— Pero ¿vosotras pensáis que esto es una buena
idea? — Dijo Regina con evidente preocupación.
— ¡No! — Respondieron el resto a unísono.
— Entonces porqué cojones lo
hacemos, es que no le veo el sentido— siguió Regina.
— Se supone que es por venganza,
pero si tienes miedo puedes quedarte en el coche, Regi— dijo So en modo bula.
— No tengo miedo, es que me
molesta llevar esta ropa tan extraña, es solo eso.
— Ya, es eso y que está
acojonada— repitió Alicia mientras se ajustaba el peto.
— Yo pienso comportarme como una
damisela en apuros, y cuando se acerquen, ¡bum! Les vuelo la cabeza— dijo Irene
esbozando una sonrisa que daba miedo.
— Eso no vale, era la técnica que
iba a usar yo, eres una copiota— refunfuñó Connie.
— No te preocupes cielo, me da la
sensación de que os funcionará a las dos si sacáis pecho— dijo So mientras se
ataba bien las espinilleras.
— Un momento, pero ¿de verdad hay
que ponerse casco? Joder, que acabo de ir a la peluquería, esto no se hace—
comentó Karol mientras intentaba ponerse el casco.
— Lo tienes al revés, merluza,
que la rejilla va hacía delante. Y no te preocupes por el pelo, de todas formas
no nos van a tocar, tengo un plan infalible— desveló Alicia orgullosa.
— Pues no sé a qué esperas para contárnoslo,
están a punto de venir y no creo que quede mucho tiempo para planificaciones—
preguntó So.
— Vosotras intentad estar cerca
de la torreta norte, donde termina el alambrado. Dentro de exactamente diez
minutos sabréis a qué me refiero con un plan infalible.
Todas las chicas tenían el equipo
puesto: unos pantalones de camuflaje ceñidos y unas camisetas como caqui de
cuello alto, además de los complementos requeridos para aquella misión, como el
chaleco antibalas, las protecciones en los hombros, codos y rodillas; lo del casco
no era opcional, pero alguna de ellas estuvo a punto de salir a la batalla dejándolo
“accidentalmente” olvidado.
Una vez estuvieron listas, se
posicionaron en los lugares acordados y esperaron a que el grupo de chicos
entrara en el recinto. Los dos grupos se diferenciaban en el color, nuestras
taconeras vestidas de colores tierra y verdes y el “enemigo” con tonos grises y
negros, según se hacían llamar el “Comando Muerte”.
Armadas con sus K7 y los
cuchillos tomahawk, se adentraron en las dunas que el terreno ofrecía, mientras
se tiraban al suelo para no ser detectadas. Karol había escogido el lugar que en
un primer momento le pareció más limpio, uno sembrado de césped que dejaba muy
visible su situación, y que por desgracia estaba encharcado, por lo que al
ponerse bocabajo en el suelo, se llenó de barro. Karol empezó a gritar:
— ¡Vaya puta mierda, se me ha
metido el barro hasta dentro de los calcetines! ¡Irene, yo te mato!
Connie, que era la que estaba más
cerca, le echó una mirada de aviso, si seguía gritando encontrarían demasiado
pronto su posición. La rubia se lo estaba tomando muy en serio.
La única en no esconderse fue
Irene, que había escogido una gran caja de madera para sentarse, apoyando el
arma en el suelo, a la espera de ver al enemigo. Se puso las manos en la cara y
empezó a mover sutilmente la espalda y los hombros, como si estuviese llorando.
El equipo masculino no tardó en
hacer acto de presencia, encontrando a la rubia vestida de color marrón sobre
la caja sentada.
Dos de los atacantes se acercaron
a ella despacio, el resto se desplegaron por todo el recinto.
— Ey, ¿te encuentras bien? — Dijo
uno de los chavales a Irene, a punto de tocarle el hombro para ver qué le
pasaba.
Irene levantó la mirada cuando
los tuvo a ambos en frente y con una sonrisa en el rostro, los clavó el
cuchillo en el pecho, dejándolos sorprendidos y por supuesto muertos en el
acto, con una horrible y brillante mancha roja en la ropa.
Regina, que había visto la escena
desde su posición elevada, se echó a reír, sintiéndose orgullosa de su amiga
rubia.
— Es la puta ama— dijo para sus
adentros.
Irene salió corriendo entre las
zarzas, y llegó hasta el lugar que Alicia había descrito, esperaría unos
minutos escondida mientras que el resto de amigas se reunían con ella.
Karol tuvo que cambiar de escondite,
tenía todo el traje manchado, al secarse rápido parecía que anduviera con un
trozo de cartón pegado al cuerpo.
Uno de los enemigos la vio moverse
y fue directamente hacía ella, pero So fue más rápida. Se aproximó al muchacho
por la espalda y disparó un solo tiro con el silenciador puesto. El chico cayó muerto
a pocos metros del nuevo escondite de Karol.
Las dos amigas se miraron y
esbozaron una sonrisa, So acababa de salvarle el culo a la morena embarrada.
Tras varios intentos de fuga, al
verse en minoría y con mala estrategia, los chicos empezaron a correr, entre
tiroteos y polvo levantado por las ráfagas, pero en esos momentos un grito de
guerra se alzo cual Ave Fénix, Alicia reorganizaba a sus amigas para unirse en
el punto acordado y terminar con el enemigo.
Tras unos arbustos esperaba el
vehiculo militar que la morena había preparado a conciencia, con armamento
pesado y un par de lanza llamas sin combustible, que no matarían a nadie, pero
sí acojonaban.
Todas subieron al tanque casero y
se adentraron en el recinto y campo de tiro, sorprendiendo en una emboscada a
los hombres muertos de miedo, que levantaban los brazos en señal de rendición,
pero que las taconeras interpretaron como cobardía vergonzosa.
Una de ellas, la que estaba a los
mandos de la metralleta, habló:
— ¡Pedir disculpas antes de
morir!
Los hombres miraron a Karol con
ojitos rasgados, alguno a punto de llorar como una niña.
— Será mejor que habléis, os
aseguro que está cargada y Karol tiene el dedo muy sensible— dijo Connie
mirando a uno de ellos en concreto.
— ¡Tú! — Señaló Irene al hombre
al que todas miraban.
Éste empezó a recular, debatiéndose
sobre si intentar escapar o seguir allí en espera de una muerte segura.
— Di lo que tienes que decir o te
juro que el tiro te lo daré en los huevos— volvió a decir la rubia.
Sus amigas estaban orgullosas de
ella, aquella era una forma infantil de comportarse, pero si solucionaba su
problema, habría merecido la pena.
— ¡Habla! — Gritaron todas juntas
menos Irene, que esperaba tranquilamente mientras miraba por la mirilla de su
rifle.
— Prometo que jamás volveré a
llamarte, ni volveré a pedir verte, lo juro— dijo entre tartamudeos aquel
hombre arrodillándose en el suelo con las manos en la nuca.
— Eso no es suficiente, pide perdón—
dijo en tono gutural So.
— Perdona, perdona, te pido perdón
por las veces que te he engañado, por
las mentiras y por ser un capullo, te mereces algo mejor— siguió diciendo
mientras estallaba en lágrimas.
— Lo siento, pero ni te creo ni
te perdono. Chicas, disparadles, a todos— condenó Irene.
Los disparos atronaron los oídos
de los asistentes, habían quitado los silenciadores de las armas (ya no eran
necesarios) y como si fuese un pelotón de fusilamiento, todos cayeron al suelo
en el acto, retorciéndose de dolor e intentándose tapar la cara y sus partes
nobles al tiempo, hechos un ovillo entre el polvo y el barro de aquel lugar.
El peor parado fue aquel medio
hombre que había pedido perdón a la rubia, del que ella sabía a ciencia cierta
que, volvería a tener noticias después de aquel día. Su tormento estaba muy
lejos de terminar.
Las taconeras se bajaron del Buggy
tuneado y se quitaron los cascos de Paintball, pasaron cerca de sus enemigos,
que notaban en sus carnes los moratones que al día siguiente adornarían sus
cuerpos con vivos colores.
Lo más difícil había sido
convencerlos de jugar a aquel juego sin protección corporal, pero claro, ellos eran
unos machos que pensaban podrían con un grupito de mujeres, que solo sabían
hacerse la manicura francesa y adornarse el pelo con lacitos de purpurina.
Nunca debes subestimar a una
taconera, y menos aún, si están juntas y cabreadas.
Y mañana más y por supuesto mejor con Connie Jett y sus entradas taconeras más interesantes, qué hacer antes de los 30?.....
Jijiji me encantó!!! Me gustó tanto que me creí que machacabamos a todos esos hombres que nos hicieron sufrir... Jiji guerreras estas taconeras y cabreadas... Vaya tela!
ResponderEliminarQue mala Irene!! Me gusta Irene, jajaja!!
ResponderEliminarBesos Irene y se feliz!
Eres la puta ama, mi ama :-)
ResponderEliminarAde+ es que os imagino a las seis y realmente ibais a disfrutar como enanas...
Jajjajajajjajajjaja. Nena, para la próxima "Claymore". Muy apañás.
ResponderEliminardesde luego...encima con armas...
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