martes, 9 de octubre de 2012

LA MOTA ROSA





 
Nuevo martes, nueva entrega de “La mota rosa”, el consultorio más dicharachero del mundo mundial :)
¿Tienes dudas? ¿Dirías que estás satisfech@ con tu vida? ¿Plenamente satisfech@? ¿Resuelves los conflictos con facilidad? ¿Algún problemilla te quita el sueño? ¿Quieres que charlemos?
Pues envía tus consultas a info @ reginaroman .com. Todos aprendemos de todos.


Hola, pues mi pregunta es la siguiente, siempre me ha gustado ayudar a la gente, no me importa si tengo que emplear tiempo, dinero o lo que sea para ayudar a las personas que aprecio. El problema es que cuando pasa el tiempo y cada vez piden más de mi y por falta de tiempo, dinero o lo que sea no puedes ayudar, se terminan distanciando de mi. Nunca he buscado que me devuelvan favores, soy feliz ayudando, pero no entiendo porque la gente es tan superficial y solo quiere obtener de los demás para ser amigos. No se si me he explicado bien. He perdido a muchas amistades por eso y empiezo a pensar que la que tiene el problema soy yo. Gracias por adelantado, me encanta tu consultorio, lo leo siempre, un saludo.
Beatriz

Querida Beatriz, sufres de lo que comúnmente se conoce como “síndrome del felpudo”.

Tan generalizado está y tan peligroso es, que decidí dedicarle un libro (que saldrá en breve. Su título, “Esto te lo apaño yo.com”) y es que para cada buena persona dispuesta a ayudar, a echar una manita y a sacrificarse por los demás, siempre hay un desaprensivo (o varios) que abusa de su buena voluntad. Esta consulta (que es el problema de much@s) te la voy a responder tirando del refranero español que es de lo más sabio que conozco.

-       “Cree el ladrón que todos son de su condición”:  la gentecilla egoistona acepta hacer algo para obtener otra cosa a cambio. No conocen el desinterés; si ayudan es por interés puro y duro. Desde ese punto de vista, es fácil imaginar que no creen en la existencia de personas desprendidas y generosas por naturaleza (como TÚ) y que se muestren recelosas ante tus gestos y detalles, si bien esa desconfianza no les impide aprovecharse mientras dura.

-       “Haz cien y no hagas una y no habrás hecho ninguna”: cuando este tipo de personas despreciables se percatan de que no exigirás un precio por tu apoyo, se vuelven locos de codicia. Ahora el objetivo es sacar más y más de esta persona (TÚ) que siempre se presta a auxiliarnos (TÚ otra vez). No importa si abusamos de ella, no importa si la forzamos a postponer sus intereses por los nuestros, si convertimos su vida en un continuo sacrificio en pro de los demás. No importa. Y es que a ese tipo de “amig@s” les importas un bledo y si es así, cuando los pierdas de vista estarás ganando mucho, te lo aseguro. Si todos los que te rodean son de esta calaña, te vendría pero que muy requetebien una limpieza de inicio de temporada que te dejara más sola que la una. ¡¡Qué felicidad!! Disponer de espacio libre para dar la bienvenida a nuevos amigos que sí te aprecien con sinceridad y a los que les importes, porque (y volvemos al refranero) “El que a buen árbol se arrima buena sombra lo cobija”.

         ¿No te parece?

Tienes razón cuando dices que el problema es tuyo, porque es tu actitud y no otra cosa, lo que les impulsa al abuso. La energía que proyectas atrae a los abusones que solo te ven como a algo útil a lo que explotar. No lo consientas; aprende a decir “NO” sin remordimientos y sin sentimiento de culpa. No temas nunca perder a un/a amig@ por decir “NO” pues precisamente, su reacción ante tu negativa te dirá mucho de si su afecto es verdadero o solo un cuento chino del que huir. 

 Está claro que nada ha de ser llevado al extremo, l@s amig@s están para ayudarse y para apoyarse pero con equilibrio y cierta correspondencia (a ti también tienen que cuidarte y mimarte); todo tiene un límite y el límite tienes que saber marcarlo tú, de lo contrario lo único que atraerás es gente parásita que te abandonará en cuanto ya no “produzcas” más.

Escoge bien a tus amig@s. La vida te pone gente por delante pero solo tú decides quién se queda.






Y mañana... ¡¡Las galletas de Alicia Pérez Gil!! 
¿A quién le amarga un dulce?





9 comentarios:

  1. Y que razón tienes con los textos tuyos que estoy leyendo sobre decir NO (o no saber decirlo). Felicidades como siempre Regina

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    1. Muchísimas gracias. Esta consulta venía al pelo con ese libro. Es un problema tan común y cotidiano... como fastidioso.

      R.R.

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  2. Siempre es complicado decir que no, pero hay que aprender porque aunque haya que ser generoso, rayar el límite de ser (como me diría mi abuela) tonto, es muy fácil, y si entras en esa zona estás perdido, porque la gente no valorará lo que hiciste, si no que te condenará por lo que has dejado de hacer. El ser humano es una mierda demasiadas veces. Fantastica mi Regi, como siempre las mejores palabras, mejor colocadas y con consejos geniales. Un beso mi cielo, guapaaaaaaaa

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    1. En efecto, Irene, nos inculcan la generosidad, el sacrificio y el desprendimiento (qué gran invento para el abuso aquello de "sed desprendidas...") de modo que contrariar estas pautas de conducta nos hace sentir francamente mal. El peligroso complejo de culpa hacer el resto. Léase... amargarnos la existencia.

      R.R.

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  3. Pues no he escrito yo la consulta, pero podría haberlo hecho.

    Me encanta el fragmento de "Cree el ladrón".

    ¡Ay mi gurusa, cómo me gusta !

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    1. Jajajajajajaja. Y yo, alicia, todas pecamos un poco-mucho de lo mismo. Tú con tu sonrisa, yo con lo que puedo...

      Sí, hoy me dio por los refranes... ¡Qué mala es la genteeee!

      R.R.

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  4. “Haz cien y no hagas una y no habrás hecho ninguna”

    Con eso no te digo na pero te lo digo to :-)

    Si es que hay buenazos como el pan bimbo sin corteza, pero al final si no tienes corteza te desmigan.

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    1. Ayyyyyy!! Cómo lo sabes...!!! Pero genio y figura hasta la sepultura, que ser malo trae muuuu mal karma...

      Besos

      R.R.

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  5. Ufff. el síndrome del felpudo, no lo conoceré yo de primer embudo, digo, mano...
    Yo creo que el problema lo tiene quienes se van al no recibir la ayuda que creen se merecen o están acostumbrados a tener, no el que, por lo que sea, en este momento, o la pueda ofertar. Ellos se lo perder, y uno, las guarda para quienes de verdad merezcan ese dedido, o ya puestos, un brazo entero :D

    Besoss mi Regiii, ¡qué buena eres, y yo quiero ese libro! :D

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