―Karol, dime la verdad, porque me ha pasado otras veces…
siempre que me decís que me lleváis a un sitio termino en otro muy distinto y
Brasil es Brasil, con eso no se juega. ―pregunto a mi taconera con una pisca de
terror e ilusión.
―¡Qué sí, Brasil nana, na, nana, nana, naaa…! ―responde
cantando.
―¡Venga, la verdad! Tú sabes que en tres días es navidad,
y bueno que en estas fechas tan señaladas uno, expatriado como yo, como tú…
tiende a hacer locuras.
―Ajá ―responde Karol sin mirarme.
―Y también, otra cosa sospechosa, que tú, justamente tú,
la loca de los aviones, estés tan tranquila en un repentino viaje a casa, dispuesta
a soportar más de doce horas de vuelo, ¿es un sueño? Explícame ¿Qué pasa aquí?―pregunto
a decimas de irritarme.
―¿Intentas convencerme? ¿Acaso, no quieres ir? ―pregunta
Karol emitiendo una sonrisita nerviosa.
―¡Qué va, sí! Te imaginas otra vez la navidad al
calorcito, con mini vestidos y fiestas nocturnas en la playa. Toda la familia metida
en la cocina preparando los manjares de la noche buena entre risas y cotilleos
femeninos ―respondo dejándome llevar por recuerdos.
―Yaaa, ¿sabes que no vamos a Brasil ni a Argentina,
verdad…? ―agrega ella mientras lo afirma con la mirada.
―Lo sé, pero la idea de coger el avión sin pensarlo era
buena. ¡Mierda! Era la mejor de las ideas. Entrar en casa, acurrucarme un buen
rato entre sus brazos, abrazarlos y sentirme otra vez la hija pequeña y
malcriada sería bestial. Luego adentrarme en el jardín entre el olor a carbón
quemado que se impregna en toda mi ropa, mientras las brasas se calientan para
cocer un asado de carne que me dolerán las muelas de tanto masticar ¡cómo me
encantaría!
Y mis tías, ay, esas señoras muy de su casa que preparan
un mesón largo rodeado de sillas dispares, hasta la del ordenador se utiliza,
porque a las doce brindaremos todos, la familia y los vecinos ¡cuántos somos! Y
los pequeñajos comiendo helado y pesadísimos turrones ilusionados comparten carcajadas
al ver al tío asignado que este año le toca sumergirse bajo el invernal disfraz
de PapáNoel y repartir regalos ―respondo transportando mi corazón años atrás.
―A veces me gusta preparar la maleta, coger el coche e
imaginar que vuelvo a casa, que emprendo un viaje donde me sentiré segura, donde
ese abrazo será verdadero, será natural y será igual que siempre… ―me corta Karol,
percibiendo que yo estaba entrando en un bucle sinfín.
―¡Qué bonito, cielo! ―respondo emocionada apoyando mi
cabeza en su hombro.
―Abres la maleta sin pensar, metes trapitos sin control,
quizás igual o menos de los que trajisteis la primera vez y te das cuenta que
no tienen ningún sentido. Ahora vistes desapego y eso te juega malas pasadas,
pero será siempre un gran escudo.
―Totalmente cierto, y eso de acostumbrarse a echar de
menos, que cruel suena ¿no? ―le digo sintiéndome reflejada frente a su alma.
―Venga, volvamos con las pedorras que ya estarán llamando
al 112 ―propone mi morena con los ojos empañados en lágrimas.
―Es que yo casi ni lloro ¿y tú?
―Yo tampoco aunque es bueno.
―Sí, eso dicen…
―¿Haremos este año el círculo de mujeres? ―pregunto
cambiando totalmente de tema.
―Sí, Irene ya compró velas amarillas, cítricos, palo santo
y esas brujerías… ―contestó Karol entre risas imitando los movimientos de
nuestra taconera en plena sesión de brujas.
―Después de lo que pasó el año pasado tenemos que elegir
con cuidado. ―afirmo con cautela.
―Síiiii, es que se ha cumplido todo.
―¡¡Todo, todo… !―gritamos a coro.
―Amore, déjame en casa que me ha llamado Jóse. Me ha invitado
a cenar con su familia ¿qué hago?
―Tranquila cielo, disfruta mucho de ese amor, te lo
mereces. ―Confirma Karol una verdad que yo sentía latir dentro mío.
―Menos mal que no lo he llamado diciendo, “Oye, Jóse que
me voy a Brasil”.
―Menos mal. Aunque yo sí, lo he dicho a todo el mundo,
porque el plan es creértelo.
―Pues estoy pensando en pasar la noche vieja en
Argentina, ¿te apuntas? ―respondo entre risas.
―¡Yessss! ¡Esa es mi chica! ―responde la morena más guapa
de mi mundo.
―Te quiero Karol y gracias.
―Y yo a ti princesa.
“Felices fiestas y déjate llevar..."
Con tanto viaje menuda envidia... aunque Argentina me traiga malos recuerdos
ResponderEliminarTe deseo felices fiestas y como siempre deseando leer más. Y me apunto de dejarse llevar... que buena falta me hace. Besos.
ResponderEliminarGenial y triste, un abrazo y feliz 2013!
ResponderEliminarLa vida..., con suerte es un continuo echar de menos..., malo es cuando echas de más :-)
ResponderEliminarQué lindo!!! Brindo por todas ustedes, chicas. Les deseo un FELIZ AÑO NUEVO!!!
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