jueves, 10 de enero de 2013

Encuentro en tacones. Día de guerra en tacones.



 — Pero ¿vosotras pensáis que esto es una buena idea? — Dijo Regina con evidente preocupación.
— ¡No! — Respondieron el resto a unísono.
— Entonces porqué cojones lo hacemos, es que no le veo el sentido— siguió Regina.
— Se supone que es por venganza, pero si tienes miedo puedes quedarte en el coche, Regi— dijo So en modo bula.
— No tengo miedo, es que me molesta llevar esta ropa tan extraña, es solo eso.
— Ya, es eso y que está acojonada— repitió Alicia mientras se ajustaba el peto.
— Yo pienso comportarme como una damisela en apuros, y cuando se acerquen, ¡bum! Les vuelo la cabeza— dijo Irene esbozando una sonrisa que daba miedo.
— Eso no vale, era la técnica que iba a usar yo, eres una copiota— refunfuñó Connie.
— No te preocupes cielo, me da la sensación de que os funcionará a las dos si sacáis pecho— dijo So mientras se ataba bien las espinilleras.
— Un momento, pero ¿de verdad hay que ponerse casco? Joder, que acabo de ir a la peluquería, esto no se hace— comentó Karol mientras intentaba ponerse el casco.
— Lo tienes al revés, merluza, que la rejilla va hacía delante. Y no te preocupes por el pelo, de todas formas no nos van a tocar, tengo un plan infalible— desveló Alicia orgullosa.
— Pues no sé a qué esperas para contárnoslo, están a punto de venir y no creo que quede mucho tiempo para planificaciones— preguntó So.
— Vosotras intentad estar cerca de la torreta norte, donde termina el alambrado. Dentro de exactamente diez minutos sabréis a qué me refiero con un plan infalible.
Todas las chicas tenían el equipo puesto: unos pantalones de camuflaje ceñidos y unas camisetas como caqui de cuello alto, además de los complementos requeridos para aquella misión, como el chaleco antibalas, las protecciones en los hombros, codos y rodillas; lo del casco no era opcional, pero alguna de ellas estuvo a punto de salir a la batalla dejándolo “accidentalmente” olvidado. 

Una vez estuvieron listas, se posicionaron en los lugares acordados y esperaron a que el grupo de chicos entrara en el recinto. Los dos grupos se diferenciaban en el color, nuestras taconeras vestidas de colores tierra y verdes y el “enemigo” con tonos grises y negros, según se hacían llamar el “Comando Muerte”.
Armadas con sus K7 y los cuchillos tomahawk, se adentraron en las dunas que el terreno ofrecía, mientras se tiraban al suelo para no ser detectadas. Karol había escogido el lugar que en un primer momento le pareció más limpio, uno sembrado de césped que dejaba muy visible su situación, y que por desgracia estaba encharcado, por lo que al ponerse bocabajo en el suelo, se llenó de barro. Karol empezó a gritar:
— ¡Vaya puta mierda, se me ha metido el barro hasta dentro de los calcetines! ¡Irene, yo te mato!
Connie, que era la que estaba más cerca, le echó una mirada de aviso, si seguía gritando encontrarían demasiado pronto su posición. La rubia se lo estaba tomando muy en serio.
La única en no esconderse fue Irene, que había escogido una gran caja de madera para sentarse, apoyando el arma en el suelo, a la espera de ver al enemigo. Se puso las manos en la cara y empezó a mover sutilmente la espalda y los hombros, como si estuviese llorando.
El equipo masculino no tardó en hacer acto de presencia, encontrando a la rubia vestida de color marrón sobre la caja sentada.
Dos de los atacantes se acercaron a ella despacio, el resto se desplegaron por todo el recinto.
— Ey, ¿te encuentras bien? — Dijo uno de los chavales a Irene, a punto de tocarle el hombro para ver qué le pasaba.
Irene levantó la mirada cuando los tuvo a ambos en frente y con una sonrisa en el rostro, los clavó el cuchillo en el pecho, dejándolos sorprendidos y por supuesto muertos en el acto, con una horrible y brillante mancha roja en la ropa.
Regina, que había visto la escena desde su posición elevada, se echó a reír, sintiéndose orgullosa de su amiga rubia.
— Es la puta ama— dijo para sus adentros.
Irene salió corriendo entre las zarzas, y llegó hasta el lugar que Alicia había descrito, esperaría unos minutos escondida mientras que el resto de amigas se reunían con ella.
Karol tuvo que cambiar de escondite, tenía todo el traje manchado, al secarse rápido parecía que anduviera con un trozo de cartón pegado al cuerpo.
Uno de los enemigos la vio moverse y fue directamente hacía ella, pero So fue más rápida. Se aproximó al muchacho por la espalda y disparó un solo tiro con el silenciador puesto. El chico cayó muerto a pocos metros del nuevo escondite de Karol. 

Las dos amigas se miraron y esbozaron una sonrisa, So acababa de salvarle el culo a la morena embarrada.
Tras varios intentos de fuga, al verse en minoría y con mala estrategia, los chicos empezaron a correr, entre tiroteos y polvo levantado por las ráfagas, pero en esos momentos un grito de guerra se alzo cual Ave Fénix, Alicia reorganizaba a sus amigas para unirse en el punto acordado y terminar con el enemigo.
Tras unos arbustos esperaba el vehiculo militar que la morena había preparado a conciencia, con armamento pesado y un par de lanza llamas sin combustible, que no matarían a nadie, pero sí acojonaban.
Todas subieron al tanque casero y se adentraron en el recinto y campo de tiro, sorprendiendo en una emboscada a los hombres muertos de miedo, que levantaban los brazos en señal de rendición, pero que las taconeras interpretaron como cobardía vergonzosa.
Una de ellas, la que estaba a los mandos de la metralleta, habló:
— ¡Pedir disculpas antes de morir!
Los hombres miraron a Karol con ojitos rasgados, alguno a punto de llorar como una niña.
— Será mejor que habléis, os aseguro que está cargada y Karol tiene el dedo muy sensible— dijo Connie mirando a uno de ellos en concreto.
— ¡Tú! — Señaló Irene al hombre al que todas miraban.
Éste empezó a recular, debatiéndose sobre si intentar escapar o seguir allí en espera de una muerte segura.
— Di lo que tienes que decir o te juro que el tiro te lo daré en los huevos— volvió a decir la rubia.
Sus amigas estaban orgullosas de ella, aquella era una forma infantil de comportarse, pero si solucionaba su problema, habría merecido la pena.
— ¡Habla! — Gritaron todas juntas menos Irene, que esperaba tranquilamente mientras miraba por la mirilla de su rifle.
— Prometo que jamás volveré a llamarte, ni volveré a pedir verte, lo juro— dijo entre tartamudeos aquel hombre arrodillándose en el suelo con las manos en la nuca.
— Eso no es suficiente, pide perdón— dijo en tono gutural So.
— Perdona, perdona, te pido perdón por las veces que  te he engañado, por las mentiras y por ser un capullo, te mereces algo mejor— siguió diciendo mientras estallaba en lágrimas.
— Lo siento, pero ni te creo ni te perdono. Chicas, disparadles, a todos— condenó Irene.
Los disparos atronaron los oídos de los asistentes, habían quitado los silenciadores de las armas (ya no eran necesarios) y como si fuese un pelotón de fusilamiento, todos cayeron al suelo en el acto, retorciéndose de dolor e intentándose tapar la cara y sus partes nobles al tiempo, hechos un ovillo entre el polvo y el barro de aquel lugar.
El peor parado fue aquel medio hombre que había pedido perdón a la rubia, del que ella sabía a ciencia cierta que, volvería a tener noticias después de aquel día. Su tormento estaba muy lejos de terminar.
Las taconeras se bajaron del Buggy tuneado y se quitaron los cascos de Paintball, pasaron cerca de sus enemigos, que notaban en sus carnes los moratones que al día siguiente adornarían sus cuerpos con vivos colores.
Lo más difícil había sido convencerlos de jugar a aquel juego sin protección corporal, pero claro, ellos eran unos machos que pensaban podrían con un grupito de mujeres, que solo sabían hacerse la manicura francesa y adornarse el pelo con lacitos de purpurina.
Nunca debes subestimar a una taconera, y menos aún, si están juntas y cabreadas.





Y mañana más y por supuesto mejor con Connie Jett y sus entradas taconeras más interesantes, qué hacer antes de los 30?.....

5 comentarios:

  1. Jijiji me encantó!!! Me gustó tanto que me creí que machacabamos a todos esos hombres que nos hicieron sufrir... Jiji guerreras estas taconeras y cabreadas... Vaya tela!

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  2. Que mala Irene!! Me gusta Irene, jajaja!!

    Besos Irene y se feliz!

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  3. Eres la puta ama, mi ama :-)

    Ade+ es que os imagino a las seis y realmente ibais a disfrutar como enanas...

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  4. Jajjajajajjajajjaja. Nena, para la próxima "Claymore". Muy apañás.

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