So acaba de levantarse, despega
los ojos y se despereza, hace algún ruidito con la boca y murmura un “cabrón de
despertador” mientras se quita las sábanas de encima. Cuando levanta la mirada
lo ve, no se asusta, pero se queda quita mientras despacio acerca la mano a la
mesilla en busca de la lamparita de noche. Agarra con fuerza la figurita de
bronce con tulipa y dice en voz baja y amenazante:
— ¿Quién cojones eres y qué haces
en mi cuarto?
(5 minutos antes)
— Lo que pasa es que no quiero ir
contigo, eso es todo— dice Regina a Connie mientras bate huevos en un cuenco.
— Jo, pero yo quiero ir, déjame, me
voy a portar bien, dejaré que elijas tú y no hablaré en todo el tiempo— suplica
Connie.
— No es que hables, ni siquiera
quién elija, esta claro que elijo yo. El problema es que a mí me gusta ver una película
en el cine con alguien que no se duerma a los cinco minutos de empezar los
trailers iniciales. Lo siento Connie, pero esta vez no vienes conmigo.
— Déjala, ya sabes, es como una
niña, solo quiere pasar el rato contigo— dice Karol con sonrisa cómplice.
— No soy una cría. Es que es la
peli de los Miserables y me apetece verla.
— Pues si es a ver los Miserables,
tienes razón Regi, ésta no aguanta ni a la estrofa de la primera canción.
¿Sabes que es subtitulada y todos los diálogos son canciones? — Pregunta Alicia
a la rubia.
— Sí lo sabía, y por eso quiero
ir, Regina dice que la verá en versión original.
En esos momentos de discusión
aparece Irene con un montón de bolsas en las manos. El resto de chicas la miran
un segundo y siguen con su conversación sobre salidas y cines.
— ¿Nadie me va ha preguntar qué
llevo en las bolsas? — Dice Irene al ver el poco interés de sus amigas.
— Porfa, prometo que no me
duermo, que no te doy la brasa y que seré buena, andaaaaa, que quiero ir…—
sigue Connie intentándolo.
— ¡Que pesada, por todos los
cielos! Vale, pero a la primera de cambio que te vea cerrar los ojos, juro que
te saco de la sala de los pelos, estás avisada— desiste Regina con un soplido
de resignación.
— ¡Eh! ¡Que no me hacéis caso!
— Grita Irene subiendo los bultos que
carga y agitándolos un poco para captar su atención.
— Karol, ¿quieres que vayamos
nosotras al centro comercial? Ese que tiene una tienda de manualidades tan
chula, creo que los unicornios allí se cuentan por centenas— pregunta
Alicia, con la boca llena de cereales.
— ¡¡Gracias, mi niñaaaa!! Sabía
que tenías un corazón tope grande, ya verás que bien nos lo pasamos Regina,
seré la mejor compañera de cine— Connie empieza a dar saltitos por la cocina.
— Seréis cabronas, ¿pero es que
nadie me hace caso hoy? Me cago en la puta, que estoy ¡AQUÍ! — La voz de Irene
retumba en las paredes de todo el piso.
— Pues me parece una idea
estupenda, me visto en un pispas y nos vamos a ver esos uní cuernos, que tengo
que ampliar la colección— contesta Karol a Alicia con una sonrisa enorme.
De repente una voz se alza más
que el resto y no es exactamente Irene la que grita, So está plantada frente a sus
amigas con gesto desorbitado.
— ¡¡¿Pero es que nadie se ha dado
cuenta?!!
Todas miran a So sorprendidas, la
rubia acaba de aparecer con un pijama de Súper Woman y unas zapatillas de Star
Trek y se agarra con las uñas al cerco de la puerta de la cocina. Entre la cara
y los pelos alborotados, enseguida se echan a reír.
— No os riáis, gilipollas,
tenemos la casa llena de hombres y no sé quién cojones son ¡quiero una
explicación! — Dice So levantando, si cabe, un poco más el tono de voz.
— ¿Hombres? Nena, estamos aquí
solas… Oye, no sabía que So era sonámbula, ¿y vosotras? — Pregunta Karol.
So no puede dar crédito a lo que
oye. En la cocina están sus cinco amigas, y otros cinco hombres que la miran
con cara extraña, con sonrisas perturbadoras. Irene se acerca a ella con las
bolsas aún en las manos y le dice:
— Yo llevo un rato intentando que
me hagan caso, pero no hay manera. Llevo dos días viendo a estos tipos
pululando por la casa como si tal cosa, y he traído…
So mira a Irene con cara de
asombro, mientras se da cuenta de que el tipo que ha despertado a los pies de
su cama está tras ella, con los brazos cruzados y sin hacer ningún ruido.
— ¿Me estás diciendo que hace dos
días que están estos por aquí y no nos hemos enterado? — Pregunta So.
— No sé quienes son, pero parece
que somos las únicas que los podemos ver, yo ya pensaba que me estaba volviendo
loca. No hablan, no hacen nada, solo nos persiguen y se quedan quietos, creo
que son fantasmas o algo parecido, pero mira lo que he traído— abre una de las
bolsas y le muestra a So su contendido — .Quizás no funcione, pero todo es
probar, yo no puedo ni ducharme a gusto y…
— ¿Fantasmas…? — Repite So
sintiendo un mareo que le hace retroceder, hasta el punto de chocar contra el
hombre a su espalda.
Antes de tocarlo se da cuenta y
pega un respingo, abrazándose a la rubia.
— No te preocupes, ayer intenté
pinchar a uno de ellos con los dardos de la diana, y al parecer no podemos
tocarlos, así que ellos tampoco a nosotras, es curioso ¿verdad? — Sigue Irene
como si tal cosa.
— ¡¿Curioso?! Tía, ¡tú te has
vuelto loca, tenemos a gente metida en casa, joder!
— Que no, si además están muy
buenorros, no te pongas así, esto tendrá alguna explicación, aunque al parecer
tampoco se les da muy bien hablar, lo he intentado y no me hacen caso, me miran
de una forma muy rara, pero no dicen ni “mu”.
So cae desmayada al suelo y el
resto de amigas se acercan para atenderla. No saben qué le pasa pero está pálida
como un payaso desteñido y su pulso se ha disparado.
— Será mejor llevarla al sofá, la
pobre ha sufrido una conmoción— recomienda Irene a sus amigas, pero al parecer
siguen ignorándola— En serio, ¿queréis hacerme caso de una puta vez? No tiene
ninguna gracia, ¡hostia!
— No seas cansadita, que sí, que
ya vemos tus bolsas, que ya sabemos que estás aquí dando por saco, que ya
llevamos a So al sofá…— y acercándose Karol al oído de Irene, le susurra— y
también estamos al tanto de los maromos que nos rodean, pero deja de dar el
coñazo, nena, nos los vas a espantar y algunos tienen habilidades de lo más
interesantes. Luego te lo explico.
Y mañana viene Connie, ella es de esas personitas dulces y preciosas que siempre quieres tener al lado, y además, escribe cojonudamente, así que todos a leer su próxima entrada de qué hacer antes de los 30.
jajaja no está nada mal antes de dormir. Fantasmas-maromos pululando... interesante :P
ResponderEliminarDivertido..., curioso..., interesante..., y muy visual..., tu cabecita siempre me sorprende.
ResponderEliminarjajajaja ahora me quedo sin saber que habilidades curiosas tienen, eso no se vale :D
ResponderEliminarPero qué ganas de dejarnos a medias!!
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