No
voy a comenzar atacando al tópico de que “vaya pérdida de tiempo fijar un día
para el amor” “Hay que quererse todo el año” “Es un invento de los grandes
almacenes para hacer negocio”… Menos blablablá y más glugluglú. Al grano. Por
supuesto que hay que quererse todo el año, faltaría más, pero no está mal que
un día especial quede sellado como tal, bautizado y nombrado
representante; marcar una fecha
significativa en el calendario no hace daño a nadie y resulta francamente útil a
los desmemoriados. Nadie te obliga a correr al centro comercial a gastar las
perras, puedes, simplemente, llevarle a tu amor el desayuno a la cama o la
bandeja con la cena al sofá; puedes escribirle una carta con tus sentimientos
más íntimos, aquellos que siempre te dio vergüenza expresar; puedes dedicarle
tu baile más sexy. No sigo porque voy corta de tiempo pero seguro que habéis
captado el mensaje: tener un detalle en nombre de Cupido no tiene por qué
afectarte al bolsillo.
En
nombre del amor se han dicho muchas cosas, se han escrito sonetos, se han filmado
verdaderas obras de arte, de modo que no me molesta que haya un día de los
enamorados, es más, abogo por instaurar una “semana enamorada”, siete días a lo
largo de los cuales nos esforcemos consciente y voluntariamente, en hacer más
felices a nuestros compañeros de camino. Hablamos del amor, parloteamos con
frecuencia respecto de ese etéreo sentimiento que llega sin llamar y nos atrapa
en sus redes pero pocos sabemos lo que significa en profundidad.
¿Te conocemos, Cupido? ¿Representa Eros la gran
incógnita? Ya no me refiero solo a cuando se confunde con un espejismo y
nos lleva por la senda de la amargura y la fascinación. ¿Sabemos el nombre de
las muchas sustancias puramente químicas que se activan con la atracción? ¿La
fecha de caducidad de sus efectos? ¿La clave antropológica de en qué nos
fijamos cuando escogemos compañero/a?
Hay
tantas variantes en juego que enamorarse es como jugar a una ruleta que no se
detiene.
No
es fácil, han de combinarse muchas cosas. Hay gente que se va de este mundo sin
haber sentido el pinchazo mágico (el de verdad). Deberíamos sentirnos muy
afortunados cuando ese gran milagro nos visita y nos envuelve con su abrazo en
lugar de cuestionarlo todo el tiempo: a él/ella, a nosotras/os, lo que ocurre,
cuándo y cómo… en lugar de dejarnos llevary disfrutarlo, nos dedicamos a matar lentamente ese gran prodigio que es conocer el amor.
Que
nunca te hayan querido, decía el poeta, es casi circunstancial. El no haber
amado jamás, una auténtica desgracia.
Feliz
día de San Valentín. Luchad por enamoraros (el deseo sincero basta).
Y mañana jueves... ¡Tachaaaaan! Encuentro en Tacones. Con nuestra rubia Irene Comendador.
Ahí es ná...
Mi querida amiga Martin, yo me quedo con "siete días a lo largo de los cuales nos esforcemos consciente y voluntariamente, en hacer más felices a nuestros compañeros de camino". Voy a ponerme a ello con urgencia que voy con 3 días de retraso me temo.
ResponderEliminarBesos
EliminarJajajajajajaja corre, correeeeeeeeeeeeeeeee!!!
R.R. (Martin, para variar)
Las semanas son periodos de siete días. Si empiezas hoy y terminas el martes que viene, también vale :)
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EliminarLa Bru ya lo ha dicho. Lo que importa es la intención (llevada a cabo, desde luego).
Muas!!
R.R. (Martin, que no se diga)