lo único que se le
pasaba por la mente eran pistolas y una masacre de dimensiones apocalípticas.
La más tranquila era Nicasia, que
debido a su estado de embriaguez, sonreía y de vez en cuando soltaba alguna
carcajada delirante, siendo reprendida por los presentes para que callara, lo
que ocasionaba que ella riera aun más alto. Sus amigas en vez de hacerla
callar, sonreían interiormente porque se hubiera tomado la desgracia de aquella
manera, al fin y al cabo era su despedida de soltera y ninguna quiso que terminara de aquella forma.
En esos momentos, con la mejilla
hinchada y un pequeño corte en el pómulo, So se levantó y se dirigió a la
ventanilla de información. No llegó muy lejos, una mano grande de dedos
rechonchos la paró en seco, mandándola sentar de nuevo. Ella lanzó una de sus
miradas de: “no me toques si no quieres morir, cabrón” y el hombre retiró
aquellos dedos de aspecto grosero del brazo de la rubia.
So tuvo que volver a sentarse,
pero antes de hacerlo echó una mirada a todas y cada una de sus amigas, una
furia incontrolable le recorrió el cuerpo de los pies a la cabeza, jamás habría
permitido que aquello ocurriera, pero las cosas se habían torcido de la manera
más tonta. La única satisfacción que le quedaba por pensar, era que las otras
habían quedado peor que ellas. “¡Que se
jodan!” Pensó con socarronería. “Si
querían pelea la han conseguido y nosotras hemos ganado la guerra”
La comisaría permanecía en
silencio, el murmullo de las torretas de ordenador y alguna conversación lejana hacían la atmosfera de lo más desalentadora.
Entonces Irene se irguió y empezó a cantar en voz baja:
— Jugar con ellas es como manejar la nitroglicerina, tienen más vatios
que una nuclear...— y cada vez más alto—, y no son tan dañinas; la más cardo puede tener, sabor a mandarina…
El resto de amigas miraron a la
rubia como si se hubiese vuelto loca, pero reconociendo la letra y sin saber
muy bien porqué, acompañaron a Irene en su karaoke particular.
— Rubias, morenas, castañas, que más da, todas están divinas…. ¡Uhh!
¡Ahh! Las chicas son guerreras…. ¡Uhh! ¡Ahh! Las chicas son guerreras….
Dos policías se acercaron para
hacerles callar, pero ellas se levantaron del banco y siguieron el concierto cada
vez con más potencia.
— Ellas suelen llevar el timón y hacen astillas tu pobre corazón, y si
ves el mundo girar es porque las muñecas han puesto la cadera a funcionar… las
chicas tienen algo especial, las chicas son guerreras. De la más cursi a la tía
mas legal, las chicas son guerreras… ¡Uhh! ¡Ahh! Las chicas son guerreras…. ¡Uhh!
¡Ahh! Las chicas son guerreras….
Connie estaba con el pañuelo aún en la
boca pero sonriendo, Karol con una mueca de dolor y la mano puesta en el
costado, Alicia con la rodilla dolorida y apoyando el peso del cuerpo en la
otra pierna, Irene al haber empapado uno de los algodones se limpiaba con el
dorso de la mano la sangre que le chorreaba por la mejilla, Regina ayudaba a
Nicasia a mantenerse en pie y no caer de bruces por las carcajadas que daba y
So, con la frente alta y una extraña sensación de orgullo por sus hermanas,
intentaba no pensar en las palpitaciones de su ojo derecho, mientras cantaba en
tono más alto que el resto:
— Las chicas tienen algo especial, las chicas son guerreras... desde el
perfume a las medias de cristal, las chicas son guerreras… tras una barra con pinta colegial, las chicas
son guerreras… en las revistas o todo al natural, las chicas son guerreras…
¡Uhh! ¡Ahh! Las chicas son guerreras…. ¡Uhh! ¡Ahh! Las chicas son guerreras….
Toda la comisaría estaba presente
en el improvisado concierto que daban las chicas, varios uniformados se
acercaron a ellas y uno que parecía ser el jefazo por el tono de voz, además de un
distintivo en su vestimenta, amenazó con encerrarlas en una de las celdas si no
dejaban de berrear, en contestación las amigas se echaron a reír y siguieron
con su oda al pop de los 80.
Justo cuando iban a arrastrarlas
hasta la habitación enrejada, el abogado de Regina apareció por la puerta,
dando por zanjado el problema en tan solo unos minutos, las taconeras no tenían
la culpa del problema; varios espectadores del suceso habían sido interrogados
para conseguir su libertad sin cargos.
(HORAS ANTES)
— Creo que a esa le has dejado
los dientes marcados en el brazo, tía— le decía Karol a Connie mientras se partía
de la risa.
— Pues anda que tú, que la morena
bajita y de tetas ausentes estará comiendo en pajita durante un par de meses
por lo menos— se unía a las risas la aludida.
— Alicia, deja ya a la pobre
muchacha, como sigas se le caerán las pestañas— recomendaba Regina mientras tenía
sujeta del cuello y en el suelo a una pelirroja con espinillas mal camufladas.
— Vale So, creo que ya se han
enterado de lo que significa meterse con nosotras, no les valió con la mirada que
les dediqué dentro de la discoteca, que tienen que venir las ocho a preguntar
si nos queremos follar al chulo ese con el que ligó Karol. Hay algunas que no
aprenden ni con cursillos intensivos— decía Irene a So, que tenía a una chavala
alta y desgarbada contra la pared, mientras le decía al oído que sabía dónde
vivía, algo totalmente incierto.
Nicasia intentaba guardar el
equilibrio sobre la tripa de una chica que había intentado tirarle del pelo.
Y justo en el momento en el que
aparecían los vehículos de la policía, Irene enseñaba orgullosa su trofeo de
guerra:
— Creo que con este mechón que le
he arrancado a la más chula con cara de sapo, podremos encender la chimenea el
fin de semana.
Irene se guardó el trozo de pelo
rubio en el bolsillo y dejó que los agentes de la ley les acompañaran a los
coches policiales. Las atacantes no tuvieron tanta suerte, puesto que antes de
llevarlas a comisaría, pasarían por el hospital para asegurarse de que sus heridas
no necesitaran puntos de sutura.
“¡Uhh! ¡Ahh! Las chicas son guerreras…. ¡Uhh! ¡Ahh! Las chicas son
guerreras….”
Y mañana viernes no te pierdas a Connie en...
¡Irene! Te falta el tomahawk, jajajajajaja. Lo de llevarse el pelo me parece muy fuerte. Te he dicho un millón de veces que no voy a hacer más rituales de vudú. No, no y no.
ResponderEliminarA hostias lo que haga falta, pero la magia es algo serio.
¡Cómo me ha gustado, nena! Este finde repetimos :)
¡Qué peligro tienen! :D
ResponderEliminarjoder.. como para toparse con la panda completa una noche cualquiera...en efecto..mira que sois guerreras :P
ResponderEliminarNo me lo imaginaba tan..macarra jajaja. Tengo un poco de miedo, ahora. Pero bueno, supongo que hay veces en las que es mejor no molestar...ahora ya lo sé seguro. Por cierto, ¿qué significa tetas "ausentes"? jajaajajjaajaj
ResponderEliminarUn abrazo :)
Jjjejejejej, me alegra que os haya gustado la ida de pinza de esta semana, muy guerreras sí, es que las taconeras es lo que tenemos ^^ Un beso enorme para tod@s mis amores!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarP.D. Explorador, ausentes... pues eso, que a la chica se le olvidó ponerselas para salir de casa :PPPP jejejejjj
Rubias taconeras, tias buenas, tias divertidas, y ade+ guerreras? Alguna está soltera? Sino pos da igual, no soy celoso :-)
ResponderEliminarjajajjaj que bueno, aunque el final me a desconcertado un poco, desde que empece a leer me estaba diciendo, no veas la que le habrán dado las guerreras al que se haya atrevido a robarles los tacones jajaja
ResponderEliminarGuerreras y olé olé^^
ResponderEliminarY lo del dolor de espalda... vamos, lo que se dice la paletilla de toda la vida, ¿no? jajajaja^^
Esas idas de pinza son lo mejor del mundo, mi Ire, lo mejor que tienes y nos regalas, y eso, sí (macarras a parte) que no tiene precioo:D
Besossss
Jo, y mira que no invitarme a esas fiestas... Irene , malaaaaa-
ResponderEliminarbesos !!