sábado, 2 de marzo de 2013

Vaya Par de Gemelas: Distintas y de eso, solo eso, va la cosa...




 Distintas y de eso, solo eso, va la cosa...







Somos tan distintas.
Si tuviera que compararnos, con el agua del mar te espejaría. Tú serías una ola, de las que vienen de lejos amenazando con gracia y tul blanco de espumas, y yo, de las que ya están en la playa, rotas de hace mucho, pero no por ello deshecha, más bien todo lo contrario, mezclada a la arena, esperando, viendo, aguardando volver a la mar. De allí de donde vienes tú.
Dicen que el agua es volátil. Yo diría imprecisa. Salada o dulce, como besos o lágrimas, no importa, eso no cambia, todos los manantiales tienen su propio oleaje. Y allí también estarías tú. Y yo. Quizás una al fondo, observando como la otra llega con la marea a la par que la que viene observa a la que lejos espera.
Somos distintas. Cómo dos gotas de agua de diferentes cascadas. Pero agua. Siempre líquidas, amoldables, no cambiantes, sino, decididas a no permanecer siempre inertes, a ser únicas, exquisitas. Cada una con su belleza, una clara, la otra incluso más cristalina. Ambas capaces de dejarse llevar por las mareas, y las dos conduciendo a puertos seguros aunque los barcos no vengan ni partan siempre a un mismo rumbo.
Me gusta pensar que somos como el agua. Que seamos agua. Que seamos lo mismo. Por un instante, un atisbo, una ráfaga de aire que lleva lejos gotas que salpican, las tuyas y las mías, a las piedras, rocas, sales, personas infinitas, que llegamos allí. Y que, por un segundo, ya no somos tan distintas. Porque somos líquido, como dos chispas de un mismo tintero, frases escritas de manos diferentes, electricidad traducida, una de dedos largos y otra en ocasiones de falanges más certeras, una negra la otra azul, pintando y destiñendo sueños y miedos, dejando mella, calando hasta los huesos. Porque somos lluvia. Tú tormenta, yo huracán, la tuya mientras hay sol, la mía, con el sol que aparece mientras me dejo caer. Somos lo mismo, y eso, es ser distintas.
Porque somos muy diferentes aunque en el fondo pertenezcamos a la misma tina. Somos fluidas, acuosas, aunque no insípidas. Destilamos aromas que captan los ojos ajenos, sí, perfume que entra por los iris y se pierden tan adentro que ya, ni de ti ni de mí, pueden verse exentos.
Tatuaje, líquido que entra en la piel tal cual tinte transparente, tatuando almas, corazones, cada músculo y tendones, arrancando sonrisas eternas e ira y furia que alguno llamarían pasiones. Porque somos tan diferentes pero ninguna pasa sin ser vista o hacerse presente.
Porque somos agua. Y dejarse caer al vacío es tentador si al fondo sabes que allí estaremos.
Somos tan distintas.
Y por eso, aunque no te lo pienso decir nunca, jamás te dejaría, ni marcharse, ni irse, ni flotar con las olas deformes y discontinuas. Te agarraría por los brazos, por el tul de tu falda de espuma, por el marrón cacao de tus ojos, te pediría que te quedaras, incluso si para ello, tuviera que escribirte una eterna y solitaria poesía. Porque somos tinta. Y esa pluma sin la tuya, poco más pintaría.


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Y el lunes no te pierdas a So Blond y su From My Blond Mind...

3 comentarios:

  1. Hoy simplemente me ha gustado mucho no, lo siguiente.
    Porque cada una es distinta, pero las dos tienen su esencia pura.
    Felicidades Karol

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  2. Me ha encantado. Es, sencillamente precioso.

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  3. Presuntas críticas de libros y peliculas con aventuras, humor y terror, unicornios y observadores, cuentos distintos y prosa poética. Me gusta ver que tocas varios registros, aunque claro, tienes ayuda, entre las gemelas y el unicornio, asi cualquiera :-)

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