miércoles, 2 de enero de 2013

Mismas acciones ¿Distintos resultados?


Aquí estamos, a dos de enero de 2013 con casi todas las tareas finalizadas. O sea, yupi. Me dicen mis informadores que lo mío viene de Japón, que allí también les da por atarse un pañuelo a la cabeza y limpiar la casa de arriba abajo. Mis informadores no entienden esta tradición nipona. Yo no la conocía, pero la practico. Si no es el mismo día uno, es el 31. En cualquier caso, la primera semana del año es como el génesis: separa una luz de oscuridad, tierra de aguas, coge bolsas grandes de basura, se deshace de todo lo que no sirve para maldita la cosa y, vacía la casa de trastos, se afana en llenarla de nuevo.

¿Japón, Nietzsche? A mí por estas fechas se me pone cara de eterno retorno: ¿Pero esa figurita horrenda no la había tirado ya el año pasado? ¿Es que he vuelto a comprar el mismo libro, el mismo vestido? A veces pasa. El cerebrito humano hace estas cosas raras: te presenta una y otra vez los mismos conflictos, hasta que los resuelves. Como un profesor de matemáticas sádico que te pone una integral tras otra con la misma pinta y distintas cifras. Le importa tres narices que llores, que patalees y que le ofrezcas sobornos mil. O resuelves la integral o seguirás conociendo a hombres acuario que te desestabilicen, a mujeres aries que te supongan un reto, trabajarás para personas que te ponen los pelos de punta… Lo que se os ocurra.

Este año, de momento, solo he limpiado el polvo del salón (miedo me da mover el sofá; los gatos lo usan como escondite del tesoro). He condenado a la papelera a algunas figuras rotas, no he repasado los libros aunque me consta que debo, he encontrado envoltorios de pipas garrapiñadas y lo he dejado todo más o menos como estaba. Vale, he mandado muy, muy lejos un cubo mágico que no veía manera de componer. Estaba el capullo en zona de creatividad y me temo que impedía algunos avances en este sentido.

Sí, además, de Japón y Niestzche, me visitan en ocasiones recuerdos de una época en la que estudie feng shui. De hecho, a pesar de no tenerle mucha fe, se reconocer cuándo funciona: mi zona de prosperidad está hecha una chufa, la de carrera acumula herramientas que uso solo a medias, la de salud y familia se encuentra también manga por hombro… ¡Qué se yo! Mires la vida por donde la mires (la vida, la casa, la novela a medio escribir, lo que mires), se ven huecos, pespuntes, elementos de mejora. A ver, que lo mismo los veo yo nada más. A lo mejor a la que le falta un herborcete es a mí, pero por lo que leo y hablo con otros, me da en la nariz que no.

Y aquí quería yo llegar: estamos un poco como sin cuajar. Es normal. Nos dan una vida, la dividimos en porciones que podamos comer y nos lanzamos a ellos sin mucho orden ni concierto. Hay quein cree que sí, que está todo ordenadísimo en su universo particular. Entonces llega una brisa, les desbarata su castillo de naipes y ya están como nosotros: los perdidos, los incompletos, los tontos del haba que no conocemos nuestro destino.

Para nosotros precisamente se han inventado los días 1 de enero y los propósitos de año nuevo, las agendas, los calendarios, los planificadores electrónicos y demás zarandajas herramientas indispensables. Con su ayuda diseñamos un año lleno de logros personales, de pequeños éxitos que nos proporcionan una sensación de seguridad impagable.  Veréis, yo, mientras estoy sentada con mi agenda nueva, mis marcadores fluorescentes de no menos de cuatro colores, mis bolígrafos y mis listados interminables, soy feliz. Así, con las cinco letras. Que sí, que a estas alturas ya sé que los propósitos me van a durar lo que un caramelo a la puerta de un cole público (los niños de la privada no cogen cosas del suelo), pero ¿Y lo que disfruto imaginando a la Alicia renovada, la que ha terminado la reforma del baño, doce novelas, cuatro blogs, una web de fotografía, ha adelgazado 15 kilos, folla todos los días dos veces, hace ejercicio, se maquilla cada mañana, sonríe siempre aunque quiera matar a alguien y hace todas esas cosas que yo siempre he querido hacer pero no he podido? Esos momentos son la RE-LE-CHE.

Solo que en esta ocasión tengo un pre-propósito que cumplir. Antes de lanzarme a mi lista infinita de promesas para incumplir, voy a escribir, en el encabezado de la página, una verdad que conozco: Querer es poder. Y debajo no escribiré nada que de verdad no quiera. No hay mayor sabotaje que proponerse objetivos que no quieras cumplir. Así, de repente, se me han borrado de la cabeza como doce cosas que no me apetece nada conseguir. Por ejemplo… bueno, da igual lo que sea. En breve, quizá la misma semana que viene, os hablaré de los resultados que no serán pro-pósitos, sino pro-yectos.

¿Vosotros tenéis?

Besos mil.


Y no, el vídeo no tiene mucho que ver, pero el títuo sí...

Mañana, con mucho más que contar, secretos que revelar y lo que se tercie:


5 comentarios:

  1. La Ali ha usao la palabra follar..., la Ali ha usao la palabra follar..., la Ali... :-)

    Yo hace años que no hago propósitos de año nuevo. Por contra cada noche hago una lista nueva de "to do", así que no se yo si en el fondo...

    Pero vamos, nunca es lo de "me tengo que apuntar a un gimnasio" ni cosas parecidas, como es de un dia pa otro..., yo con dejar de fumar ya conseguí una gran cosa que vale pa 10 años, asi que aun me quedan 2 para apuntarme al gimnasio o algo por el estilo :-)

    Pero sí.., mismas acciones con distintos resultados..., va-ser-que-no...

    Yo (a topos azules y amarillo limón)

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  2. Es que el amor no se hace, colega... Llevo reivindicando lo de follar unos añitos ya :)

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  3. Pues por alusiones, como profe de mates, diré que la vida, como las integrales, no es una tortura. Y si recuerdas, un método de resolución de integrales era "por partes", con aquella famosa regla de "Un día vi un valiente soldadito vestido de uniforme". La vida se vive por partes, y casi siempre inconclusas..para que como sudoku podamos resolverlas sin aburrirnos. Querer es poder, y querer es vivir.
    Manu

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  4. Pues yo de las tontas, tontas no soy, pero integrar es algo que no conseguí aprender. Derivaba que daba gusto, pero integrar... Brrrrrrrrrrr

    Por partes siempre es mejor, sí :)

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  5. Nena, cuando he leído tu lista de propósitos deseados, me he estresado. Muuuucho. Follar dos veces al día? Y encima hacer gimnasia? Uff...

    Por cierto, yo también odio las integrales y tengo una anécdota al respecto que te tengo que contar... La repera.

    R.R.

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