— Hay que hacer balance del año—
anunció Alicia.
— De eso nada, yo paso de sacar
ahora todos los trapos sucios, bastante tengo con pensar en las cosas malas que
me esperan la semana que viene. Conmigo no contéis— dijo So.
— Venga, será divertido, todos
los años lo hacemos y no es para tanto, al final siempre terminamos, o borrachas
como una cuba, o partiéndonos de risa con cualquier gilipollez— animó Karol
mientras seguía ensimismada con el móvil, al parecer estaba en ambas
conversaciones al tiempo.
— Eso, o terminamos en comisaría,
el año pasado fue divertido por los huevos, y no me refiero a los de Pascua. Yo
estoy con So, paso de remilgueces e historietas que al final lamentaremos
recordar— dijo Irene con la mascarilla de pepino por toda la cara.
— Mira que sois asquerosas, yo me
había preparado una lista la mar de práctica para la reunión de esta semana,
pero si hasta he preparado unas estrellitas para premiar a las más originales.
Venga, jo, que será divertido, chicas— decía Connie con su libreta de las Monster
High entre las manos.
— ¿En serio has hecho una lista y
has comprado pegatinas de estrellas? — Preguntó incrédula Alicia mientras
miraba a Connie achinando los ojos.
— Sí, ¿Qué pasa? Así será más
divertido, estoy deseando ver quién consigue más estrellitas pegadas en la
frente cuando termine la noche— contestó risueña.
— Esta chica necesita un buen
pollazo, os lo digo yo— susurró Alicia por lo bajo.
— Pues que yo sepa es la que
mejor se lo monta de las que estamos aquí. No veas la de veces que viene con
sonrisa del videoclub— confesó Irene mientras se hacía la pedicura.
— Me da igual lo que digáis, yo
estoy tan feliz, mis estrellitas os gustan, aunque pongáis esas caras de acelga
pocha. Y sí, en ese sentido estoy servida, gracias. Tal vez seas tú la que
necesita un buen repaso (como suele decir Irene) tipo hasta en el cielo de la
boca. ¡Ale! Ya lo he dicho— contestó Connie muy lejos de estar enfadada, se lo
estaba pasando pipa de ver que por fin se animaban un poco sus amigas.
— Bueno, ya vale, que siempre
estáis con lo mismo, a ver, empecemos con la maldita reunión, balance o lo que
sea, que tengo que madrugar mañana y ya es tarde— siguió Regina acomodándose en
la mesa—, a ver si terminamos pronto, esto cada año me parece más soplapollez—
añadió más para sí misma que para el resto.
— Pero si a nadie nos gusta el
maldito balance, no sé porqué tenemos que hacerlo todos los años. Ya ha pasado
la noche vieja y tendríamos que pasar página. Mira que no ser un poco más originales
con la primera reunión del año…— dijo So.
— Venga, a ver qué se le ocurre a
la rubia peligrosa como mejor tema a tratar. Ilústranos, guapa— resopló Connie
empezando a cansarse de la poca colaboración de sus amigas.
— A mí particularmente me da
igual de lo que vayamos ha hablar, de todas formas cuando termine me voy a
coger un pedo de tres pares…— añadió Irene ondeando la lima de uñas.
— Está bien, pues en vez de
balances tontos, vamos a contar qué es lo que hicisteis cada una la noche de
fin de año— sugirió Alicia.
— Pero si estuvimos todas juntas,
qué nos vamos a contar nuevo— preguntó Regina en tono conciliador.
— De eso nada, que yo sé de un
par que después de la discoteca desaparecieron misteriosamente— Alicia intentó
no mirar a Irene y Karol, pero le fue imposible.
— No, no, no, de cambios nada, si
hay que contar tonterías del año pasado, de acuerdo, pero paso de cuestionarios
que solo vayan dirigidos a un par de nosotras, eso no es comunidad— dijo Karol,
que inmediatamente fue secundada con un gesto de aprobación por Irene.
— Nooo, pero si el nuevo plan me
parece genial, vamos a contar lo que hizo cada una después de la disco— respondió
entusiasta de nuevo Connie.
— Claro, como todas sabemos lo
que hiciste tú, todo resuelto, pero paso de contar intimidades que no vienen al
caso ahora. Además, no tengo ganas, quiero beber hasta perder el sentido.
Mañana no trabajo y me vendrá bien tener resaca— dijo Irene abriendo la puerta
del mueble bar y sacando la botella de ginebra, intentando no tropezar por
andar con los talones, descalza y con las uñas recién pintadas.
— Si no lo quieren contar no las
podemos obligar, está visto que no confían en nosotras— apuntó quisquillosa
Regina en tono zalamero.
— Yo tampoco creo que sea una
buena idea— dijo So alejándose hacía la cocina para preparar los vasos de
coctel.
— ¡Otra! Esa rubia de culito
respingón esconde algo también. Esto será divertido— se carcajeó Alicia de sus
tres amigas, al parecer escondían algún secreto.
— Pues si no nos ponemos de
acuerdo, lo someteremos a votación— propuso Regina—, votos a favor de contar
qué hizo cada una después de fin de año.
Connie, Alicia y Regina
levantaron la mano, Irene Karol y So (que venía cargada de la cocina) miraron
ceñudas a sus compañeras.
— Parece que hay empate, y ya sabéis
lo que eso significa, voy a por Mr. Potato— Connie saltó como por un resorte
del sillón y se dirigió a su habitación.
— Eso del muñeco que pierde
piezas es la gilipollez más tonta que he visto en mi vida, ¿no podemos usar una
moneda como todo hijo de vecino? — Preguntó So.
Connie regresó con el muñeco de
su infancia, al que ya le habían ocasionado alguna que otra rotura por aquel
juego tan macabro, pero a ella le hacía gracia deshacer los empates de aquella
manera.
La encargada de tirar al pobre
"patata" a favor de realizar el nuevo juego, fue Alicia. Lo lanzó contra la pared
de aglomerado del salón y el pobre juguete se desparramó en piezas por todo el
suelo; en total ocho trozos que plagaron el salón de nariz, ojos, bigote y
gorrito cursi.
La siguiente, después del
correcto montaje de piezas, fue Karol, que hizo alarde de su fuerza,
estrellando el juguete infantil contra el rodapiés, resquebrajando un
poco más la carcasa del cuerpo, pero sin llegar a perder suficientes
articulaciones y piezas, por lo que el grupo de Alicia ganó el duelo.
— Una vez aclarado el tema de
conversación, empezaré yo hablándoos de mi noche (o más bien mañana) del primer
día del año— dijo Connie, satisfecha con el resultado de su Mr. Potato—. Pues
después de salir de la pista de baile, donde por cierto, dejé a Regina súper
entretenida con un maromo de casi tres metros de altura, me dirigí hacía el
videoclub. El resto no creo que os lo tenga que contar— y tras finalizar su
pequeña intervención, bebió de su copa de vodka aguado, a punto de atragantarse
con el trozo de limón.
— Así no vale, queremos detalles,
¿qué pasó con el friki de la tienda de cómics? — Curioseó Alicia bebiendo de la
pajita de su vaso con Maracuyá.
— No tengo nada más que contar,
llegué a la tienda con ganas de que me quitaran un poco el mareo por las copas,
y el capullo se había ido a dormir a su casa porque me retrasé un par de horas
de la cita acordada, vamos que caliente y a casita, un chasco. ¿Contenta?
— Pues no, pero si no tienes nada
mejor que contar… Ok, me toca a mí, yo salí antes que todas vosotras, más que nada porque me
empezaba a doler la cabeza con el humo ese de pega que ponen a determinadas
horas, estoy segura de que lo hacen para echarnos de los sitios, vale, conmigo
acertaron. Luego me fui a casa de mi prima, que vive cerca de la discoteca, con
la cogorza que llevaba, dudaba mucho poder llegar a nuestra casa de una pieza. Y ahí
terminó todo. Eso sí, los churritos que me comí cuando me desperté estaban de
vicio— dijo Alicia dando por finalizada
su intervención.
— Vaya mierda de juego, como no
aportéis algo mejor nos vamos a morir de aburrimiento. Bueno, pues yo cuando
salí de la discoteca, por cierto, muy bien acompañada el susodicho morenazo de metro
noventa, le acompañé hasta su coche. Pero en mi defensa tengo que decir que es
un compañero de mi trabajo y hacía mucho tiempo que quería hablar con él de
determinados papeles importantes— confesó Regina con las mejillas coloradas.
— Sí, querías saber cuántos
“papeles clínex” podías gastar en una hora, vamos, lo más normal— dijo Alicia
con un gesto de pelvis de lo más obsceno.
— Perdona, bonita, al chico le
conozco desde hace la friolera de cinco años, y no es la primera vez que
hablamos sobre albaranes y documentos, así que calladita, que al menos yo toqué
churro de verdad—soltó entre carcajadas Regina, dejando a Alicia con cara de
asombro al principio, aunque enseguida se unió a las risas.
— Touché, ya me hubiese gustado
tener algo duro a lo que agarrarme que no fuera el cabecero de la cama de mi
prima, que por cierto es de lo más incomodo. Venga, que ahora os toca a
vosotras— dijo Alicia señalando con el dedo al resto de amigas, al parecer no
tenían muchas ganas de hablar.
— Yo paso, este juego no me
gusta— contestó cortante So.
— Tampoco será tan malo lo que
hiciste ¿no? Venga cuenta, guarri— dijo Regina.
— Eso, eso, cuenta, que estamos
con la intriga. Prometemos no escandalizarnos— corearon Alicia y Connie al
tiempo.
— ¡¡Estuve en la oficina!!
¿Contentas?
— ¿Haciendo qué? — Preguntaron
varias de ellas.
— Trabajando, qué cojones voy ha
hacer en la oficina. Como una subnormal, adelantando papeles, aunque los míos
eran de verdad, con sus letritas y esas cosas. Soy una desgraciada. Menuda
manera de empezar el puto año— dijo So mientras se bebía su copa llena de un
solo trago.
— Mujer, eso no es tan malo, de
todas formas es un día como cualquier otro— intentó consolarle Irene.
— Bueno, pues ya somos cuatro, faltáis
vosotras. Queremos detalles— Alicia acercó la botella de ginebra a la rubia de
la mascarilla verde y ésta bebió directamente a morro.
— Yo paso de contar nada, no me
gusta mentiros, además, si queréis detalles que os lo cuente Karol que estuvo
conmigo— tosió las palabras Irene tras un trago demasiado generoso del envase.
— A mí no me metas en tus líos,
que me pones en un compromiso y no quiero historias—siguió la morena quitándole
la botella de las manos— si quieres que rompa mi promesa, será mejor que seas
tú quien les cuente dónde coño tuviste la cabeza metida aquella mañana, yo
paso.
Si en esos momentos las miradas
matasen, Karol habría muerto por un rayo retiniano procedente del iris marrón de
la rubia.
— Eres una cabrona, que lo sepas.
Está bien, estuve más de dos horas con la cabeza en el inodoro y otras dos con
el culo dentro de la bañera. No pienso dar más detalles— Irene se levantó de la
silla y haciendo un gesto con la mano a modo de despedida, se fue para su
cuarto.
— Ya es hora de que nos cuentes
qué le pasa, y qué significa eso de la bañera, o lo de estar juntas las dos—
increpó Connie a Karol, esperando una respuesta.
— No puedo daros detalles porque
me hizo prometer que no lo contaría, pero estuve con ella para que se le pasara
el pedo, supuestamente tenía que evitar que se encontrara con cierta persona
que no le hace bien. Creo que con esos datos podréis sacar vuestras propias
conclusiones— contestó Karol en tono serio.
— ¿Tiene algo que ver con el día
de Navidad? — Preguntó So preocupada.
— Sí, exactamente eso, había que
evitar que se repitiera lo del día de Navidad. Y por lo que veo, esta noche
tendremos que hacer guardia todas, me da la sensación de que la rubia del
pepino facial ha bebido demasiado.
— ¡Mierda! Hubiese preferido que
se tratara de algún experimento lésbico. Anularé mi cita laboral de mañana y
nos la llevaremos un par de días a la sierra, a casa de mis tíos. Creo que a
todas nos vendrá bien la desconexión. ¿Qué me decís? — Ofreció Regina.
Todas estuvieron conformes con el
cambio de planes, y empezaron a mandar mensajes y correos para avisar a los
interesados de su pequeña escapada. Durante unos días (aparentemente serían más de
dos) estarían desconectadas del mundo.
— A veces lo mejor es escapar de
todo para tomarse un respiro de año nuevo— pensó Karol.
— Pues yo me pienso llevar mis estrellitas,
y allí haremos la reunión que estaba programada, me habéis fastidiado mi fantástica
lista— dijo Connie mientras se pegaba
unas cuantas estrellas de color fucsia en la frente y la nariz.
Y mañana no os podéis perder a mi chica, la más bonita y dulce que conozco, que escribe como los dioses; no os arrepentiréis de leer sus consejos y aventuras sobre qué hacer antes de los 30. Connie Jett imprescindible...
Desde luego hacer balance como dices a veces ni viene bien, pero si se sabe hacer con humor puedes reírte un rato ;) besos.
ResponderEliminarBrutal. Y Ali se está desmelenando en el lenguaje jajajaja
ResponderEliminarLo de Ali y sus frases es de traca, a destacar:
ResponderEliminar"Touché, ya me hubiese gustado tener algo duro a lo que agarrarme que no fuera el cabecero de la cama de mi prima, que por cierto es de lo más incomodo."
¡Ay! Porque nací bicho verde pudiendo ser una rubia talentosa, ahora podría tener una chupipandi como esta :-)