jueves, 24 de enero de 2013

Encuentro en tacones. Si de salidas raras hablamos...



— ¿De verdad era necesaria la limusina? — Preguntó Alicia.
— Pues no lo sé, pero creo que nos da mucho caché, me gusta eso de poder tomar champán mientras llegas a los sitios. Ponme otro poquito Connie— dijo Regina mientras sujetaba la copa.
— Yo sigo diciendo que esta idea no me gusta, ¿es que no sabéis salir de fiesta sin que nos metamos en algún lío? — Preguntó Connie mientras llenaba hasta arriba la copa de Regina.
— No seas aguafiestas, ¿sabes lo que me ha costado conseguir entradas para el garito y además que nos pusieran a todas en el mismo turno? — Le contestó So mientras se pintaba los labios con brillo.
— Pues creo que llegamos tarde, habéis tardado demasiado tiempo en arreglaros, la única que estaba lista a su hora y en la puerta esperando ha sido Irene, que por cierto, tienes una carita, nena…— comentó Karol mientras ponía la mano sobre la frente de la rubia.
— Es que no me encuentro muy bien, creo que me ha sentado mal algo, tengo el estómago revuelto— dijo ésta con cara de pena.
— Si lo estás haciendo para librarte del jaleo, no te va ha funcionar, estamos todas apuntadas y entraremos todas al maldito Pub— contestó So.
— ¡Joder! Que creo que no está fingiendo, tiene la cara muy pálida— apuntó Alicia.  
— Nena, ¿quieres que te vayamos al hospital? No pasa nada, ya iremos otro día al sitio ese— sugirió Connie.
— Por mí vale, de todas formas creo que me acabo de terminar la segunda botella y estoy preparada para volver a casa, menuda fiesta privada que me he montado yo sola, jajaja— empezó a reírse Regina mientras apuraba la copa.
  No, si no te encuentras bien, os dejo a todas en el sitio y acompaño yo a la rubia al médico, pero vosotras entráis como que me llamo So.
Algunas de ellas iban a objetar sobre aquello, pero al ver la cara de So, decidieron no contradecirle.
Al llegar al local todas bajaron de la limusina cuando el chófer les abrió la puerta. Irene las convenció de que estaba bien, que lo único que necesitaba era descansar en casa. Después de varios gritos e intentos por convencerla para que aceptara que alguna le acompañara, decidieron entrar al Pub como estaba planeado. 

Una vez dentro las cinco taconeras se dirigieron al expositor donde conseguirían las acreditaciones, no sin antes pedirse en la barra unos cuantos mojitos con bastante alcohol.
Llegó el momento que algunas estaban esperando y otras temiendo, y el reloj de la sala se puso en funcionamiento, un cronometro que tornaba al cero cuando marcaba cinco minutos.
Cada una de ellas tomó asiento en la mesita que habían dispuesto los organizadores del local y tras varias indicaciones de un hombre con chaqué, fueron entrando los hombres que tenían invitaciones desde hacía más de dos meses.
Más de treinta mesas se repartían por la habitación con luces de neón, como fichas de un puzzle muy bien ensamblado, y nuestras taconeras tenían las más céntricas del escenario.

MESA 1: (Tras varios acompañantes y después de un par de copas de vodka...)
— ¿Cómo se supone que tengo que tomarme eso de las bragas? — Dijo Karol con una sonrisa forzada.
— Bueno, yo podría hacer que las tuyas perdieran todo el color a base de lametones, guapetona— contestó el chaval delgado con flequillo pegado a la frente.
— Casi como que no, gracias de todos modos, tengo una lavadora industrial en casa y estoy totalmente segura que su centrifugado podría hacer mucho mejor trabajo que tú, pero gracias por preguntar. ¡Siguiente!
MESA 2: (Aburrida hasta la médula y con un dolor considerable de culo por la incomodidad de las sillas...)
— Perdona, ¿me acabas de llamar burra? ¿En serio? — Dijo Alicia sujetando el vaso con fuerza, a punto de usarlo como arma arrojadiza.
— No, te he dicho que tienes un cuerpo que me pone burro, pretendía ser un halago— contestó nervioso el chico de cresta pasada de moda.
— Pues…. Es que da la casualidad que en mi religión los halagos están prohibidos, creo que ya no podremos hablar más tiempo, lo siento, cosas del libro sagrado y eso ¿lo entiendes, verdad? ¡Siguiente!

MESA 3: (Con un considerable mareo y viendo el doble de vasos sobre la mesa...)
— Recapitulemos: vas a la universidad, y estudias económicas, te gustan los gatos y te follaste a la vecina del segundo porque pensabas que la chica había acabado la carrera de derecho, pero resultó que solo estaba de becaria y no tenía los últimos cursos aprobados, lo que hizo que pasaras de ella, además de que la ropa interior naranja te la pone dura, ¿era así, no? — Preguntó sarcástica Regina mientras intentaba meterse en la boca la pajita del vaso sin mucho éxito.
— Eh… hombre, dicho así… no, mis palabras han sido que la ropa interior naranja me excita, y esa vecina es que era un poco…
— ¡Siguiente!
MESA 4: (Preocupada por el poco resultado que estaba teniendo la velada, intentó llevar a su terreno al siguiente candidato...)
— ¿En serio? No me lo puedo creer, uno de mis escritores favoritos también es Bukowski, lo que no me cuadra mucho es eso de que estuvieras con él el año pasado en una conferencia en Holanda, su tierra natal. Estoy citando tus palabras, nene. Mira, graciosillo, porque lleves esa corbata de los chinos, no quiere decir que tengas que hacerte el interesante, hace más de dieciocho años que el autor murió, además de que de Holandés tenía lo que yo de fontanera, así que ve ha hacer el numerito a otra mesa que cuele— dijo So antes de volver la cabeza para ver quién era el próximo.  
— …
— ¡Siguiente!
MESA 5: (Con las piernas cruzadas e intentando que no se notara la mancha del cubata que le había tirado el anterior acompañante, intentaba no ser demasiado efusiva...)
— Pues a mí también me gusta ese tipo de música, lo que pasa es que no tengo casi tiempo de escucharla. Y… ¿por dónde sueles salir? — Preguntó Connie sonriendo con los ojos.
— Lo cierto es que intento ir a sitios donde la música sea en directo. Ni siquiera me importa si es un Pub pequeño o poco concurrido, siempre que tenga buen ambiente. El Jazz me apasiona ¿Y tú? — Preguntó de vuelta el moreno de camisa entallada, justo antes de que sonara el timbre de cambio de mesa.
— Vaya, ya te tienes que ir, ha sido un placer.
— El placer ha sido mío, en cuanto esto termine, que ya queda muy poco por lo que veo en los marcadores, si te apetece podríamos ir a tomar algo, a otro sitio, me refiero— ofreció el chico a Connie.
— De acuerdo, búscame.

Las chicas salieron muy decepcionadas de la experiencia, en especial So que era la que mayores expectativas tenía sobre el plan, las compañeras de trabajo se lo habían pintado todo muy color de rosa, pero había resultado ser un autentico fiasco.
La única que había sacado algo en claro, por así decirlo, había sido Connie, que para la siguiente semana había quedado con el chaval del Jazz.
Llegaron a casa rápido, estaban preocupadas por Irene, ya que la rubia no había cogido el teléfono ninguna de las decenas de veces que intentaron ponerse en contacto con ella. 

Al entrar al piso escucharon el agua de la ducha caer.
— Miradla, nosotras preocupadas y ella en plan relax dentro del baño. Podría haber atendido a las llamadas, se va ha enterar la cabrona— dijo Karol un poco enfadada.
— Es la más lista, se ha librado del tormento impuesto por la señorita So— contestó Alicia, justo antes de salir despedida hacía las habitaciones, ya que So estaba para muy pocas bromas.
— Iré a ver cómo se encuentra, lo mismo está tomando un baño porque tiene fiebre o algo peor— dijo Regina.
Tras unos golpes en la puerta, puesto que ésta estaba cerrada por dentro, Regina gritó a Irene para que le escuchara y abriera.
— Si no puedes abrir en  su habitación están las horquillas, podemos forzar el pomo, que no es normal que no conteste— dijo Karol a Connie, que ya se dirigía al cuarto de Irene a por la ganzúa casera.
Y tras pasar la rubia por la puerta, llamó a sus compañeras para que acudieran.
— Perdonad chicas, pero… si Irene está en la cama, ¿quién se está duchando?
— Preguntó Connie mientras observaba a Irene dormida como un ceporro bajo las sábanas.
— Esperad, ¿eso de la mesilla no es la gorra del chófer?










Y mañana como cada viernes nuestra cita ineludible con la encantadora y siempre divertida Connie Jett...

6 comentarios:

  1. Jajajaja creo que además de la más lista la que se lo ha pasado mejor :P gracias por el buen rato ;)

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  2. La Irenuchi es más lista que el hambre :-)

    Que tal un crossover de rubias? Connie, explicanos eso del chaval del Jazz... tia..., estás que te sales..., osea..., sabes?

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  3. Como os echaba de menos..y vuelvo, y ya me estás dando celos..que bicha.. ;PP

    Un abrazo ;)

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  4. Tu forma desenfadada de escribir me encanta. Venir a leerte es oxígeno. Envidio tu forma de escribir, yo, que casi todo lo que escribo es gris plomo.
    Un placer pasar a visitarte.
    Os dejo enlace a mi blog, por si alguien cree que sonreir de forma perpetua deja marcas en la piel. ;)

    http://espiralesdetinta.blogspot.com.es/2013/01/68-miopia-cronica.html

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  5. está claro quien de todas ellas ha tenido la mejor cita... y el mejor plan de toda la noche...

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