viernes, 28 de diciembre de 2012

¿Qué hacer antes de los 30? Celebrar la navidad


―Karol, dime la verdad, porque me ha pasado otras veces… siempre que me decís que me lleváis a un sitio termino en otro muy distinto y Brasil es Brasil, con eso no se juega. ―pregunto a mi taconera con una pisca de terror e ilusión. 

―¡Qué sí, Brasil nana, na, nana, nana, naaa…! ―responde cantando. 

―¡Venga, la verdad! Tú sabes que en tres días es navidad, y bueno que en estas fechas tan señaladas uno, expatriado como yo, como tú… tiende a hacer locuras.

―Ajá ―responde Karol sin mirarme.

―Y también, otra cosa sospechosa, que tú, justamente tú, la loca de los aviones, estés tan tranquila en un repentino viaje a casa, dispuesta a soportar más de doce horas de vuelo, ¿es un sueño? Explícame ¿Qué pasa aquí?―pregunto a decimas de irritarme.  

―¿Intentas convencerme? ¿Acaso, no quieres ir? ―pregunta Karol emitiendo una sonrisita nerviosa.

―¡Qué va, sí! Te imaginas otra vez la navidad al calorcito, con mini vestidos y fiestas nocturnas en la playa. Toda la familia metida en la cocina preparando los manjares de la noche buena entre risas y cotilleos femeninos ―respondo dejándome llevar por recuerdos.

―Yaaa, ¿sabes que no vamos a Brasil ni a Argentina, verdad…? ―agrega ella mientras lo afirma con la mirada.  

―Lo sé, pero la idea de coger el avión sin pensarlo era buena. ¡Mierda! Era la mejor de las ideas. Entrar en casa, acurrucarme un buen rato entre sus brazos, abrazarlos y sentirme otra vez la hija pequeña y malcriada sería bestial. Luego adentrarme en el jardín entre el olor a carbón quemado que se impregna en toda mi ropa, mientras las brasas se calientan para cocer un asado de carne que me dolerán las muelas de tanto masticar ¡cómo me encantaría!
Y mis tías, ay, esas señoras muy de su casa que preparan un mesón largo rodeado de sillas dispares, hasta la del ordenador se utiliza, porque a las doce brindaremos todos, la familia y los vecinos ¡cuántos somos! Y los pequeñajos comiendo helado y pesadísimos turrones ilusionados comparten carcajadas al ver al tío asignado que este año le toca sumergirse bajo el invernal disfraz de PapáNoel y repartir regalos ―respondo transportando mi corazón años atrás.

―A veces me gusta preparar la maleta, coger el coche e imaginar que vuelvo a casa, que emprendo un viaje donde me sentiré segura, donde ese abrazo será verdadero, será natural y será igual que siempre… ―me corta Karol, percibiendo que yo estaba entrando en un bucle sinfín.

―¡Qué bonito, cielo! ―respondo emocionada apoyando mi cabeza en su hombro.

―Abres la maleta sin pensar, metes trapitos sin control, quizás igual o menos de los que trajisteis la primera vez y te das cuenta que no tienen ningún sentido. Ahora vistes desapego y eso te juega malas pasadas, pero será siempre un gran escudo.

―Totalmente cierto, y eso de acostumbrarse a echar de menos, que cruel suena ¿no? ―le digo sintiéndome reflejada frente a su alma.

―Venga, volvamos con las pedorras que ya estarán llamando al 112 ―propone mi morena con los ojos empañados en lágrimas.

―Es que yo casi ni lloro ¿y tú?

―Yo tampoco aunque es bueno.

―Sí, eso dicen…

―¿Haremos este año el círculo de mujeres? ―pregunto cambiando totalmente de tema.

―Sí, Irene ya compró velas amarillas, cítricos, palo santo y esas brujerías… ―contestó Karol entre risas imitando los movimientos de nuestra taconera en plena sesión de brujas.

―Después de lo que pasó el año pasado tenemos que elegir con cuidado. ―afirmo con cautela.  

―Síiiii, es que se ha cumplido todo.

―¡¡Todo, todo… !―gritamos a coro.  

―Amore, déjame en casa que me ha llamado Jóse. Me ha invitado a cenar con su familia ¿qué hago?

―Tranquila cielo, disfruta mucho de ese amor, te lo mereces. ―Confirma Karol una verdad que yo sentía latir dentro mío.

―Menos mal que no lo he llamado diciendo, “Oye, Jóse que me voy a Brasil”.

―Menos mal. Aunque yo sí, lo he dicho a todo el mundo, porque el plan es creértelo.

―Pues estoy pensando en pasar la noche vieja en Argentina, ¿te apuntas? ―respondo entre risas.

―¡Yessss! ¡Esa es mi chica! ―responde la morena más guapa de mi mundo.

―Te quiero Karol y gracias.

―Y yo a ti princesa.

“Felices fiestas y déjate llevar..."  

5 comentarios:

  1. Con tanto viaje menuda envidia... aunque Argentina me traiga malos recuerdos

    ResponderEliminar
  2. Te deseo felices fiestas y como siempre deseando leer más. Y me apunto de dejarse llevar... que buena falta me hace. Besos.

    ResponderEliminar
  3. Genial y triste, un abrazo y feliz 2013!

    ResponderEliminar
  4. La vida..., con suerte es un continuo echar de menos..., malo es cuando echas de más :-)

    ResponderEliminar
  5. Qué lindo!!! Brindo por todas ustedes, chicas. Les deseo un FELIZ AÑO NUEVO!!!

    ResponderEliminar