miércoles, 27 de febrero de 2013

Galletas de la suerte - Vendrá la muerte y tendrá tus ojos


Puedes hacer lo que quieras para engañar a la muerte pero el tiempo pasa y, en ese pasar, te acerca de modo inexorable al momento en que ¡Plof! Se te fundan los plomos. Iba a hacer un guiño a nuestro gran cantautor. A. Sanz, pero he pensado que mejor no. Por lo de mi dudosa reputación, que no es plan de confirmar.

Ayer me sucedieron dos cosas tangencialmente relacionadas. La primera surrealista, la segunda doméstica. Caminaba por la calle de Alcalá a una altura a la que la florista no llegó nunca, donde el norte de Madrid linda con el sur de La Rioja, también conocido como “Emplazamiento donde Cristo perdió la sandalia”. Caminaba por allí, digo, cuando de un portal salió una mujer con una carpeta de clip, un bolígrafo y un pelo-bollo digno de Chayanne pero en mujer (melena negra cardada a la altura del hombro) recogido a un lado con un pasador gigante. Yo llevaba mi abrigo rojo y mis gafas rojas estilo Pantoja –si la Pantoja se atreviese a llevar gafas rojas- y oí que la mujer se dirigía a mí en estos términos:

- Disculpe, señora ¿Conoce usted la Termomix?

- No, gracias.- Contesté.

La respuesta correcta era que sí, gracias. Pero que no, no me iba a comprar una. Lo que pasa es que llevaba prisa. Que luego mi cita llegó tarde, pero yo la prisa la llevaba.

Me miré, ofendida y asustada, en un escaparate y constaté que el abrigo, por rojo que sea, es un poco de señora: muy recto, nada divertido. Y que combinado con una falda evasé príncipe de Gales y las botas marrones sin tacón… Pues eso, que un poco señora sí que parecía. Con el abrigo quitado y mi canalillo al aire es otra cosa –Me empeño en justificar a voz en grito.-, pero llevaba el dichoso abrigo puesto.

A ver, no me gustó ¿Qué queréis que os diga? Estoy acostumbrada a que me digan que parezco mucho más joven de lo que soy. Tengo unos rasgos aniñados, coloretes sobre unas mejillas redondas, cara de pan que hace poco madura… Y además asumo que parecer más joven es bueno. Intrínsecamente bueno. De donde se deduce que parecer más viejo o incluso parecer lo que uno es, se entiende como algo negativo.




En cualquier caso no le di mucha más importancia al asunto. Tenía yo grandes esperanzas en la tarde noche de ayer e incluso grandes expectativas, ahí a lo Dickens, que de hecho no se vieron nada, pero que nada defraudadas. Tenía que decirlo: orgía de licantripiros con cerveza, vino y huevos estrellados mola. Aunque sea lunes y el país no lo levante hoy ni su madre. La cosa es que irse de cañas con la rubia de los lunes tiene lo suyo. No solo porque se sabe más palabras que tú y todos tus ejércitos –Yo con el contexto me apaño y suelo parecer lista.- , sino porque la tía te coge una guedeja de pelo, descubre una cana, te mira con los ojos entornados y sonrisa sardónica y te suelta:

- Bru, tienes que hacer algo ahí ¿eh?

- Tía, no. Estoy haciendo muchos esfuerzos para no teñirme.

- ¿Y eso?

- Porque mi pelo es así.

La So rubia frunce ceño y nariz, lo que le da un aspecto apetecible o más, y niega con la cabeza.

Esta mañana, claro, con un poco de resaca –No mucha, yo me fui a la una y media casi sobria.- , me he puesto a leer un libro de crecimiento personal, autoconocimiento y bla bla bla y, de repente, me ha abofeteado la epifanía: ¿No me había dicho la misma rubia un rato antes, mis terapeutas todas las veces, mis mejores amigas durante años, los muchachos de mi vida y todos a quienes he dado oportunidad que a mí quien me quiere me quiere por mí misma y que si no, no vale? Entonces ¿Tengo que aceptar que no soy perfecta, que hay cosas de mi carácter que me perjudican y otras que me benefician y que tengo que vivir con ambas categorías pero a la vez debo teñirme el pelo?

No me cuadra.

El libro este de autoayuda me decía que puedo escornarme contra la pared para cambiar mi cuerpo y el número de veces que sonrío tanto como quiera, pero que quizá debería pensar qué sucederá cuando el cuerpo me traicione. Porque, ya lo decía yo ahí arriba, podemos hacer lo que se nos antoje para engañar a la muerte, pero el hecho es que llegará: la piel se arruga, los músculos se entumecen, el pelo blanquea primero, a veces escasea después, la flaccidez hace estragos, las manos se llenan de manchas, el escote se apergamina, los ojos pierden brillo, duelen los pies, se anquilosan las articulaciones. Eso sucede. Y si no nos hemos trabajado mucho lo que de verdad importa, cuando el declive nos alcance estaremos solos.

Creo en la inversión de tiempo para que nuestro cuerpo se convierta en la mejor versión de sí mismo. Porque si se mantiene elástico alcanzará una edad provecta en mejor estado y nos ayudará a vivir más sanos y mejor. Creo en una alimentación saludable por los mismos motivos. En lo que empiezo a dejar de creer es en la necesidad de ser guapos y jóvenes a toda costa.

La juventud tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La madurez tiene también sus inconvenientes y sus ventajas. Si nos anquilosamos en los 29 nos perderemos las mieles de los cuarenta. Si nos empeñamos en aparentar 35 perderemos la serenidad de los 50. Imagino que todo esto sonará cogido por los pelos. Es lo que tienen los pensamientos recién estrenados. No obstante, se le puede dar una vuelta a la idea a ver qué se nos ocurre: ¿Qué ganamos en realidad cuando participamos en esta carrera contra el envejecimiento? Y, para el caso de que  no ganemos nada ¿Quién gana con la carrera en sí?




Y mañana una rubia muy viva nos contará sus cosas... No se pierdan


5 comentarios:

  1. Yo sigo dándole vueltas al significado de "orgía de licantripiros con cerveza, vino y huevos estrellados", porque la cerveza, el vino y los huevos estrellados me parece bien, lo de la orgía me parece aún mejor, pero ya lo de los licantripiros suena a "tripi" de licántropos, y no se yo si a mi edad puedo tomar de eso :-)

    Por cierto, importar no importa nada, pero tíñete la puñetera cana, y verás que bien! Tambien esta la opcion de un abrigo rojo que sea transparente para que se vea el canalillo, que eso ayuda porque la gente te mira y te sube la autoestima :-) que no se porque coño todos le llamamos AUTO-estima si es EXO-estima...

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  2. La cosa es que irse de cañas con la rubia de los lunes tiene lo suyo, pero con ambas debe ser de aupa. EL cuerpo no traiciona. Sólo avisa de cómo están las cosas, para que me acepte. Me acompaña siempre si yo quiero, y me abandona cuando quiero que sea diferente. Hace mucho que me da igual la edad (casi desde siempre), pero últimamente me he dejado barba, y barba sale canosa, y se me nota más viejo. Pero siempre digo que lo que hace es decir la edad que de verdad tengo, y me gusta.. porque quiera o no es la que es, así que bienvenido cada año, cada mes, cada día y cada segundo nuevo, si es aprovechado.
    Besos y feliz resaca a las dos

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  3. Querida y muy achuchable , a la par que abofeteable, Bru:
    Tu entrada está muy bien (me ha encantado lo de la zona de Alcalá donde la florista nunca llegó), es muy reflexiva e incita a la meditación o al suicidio colectivo, nos quedaremos con lo primero y aplazaremos lo segundo hasta que la visita de nuestra nefasta amiga sea inexorable.
    Pero, y digo yo, ¿Qué tendrán que ver los cojones para comer churros? Si la leche te la vas a llevar igual, estimada Bru. Porque que yo te quiera tal y como eres, que lo hago ,o que la vejez llegará, que lo hará, no quita para que, mientras tanto, no puedas vivir lo mejor posible.
    Si no, ¿ no debería yo, acaso, para aceptarme a mí misma , dejarme unas melenas inguinales que me llegaran hasta los tobillos? No, dear Bru. Como decía mi madre: “Lo cortés no quita lo valiente y cómete la sopa, coño, ya”

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    Respuestas
    1. Ya llegaré a eso.

      Porque tengo reticencias a la hora de afirmar hay que prescindir de la estética, pero es lo que me pide la razón. Cuando, además de pedir, la razón razone, te contesto.

      Mientras tanto, teñirse el pelo no sé en qué va a mejorar mi vida, salvo en la cosa de la autoetima. Y si mi autoestima depende de mi pelo, mal vamos...

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  4. Cada día que pasa, y cumplimos años, en vez de sentirnos más libres nos vamos generando nuevas esclavitudes.
    No, gracias. No, gracias. No....gracias

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