sábado, 22 de diciembre de 2012

Vaya par de Gemelas: De... ¡I´m a bad unicorn!




Vaya par de Gemelas: De... ¡I´m a bad unicorn!





    "Pues porque se supone que iba a acabar el mundo". Bueno, partiendo de esta frase que seguro habéis oído tantas veces que, cómo yo, habéis terminado hasta los mismísimos y deseando que de una vez se acabara con tal de dejar de oírlo, creo que dejo claro por dónde va el tema.
     No me voy a presentar ni chorradas de estas; no soy mal educado, qué conste, pero es que sobran las presentaciones a estas alturas, que tengo un resacón de la leche y no me apetece contaros mi vida, que aquí no estamos de primera cita y no tengo que impresionar a nadie, ya me queréis aunque no lo sepáis todavía, así que no tengo que hacerme el interesante.
     Por dónde iba… ah, sí, ¡que se acaba el mundo! Yo no sé vosotros, pero si yo fuera un Maya hace siglos y siglos amén, y se me ocurriera cómo joder incluso después de muerto, pero joder lo que se dice joder a lo gordo, pues haría exactamente eso: inventarme el fin del mundo, y como además tenía acceso y era el encargado de hacer el calendario (eso de delegar funciones tiene sus consecuencias), pues materiales sobre el cual y trabajar, y entonces, solo sería cuestión de sentarse, esperar, y dejar que los demás hicieran el trabajo sucio. Oyes, no estaría para verlo, pero el gusto de saber que iba a seguir jodiendo, tiene su punto.
     Imaginaros la de gente que realmente se creyó que el mundo se acababa. Ahora, imaginaros los que han pretendido que se lo creían con tal de hacer algo que tenían muchas ganas y así no sentirse culpable después, porque claro, "el mundo se acababa, pensé que no tendría otra oportunidad". Y por último, imaginaros a los que no se creían en absoluto, pero ya que estamos, pues ha hacer lo que nos de la santa gana, total, si eso luego decimos: “si es que pensé que se acababa el mundo”.
     Creo que en todo caso tengo que explicar porqué estoy yo aquí hablando en lugar de los pesados de siempre: se les fue la pinza. Así de claro y directo. Hey, cuidado, que no digo que me caigan mal, convivo con ellos a diario y sería de tontos atacar a quienes tienen acceso a tu comida y champú (que no quiero terminar rubio platino y perder el tono ese tan mono que tiene mi crin), pero un pelín atontados sí que son.
    Las gemelas. Hemos llegado dónde yo quería. La morena a estas alturas estará todavía metida en el baño ingeniándoselas para deshacerse de los dos maromos en coma sexual que tiene en su cama. Hija de Dios, es que eres tonta… ¡habértelos llevado a un hotel! Al menos así te escaqueabas por la mañana, ahora, además de tener que explicarles que no eres “así de liberal”, les vas a tener que dar de desayunar, y por el metro noventa que se gastan los chiquillos, creo que no tenemos cereales suficiente. Leche hay… y mejor me callo. ¿Y el tatuaje? Ah, es que no lo he dicho: se ha hecho un tatuaje. Tan mona ella con su melena morena, entra en la tienda más cara de tatuadores y pide que le tatúen un conejito a lo playboy en la ingle. Original mi chica, dónde va a parar. Leí una vez que dentro de treinta años, estaremos rodeados de abuelitas ex conejitos de playboy, a mí particularmente me da grima imaginarme el estado del conejo para entonces… he llamado un par de veces, está viva, tranquilos, me ha mandado a la mierda y tirado algo que podría tratarse del secador de pelo o la escobilla del váter contra la puerta, así que sé que respira. Y más la vale respirar, hondo y diez veces, la que le viene encima. Los tipos, por cierto, no son los típicos casa nueva, tienen pinta de chicos majos, de estos que se te enamoran con un polvo, así que supongo que además de mandarlos a la mierda con calma y purpurina, tendrá que cambiar de número de teléfono y de dirección, y no solo la de correo electrónico… Ala, he vuelto a asegurarme de que está viva (sí, era la escobilla lo que tiró, eso o le da asco el secador y lo metió en el inodoro), he inspeccionado a los sementales (me voy a ahorrar lo que vi por la noche, ¡deletar imagen, deletar!): duermen como dos angelitos, si roncan y ronronean y todo, cuando salga del baño le diré que si le da demasiada pena, les adoptamos de mascotas… Pero ella no es la única que ha decidido acogerse a la moda otoño invierno de este "fin de año" (y mira que ya llegó el invierno al Corte Inglés…), la gemela rubia decidió que se iba a desmelenarse también… Ai, creo que necesito una copa y no que se me pase la borrachera.
    Nuestra gemela rubia está ahora mismo en paradero desconocido (metida dentro del coche en el garaje comiendo gominolas de coca-cola y rezando para que el día se acabe pronto), y es que, y mira que es lista la cabrona la mayor parte del tiempo (cuando no se deja embaucar por esa neurona romántica empedernida que tiene en el lóbulo derecho, justo al lado de la que grita “wii” cada vez que ve Titanic), pero eso de ser mala y traviesa, está hecho solo para algunas, y desde luego que no para una muchacha que llora con los anuncios de compresas y los fondos de pantallas con imágenes de cachorritos. No se lo ocurrió otra que, ya que se acababa el mundo, ligarse al tipo que la tiene enamorada desde hace un par de años, obviando la norma general que la mayoría de mujeres tendría muy clara nada más verle, y es que el señor en cuestión es el típico chulo listo, de estos guaperas que llevan gafas porque les queda bien no porque las necesite, con su camisa a rayas desabrochada bajo un chaleco que le da un aire cool intelectual, que utiliza palabras rebuscadas, y guiña el ojo derecho cuando suelta alguna perla con triple sentido suspirador hacia las jovencitas, y, por si no ha quedado claro, es profesor universitario. ¡Claro que sí, rubia! Ahí, te has lucido. Le escribió una carta muy seria y llena de sinónimos turbadores y excitantes (luego hablaremos del que tuvo la brillante idea de ayudarla con la cartita de las narices), y claro, el tipo que se ha tirado a todas menos a la rubia que mantiene las distancias a toda costa, no se lo pensó ni medio segundo. No sería nada del otro mundo, anda que no hay polvos mágicos volando en el aire, if you know what I mean… el problema es que nuestra rubia seguro pensó que ya que estaba, por qué no sacar a relucir todo eso que lleva dentro, y no es que haya sido precisamente la mojigata que él se pensaba cuando estuvieron a solas en su casa tras un par de copas, y terminó el polvo literario del siglo, con un “te quiero, y ojalá no se acabara el mundo”. No sé si lo tenéis claro ya, pero a mí me da que filosofía, de dos una, o aprueba con sobresalientes, o tiene que cambiar de asignatura.
     Seguro os estaréis preguntándoos por qué no he contado todavía qué hice yo en el “último día del mundo”. He dejado clara la borrachera (detalles no, thanks), pero quiero que se sepa que no he bebido porqué se acababa la tierra bajo una lluvia de meteoritos fluorescentes dignos del mejor espectáculo de Lady Gaga.  Si no lo sabéis aún, y que quede claro, quiero con locura a las dos petardas estas que viven en mi casa desde hace unos meses, vale, “nuestra” casa. La jefa me las metió ahí y no me quedaba más que aceptarlo, al final las cogí cariño, es inevitable en mí (por todo eso de los colores y que soy tó raibow, ajam…) no puedo evitar el síndrome de mimosin que me invade cuando se trata de ellas, y había decidido que me dedicaría a impedir que la cagaran este día, pero desde hace un tiempo no somos solo tres en casa y eso cómo que pudo conmigo la noche pasada…
    Voy a resumirlo brevemente antes de seguir: esa casa es un puto caos. El casero es la jefa, así que ella decide a quién meter aquí. Yo fui el primero, eso me daría algo de preferencia, pero la señorita “S” (no diré su apellido para salvaguardar a los demás Scandiu del mundo), tiene un grave problema de “múltiples inquilinos” en la caja esa que ha construido. No sería nada grave, oyes, he convivido con un par de vampiros la mar de interesantes (se peleaban mucho pero eran buena gente), una chiquilla pelirroja de lo más dulce y maravillosa, y una infinidad de personajes que han estado de paso para uno que otro relato corto (los que aún no conocéis, no puedo hablar de ellos), pero entonces, llegó “Él”.
     El Observador es un tipo arrogante, prepotente, callado… de acuerdo, como que “S” no le dio voz, y eso tiene mucho que ver, pero, ¿sabéis de estas personas que no necesitan hablar para decirte las cosas? Le basta una mirada y o apartas la vista mientras sientes como se te ponen los pelos de punta, o sales corriendo. Con los pelos de punta. Lo peor de todo es que en nuestra casa hay particiones… ¿y adivina quién vive con él? Mientras que las gemelas van a su aire, entre libros, críticas, locuras y lo que les venga en gana, me toca desayunar con el amigo cada mañana. Y ahí tenéis porqué me he emborrachado. Tengo un defecto (de los pocos puesto que apenas los tengo, qué mono soy…), y es que, hagas lo que hagas, no apuestes conmigo. Me da igual: apuesto a que no le llamas capullo al de seguridad, apuesto a que no puedes comerte un kilo de helado, apuesto a que no sales a la calle con un triquini dorado, te apuesto que no llamas a este y le dices todo lo que sientes aunque que quedes en ridículo… no me importa, da igual de qué clase sea, yo siempre acepto la apuesta.
    Me imagino que estáis deseando que se acabe el mundo mientras que podáis terminar de leer todo eso, pero es que no podía dejar pasar la oportunidad de hoy. Las gemelas están temporalmente fuera de servicio (y no creo que vuelvan hasta pasado año nuevo), la “S” se descuidó y dejó abierta la página de blogger, y el capullo del Observador por fin se ha dormido y ha dejado de enseñarme palabrejas con el diccionario este o de corregirme cada vez que abro la boca, entonces pues, ¡ese es mi momento y reivindico!
Señorita “S”, estamos en estado de overbooking en estos instantes. Deja de meterme gente rara por casa, que cogen mis cosas, usan mi cepillo de dientes, quieren acariciarme el cuerno, ni que fuera tripa de embarazada, y si escucho una sola vez más lo de: “Aiii, qué mono eres, te podría achuchar”, me cargo al que lo diga. Si no sabes dónde meter los personajes estos que se te acoplan en la cabeza, construye otro castillo en el aire que este está lleno. Creo que tengo el derecho a elegir y pedir mis espacio, al fin y al cabo, yo estaba aquí y ahí en ti, antes mismo que cualquiera de ellos. A las chicas ya les cogí cariño, déjalas que no molestan, el tipo raro de la RAE… bueno, digamos que he perdido la apuesta y me tengo que callar, pero llega ya de tanto loco pululando por aquí.
    ¡I`m a bad unicorn! Así que ya estás controlando el paso en aduanas, o la semana que viene, vuelvo a publicar yo,  y no creo que os guste a ninguno (y mira que amenazar a la jefa tiene su peligro), pero yo, aviso… (Y no, no contaré de qué iba la apuesta…)


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Y no os perdáis el lunes, la rubia por excelencia, So Blond con una From my Blond Mind única, y si no, os comerá el "unicornio del saco", que es malo, ya he avisado... 

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2 comentarios:

  1. Señorita "S", al unicornio le debes presentar el chimpancé de la Bru, que creo serán mu buenos amigos. Las otras rubias creo que tienen perros y gatos, que no es lo mismo.

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    1. O una rana, que se conoce que al unicornio le van bien los amigos, cuánto menos, especiales...:D

      besos navideños, tú, y gracias por estar aquí ^^

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